Joey, un niño de diez años, regresa a casa después de haber estado internado dos años en una clínica especial, después de que le hicieran responsable de la muerte en la bañera de su hermana pequeña. Joey siente un especial desprecio por la anciana aya que cuida de él y de su sensible madre, de la que ella se viene ocupando desde que era niña. Pronto se desvelará el muchacho como un niño muy difícil de tratar.
Dirección: Seth Holt. Producción: Hammer Films, Seven Arts Productions. Productor: Jimmy Sangster. Guion: Jimmy Sangster, según la novela de Marryam Modell [firmada como Evelyn Piper]. Fotografía: Harry Waxman. Música: Richard Rodney Bennett. Montaje: Tom Simpson. Diseño de producción: Edward Carrick. Intérpretes: Bette Davis (Nanny), Wendy Craig (Virginia Fane), Jill Bennett (tía Pen), James Villiers (Bill Fane), William Dix (Joey Fane), Pamela Franklin (Bobbie Medman), Jack Watling (Dr. Medman), Maurice Denham (Dr. Beamaster), Alfred Burke (Dr. Wills), Harry Fowler (lechero), Angharad Aubrey (Susy Fane), Nora Gordon (Mrs. Griggs), Sandra Power (Sarah), Jimmy Charters (vendedor de flores), Gary Graham (niño en escenas iniciales)… Nacionalidad y año: Reino Unido, Estados Unidos 1965. Duración y datos técnicos: 90 min. B/N 1.85:1.
Pese a que en 1951 Bette Davis consiguió una merecidísima nominación al Oscar por su papel en la estupenda Eva al desnudo (All About Eve, Joseph L. Mankiewicz, 1950), aparte de un premio en el festival de Cannes y del New York Film Critics Circle, su carrera a lo largo de esa década no fue muy activa, rodando solo nueve películas, y ninguna de ellas un gran éxito. A finales de los cincuenta, con varios problemas personales a cuestas y su carrera profesional declinando, accedió a trabajar en televisión, algo que veía humillante. En 1961 apareció en Broadway en la obra de Tennessee Williams The Night of the Iguana, que recibió muy malas críticas, y ese mismo año participó en la deliciosa película Un gángster para un milagro (Pocketful of Miracles), donde efectúa un papel extraordinario, pero el film fue también un fracaso. De ese ostracismo al que parecía abocada le salvó Robert Aldrich con su legendario cometido en ¿Qué fue de Baby Jane? (What Ever Happened to Baby Jane?, 1962). Aparte de conseguir otra nominación al Oscar, Bette Davis inició una nueva carrera en películas de un marcado tono sórdido, en consonancia al referido film, así que primero hizo Su propia víctima (Dead Ringer, 1964), dirigida por su antiguo compañero de reparto Paul Henreid, y luego Aldrich de nuevo la puso al frente de Canción de cuna para un cadáver (Hush…Hush, Sweet Charlotte, 1964). Entonces fue cuando la Hammer se interesó por ella.
Por aquel entonces la Casa del Martillo estaba llevando a cabo un ciclo de películas lejos de los horrores góticos tan característicos de ella, creando una línea de obras de intriga psicológica, más o menos cercanas al terror según el caso. La cinta inicial de esa serie fue La máscara submarina (The Snorkel, Guy Green, 1958), lo cual patentiza el hecho de que no fue propiciada por el éxito de ¿Qué fue de Baby Jane?, ni siquiera por el de Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960), si bien ambas obras fueron, paulatinamente, influyendo en los títulos que se irán incorporando al ciclo, La muerte llega de noche (The Full Treatment, Val Guest, 1960), El sabor del miedo (Taste of Fear, Seth Holt, 1961), El alucinante mundo de los Ashby (Paranoiac, Freddie Francis, 1963), Maniac [tv: Maníaco, Michael Carreras, 1963], El abismo del miedo (Nightmare, F. Francis, 1964), Te espera la muerte, querida (Fanatic, Silvio Narizzano, 1965), Hysteria [tv: Histeria, F. Francis 1965] y, al fin, la presente[1].
A merced del odio (The Nanny, 1965) se basa en una novela de Evelyn Piper, la misma autora del libro del que parte la fascinante El rapto de Bunny Lake (Bunny Lake Is Missing, Otto Preminger, 1965), y en realidad seudónimo bajo el que se oculta la escritora norteamericana Merriam Modell (que no es sino otro seudónimo, siendo su nombre de nacimiento Miriam Levant). La adaptación a modo de guion la realizó Jimmy Sangster, quien por lo general escribía los libretos de este tipo de intrigas, y en esta ocasión el resultado aparece más sólido que en otras entregas del ciclo, acaso por la prestancia que le otorgaba el original literario (que no conozco, pues está inédito en España, para variar). Los diálogos son muy buenos, y el proceso evolutivo presta mucha atención al desarrollo entre los personajes, algo que puede impacientar al espectador vago, pues, siendo estrictos, los elementos de terror comienzan a aparecer pasados un poco más de dos tercios de película, momento hasta el cual Sangster se toma su tiempo en presentar el entorno familiar a donde regresa Joey, que en la práctica es casi el protagonista del film, si nos atenemos a minutos de permanencia en pantalla.
Dirige Seth Holt, quien para la Hammer ya había realizado la citada El sabor del miedo, y que volvería a colaborar con ellos en la póstuma Sangre en la tumba de la momia (Blood from the Mummy’s Tomb, 1971), durante cuyo rodaje murió y fue sustituido por Michael Carreras. Holt provenía del campo del montaje ―motivo por el cual, acaso, sus películas poseen esa intensidad rítmica, pese a no ser él el responsable directo de la edición―, y había trabajado en muchas de las míticas comedias de la productora Ealing, pero también participó como segundo ayudante de montaje en esa obra maestra del terror que fue Al morir la noche (Dead of Night, Alberto Cavalcanti, Charles Crichton, Basil Dearden, Robert Hamer, 1945). Como director, aparte de rodar algunos capítulos de la emblemática serie Danger Man (1960-1962), filmó algunas películas policiales muy interesantes, y es sin duda una figura que aún debe ser valorada en la verdadera dimensión que le corresponde.
Última película de la Hammer en blanco y negro, sus tratamiento visual ofrece una potencia arrebatadora, no solo por la elegancia de su monocromatismo, sino por el apasionante uso de la profundidad de campo que se emplea, donde apenas hay planos fuera de foco, y Holt utiliza muchos encuadres con picados y contrapicados, juegos de perspectiva o imágenes partidas por los muros de la vivienda ―véase el plano de Bette Davis entrando en la casa, después de la visita que efectúa y que provoca ese vuelco en la trama, viéndose al mismo tiempo al niño jugando en su habitación―.
El papel de la niñera fue concebido en un inicio para Greer Garson, que en un principio aceptó, pero luego lo rechazó, considerando que el papel no sería bueno para su carrera. Así pues Bette Davis fue el nuevo objetivo. Lógicamente, el cambio de actriz afecta de forma considerable a la visión que tiene el espectador de los hechos. Greer Garson siempre interpretó personajes adorables, como la señora Miniver, con lo cual la veríamos como una niñera abnegada; sin embargo, Bette Davis venía no solo de su nueva etapa fílmica, que todo el público tenía en mente, sino que el más veterano ―o los jóvenes que contemplaran películas antiguas por televisión― también la recordaba por papeles odiosos como los de La loba (The Little Foxes, William Wyler, 1941). Así pues, la primera idea hace creer que Bette Davis será la mala de la función. Sin embargo, a ella se opone un niño arisco, y ella soporta con estoicidad todas las pullas que le va soltando. El estupendo guion de Sangster consigue el equilibrio perfecto para no desviar el foco de atención de un personaje sobre otro, manteniendo de forma constante una apasionante ambigüedad.
La actriz hace una interpretación extraordinaria, como es de lógica, destacando la frialdad que muestra en muchos instantes, sobre todo al final, con esa mirada de soslayo y por encima del hombro a la tía del muchacho. Pero el propio chico, William Dix[2], realiza una labor sorprendente, dando vida a un chaval irritante, pero que en todo momento hace preguntarse al espectador “¿Y si…?”. Los personajes de Nanny y Joey establecen a lo largo de toda la película un duelo mental, el cual se traslada a la vida real entre ambos intérpretes, donde un niño de diez años es capaz de soportar frente a él a una estrella como la Davis. El resto del reparto se sostiene de forma espléndida por otros actores como el flemático James Villiers[3], como el padre que de pronto irrumpe en estallidos coléricos; Wendy Craig como la débil madre, al borde del quiebro emocional debido a todos los factores que se le echan encima, entre los cuales están los sucesos pasados, un marido inflexible, una niñera que la cuida desde niña y la sigue tratando como tal y un hijo que se le escapa de las manos; Jill Bennett como la tía, curiosamente más fuerte que su hermana pese a que sufra de un corazón débil ―muy buen trabajo de casting, pues ambas actrices se parecen―; o la pizpireta vecina adolescente que se hace amiga de Joey, interpretada por la deliciosa Pamela Franklin, y que muestra en todo momento la basculación de una edad que está entre la infancia y la madurez.
Una de las grandes películas de la Hammer, que puede pasar desapercibida por no tratarse de un terror al uso. Un plato exquisito que debe degustarse con tranquilidad y calma.
Anécdotas
- Rodada con un presupuesto estimado de 1.300.000 dólares.
- Seth Hold consideró que era imposible trabajar con Bette Davis.
- Estrenada en el Reino Unido el 7 de octubre de 1965, en Londres. En Estados Unidos se estrenó el 27 de octubre en Detroit (Michigan), y el 3 de noviembre en Nueva York. En España se estrenó el 29 de mayo de 1967 en Madrid, y el 20 de enero de 1969 en Barcelona.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Más adelante, el ciclo se complementaría con Crescendo [tv/dvd: Concierto inacabado, Alan Gibson, 1970], Miedo en la noche (Fear in the Night, Jimmy Sangster, 1972) y …Y después, sin parar, hasta el final (Straight on Till Morning, Peter Collinson, 1972).
[2] Solo hizo otro papel más, en ese enorme fracaso comercial que fue El extravagante doctor Dolittle (Doctor Dolittle, Richard Fleischer, 1967). Qué hubiera sido de su carrera como actor, de haberla continuado, queda en la incógnita.
[3] Holt volvería a contar con él en la citada Sangre en la tumba de la momia.