John está preocupado por su hermana Leila, que últimamente tiene un comportamiento extraño, en especial desde un accidente no demasiado grave que tuvo. Por ello, acude al padre Dunning para que la visite y calibre la situación, pero él no ve nada peculiar. Sin embargo, la conducta de ella se va volviendo más alarmante, al punto de que su madre y su hermana  piensan que está poseída.

Dirección: Juan Bosch. Producción: Profilmes. Productor: José Antonio Pérez Giner. Dirección general de producción: Modesto Pérez Redondo. Dirección de producción: Luis Marín. Guion: Juan Bosch, Jordi Gigó [sin acreditar], Jacinto Molina, según argumento de J. Molina. Fotografía: Francisco Sánchez. Música: Alberto Argudo, CAM España. Montaje: Antonio Ramírez de Loaysa. Dirección artística: Alfonso de Lucas. FX: Adolfo Ponte, Manolita Ponte (maquillaje), Alfredo Segoviano (efectos especiales). Intérpretes: Paul Naschy (padre Adrian Dunning), Maria Perschy (Patricia), María Kosty (Deborah), Mercedes Molina [acreditada como Grace Mills] (Leila), Jordi Torras (Dr. Lewton Buchanan), Luis Induni (Udo), Roger Leveder (Richard Harrington), Joan Llaneras (John), Marta Avilés (Sandra), Juan Velilla (comisario), Florencio Calpe (Christian), Dora Santacreu (Abigail), Esteban Dalmases (policía), Francisco Garriga (voz de Leila posesa)… Nacionalidad y año: España 1975. Duración y datos técnicos: 90 min. color 1.66:1.

 

En España la célebre película El exorcista (The Exorcist, William Friedkin, 1973) se estrenó el 1 de septiembre de 1975. Por aquel entonces, el film venía precedido de un éxito inusitado, y ya se había publicado la novela de William Peter Blatty, que apareció en nuestro país en 1972 por parte de Plaza & Janés. Jacinto Molina insistió en que su guion precedía al estreno en España de El exorcista en tres años, es decir, que debió redactarlo hacia 1972, sin duda después de leer la novela y quedar conmocionado con ella, con toda lógica. Cierto es que viendo Exorcismo (1975) resulta evidente la deuda que tiene esta con el original de Blatty. Así, en ambos casos tenemos una casa donde tiene un grave peso la ausencia de la figura paterna, los criados arrojan importancia dentro de la trama, se dan paralelamente una serie de crímenes donde las víctimas aparecen con la cabeza dada la vuelta, existen profanaciones en la iglesia y el diablo salta a otro cuerpo una vez la poseída ha quedado liberada. Incluso el personaje del policía es muy similar al del film de Friedkin: si en este era un hombre afable amante del cine, aquí es un aficionado a las artes ocultas, y hasta en ambos casos admite su pasión con un aire algo cohibido.

No por ello cabe despreciar, sin más, la labor guionística de este film, al contrario, pues es uno de los más sólidos que provienen de Jacinto Molina. Solo en algunos escasos momentos se da esa predilección por parte del autor de utilizar unos diálogos un tanto literarios ―y al provenir del padre Adrian Dunning, quien vive rodeado de libros antiguos, hasta sería comprensible― y la familia donde se da la posesión ofrece una variedad de tipos interesante. La componen la madre, Patricia, su hija Leila, y otros dos hijos provenientes de un anterior matrimonio del marido, Deborah y John. El marido está ausente, según Patricia en uno de sus sempiternos viajes de negocios, pero después nos enteramos de que está internado en un manicomio.

Leila, la más joven de todos, comienza a tener un comportamiento extraño e irritable, y su hermano John lo achaca a la compañía de su novio, Richard, que es un jipi drogadicto ―en un armario de su casa tiene escritas a brochazos las palabras “All you need is love”― y desde que volvió de África le ha metido a la chica ideas raras en la cabeza. En realidad, más bien sucede lo contrario, y da la impresión, por pequeñas pistas, de que es ella la que está intentando introducirle en él en círculos peligrosos, con misas negras incluidas. De ahí que, cuando él interrumpe la relación con ella, más que motivado por las acciones del hermano, es por temor hacia la muchacha, pese a que sigue enamorado de ella e intenta olvidarla.

La vida que lleva la familia en la finca de la que disponen es la típica de los niños ricos, con las clásicas fiestas junto a la piscina. La ausencia del padre se hace notar, por los comentarios que se vierten en unas ocasiones. Todo ello, sin duda, debe afectar en el aspecto emocional a Leila, y la hace proclive a ser poseída por el Maligno. Si en El exorcista se da una lectura paralela, realista y fantástica, aquí no hay lugar a ello. Jacinto Molina era un gran amante de lo irreal y, por tanto, vuelca su guion claramente hacia esa óptica. De hecho, y tal como era habitual en su cine, para ratificarlo tenemos la fotografía, que en la media hora final, cuando acontece el exorcismo, se vuelve de tonalidades sobrenaturales, con un colorido abrupto que es reflejado con esplendor por parte de Francisco Sánchez.

Hemos dicho que en la media hora final es cuando vemos el exorcismo. Hasta entonces, tenemos una serie de crímenes misteriosos, para animar, digamos, el cotarro, y un drama familiar donde se nos va poniendo en preaviso, y que no resulta ni pesado, ni superfluo ni falto de interés. La dirección de Juan Bosch brinda una labor sólida, y sabe mantener bien los mimbres narrativos para que la atención no cese en ningún momento. Hay algunos subrayados por medio del zoom, muy típicos de la época, pero que no resultan groseros dado el entorno ambiental en el que están situados.

En el aspecto interpretativo cabe lamentar, como era costumbre en la época, que casi todos los actores están doblados[1], lo cual quita naturalidad a las interpretaciones. Aunque, ciertamente, los actores de doblaje sean de los mejores que había en la época, destacando las voces de Arsenio Corsellas para Paul Naschy y la de Elsa Fábregas para Maria Perschy. Por lo demás, en el trío protagonista femenino tenemos muy sólidas interpretaciones, aunque cabe matizar la inexperiencia de Mercedes Molina ―que es presentada con el seudónimo de Grace Mills―, por lo cual tanto Maria Perschy como María Kosty dan muestras de las tablas que dominan para aquel entonces, y las hace dominar el cotarro con facilidad. Lo peor son los dos galanes del film, tanto el actor que hace de novio, Roger Leveder, como el hermano, Joan Llaneras, que son sencillamente terribles. Jacinto Molina proporciona convicción y solidez a su personaje, y luce una barba, habitual por esas fechas, que otorga rotundidad al sacerdote al que da vida.

 

Anécdotas

  • Títulos en México: Exorcismo erótico de un monje / Exorcismos eróticos de un fraile / Exorcismo erótico de un fraile.
  • La versión española incluye algunos breves planos de pechos femeninos o con transparencias. En la versión internacional hay tomas alternativas con desnudos integrales, incluido uno de Grace Mills durante la escena de la misa negra.
  • Para la versión internacional la voz de Paul Naschy fue doblada por Jack Taylor.
  • En el audio del film se escucha el aullido del perro tan habitual en los filmes de Naschy, en especial los del hombre lobo.
  • La edición en DVD española de Tripictures/Victory Films incluye la versión de estreno en nuestro país. La norteamericana por parte de Deimos Entertainment ofrece la versión internacional, y los planos censurados como extra.
  • Rodada en Londres y en Barcelona.
  • Estrenada en España el 24 de febrero de 1975, en Barcelona, el 3 de marzo, en Sevilla, en el cine Rialto, y el 10 de marzo, en Madrid, en los cines Apolo, Fantasio, Gayarre, Granada e Infantas.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

[1] El único que se dobla a sí mismo es Juan Velilla.