Una misión conjunta entre Estados Unidos y el Reino Unido, conocida como “Misión 13”, conduce a cinco astronautas al satélite número trece de Júpiter, recién descubierto. Allí se toparán con una civilización, la Nueva Atlántida, conformada por supervivientes del mítico continente, que escaparon a la catástrofe y llegaron a aquel satélite.
Dirección: Cy Roth. Producción: Criterion Films. Productor: Cy Roth. Productor asociado: George Fowler. Guion: Cy Roth. Fotografía: Ian D. Struthers. Música: Aleksandr Borodin, Monia Liter, Trevor Duncan. Montaje: A.C.T. Clair [Lito Carruthers]. Dirección artística: Scott MacGregor. FX: Roy Ashton (maquillaje). Intérpretes: Anthony Dexter (Luther Blair), Susan Shaw (Hestia), Paul Carpenter (capitán Larson), Jacqueline Curtis (Duessa), Harry Fowler (Sydney Stanhope), Sydney Tafler (Dr. Higgins), Owen Berry (Prasus), Rodney Diak (Anderson), Maya Koumani (doncella flamígera), Richard Walter (la criatura), Norma Arnould (doncella flamígera), Sylvia Burrows (doncella flamígera), Ann Elsden (doncella flamígera), Marcella Georgius (doncella flamígera), Corinne Gray (doncella flamígera), Gloria Haig (doncella flamígera), Jan Holden (doncella flamígera), Eunice Jebbett [Shane Cordell] (doncella flamígera), Sonia Martin (doncella flamígera), Kim Parker (doncella flamígera), Barbara Pinney (doncella flamígera), Dinah Anne Rogers (doncella flamígera), Bill Nagy (oficial norteamericano)… Nacionalidad y año: Reino Unido 1956. Duración y datos técnicos: 80/73 min. B/N 1.37:1.
Debo admitir mi especial debilidad hacia la ciencia ficción británica de los años cincuenta y sesenta, que tenía unas características tonales y temáticas que me son muy gratas. Desgraciadamente, no puedo decir que esta película pueda formar parte de ese grupo, pues los resultados son pésimos, atroces. Además, el tono del film no recuerda para nada el de otras muestras del cine británico de la época, y está más cerca de producciones norteamericanas como Cat-Women of the Moon [dvd: Las mujeres gato de la luna, Arthur Hilton, 1953] o World Without End [dvd: Mundo sin fin, Edward Bernds, 1956], por poner un par de ejemplos un tanto diferentes.
La explicación está en el director del cotarro, Cy Roth, quien además escribe el guion y produce. Nacido en Chicago en 1912, murió a muy temprana edad, en 1969, a los cincuenta y siete años. Previa a la presente dirigió otras dos películas, ambas bélicas, Combat Squad (1953) y Air Strike (1955), también escritas por él, y que no sé si celebrar no haber visto, aunque la segunda, al menos, tiene un punto de partida de lo más interesante: originalmente, el proyecto se ambientaba en la Segunda Guerra Mundial, y el reparto lo integrarían sobre todo judíos y negros, pero el ejército no lo vio con buenos ojos y ordenó cambios. Enfurecido, Roth se dirigió al presidente Eisenhower, pero por desgracia se estaba en periodo macchartista, así pues fue tildado de comunista, inscrito en las listas negras y hubo de aceptar los cambios que le exigían. Las fuentes no aseguran nada en ese sentido, pero da la impresión de que ello fue lo que le condujo al Reino Unido, donde rodó esta película.
No se busque ninguna lectura política a Fire Maidens from Outer Space (1956), con todo, pues nada ofrece en ese sentido, y diríase en ningún otro. Le peor, acaso, sea el nivel de intérpretes, que recitan los diálogos de una forma fría y mecánica, dentro de los cuales, acaso, habría que conceder matrícula de honor al maduro Owen Berry, que da vida a Prasus, el sumo dirigente de Nueva Atlántida, y que parece proceder de una función escolar. Ahora en serio, en el lado positivo acaso deba destacarse a Harry Fowler ―que encarna a uno de los astronautas, Stanhope―, de amplia carrera en cine y televisión, y que al menos otorga la simpatía y espontaneidad a su personaje que exigen sus líneas.
Lo más interesante del film, lo cual no significa que lo convierta de interés, lo representan ciertos elementos argumentales del mismo. Así, el que los habitantes de esa luna de Júpiter[1] son descendientes de los atlantes, un módulo que también se dará, aunque invertido, en la posterior Los conquistadores de Atlantis (Warlords of Atlantis, Kevin Connor, 1978). En ciertos aspectos, la historia podría recordar a los péplums realizados en Italia unos pocos años después. Y el hecho de que los personajes de ese reino vivan en una ciudad amurallada, que no tienen conocimiento del exterior, el cual les está vedado por una criatura que acecha en los bosques, recuerda poderosamente a El bosque (The Village, M. Night Shyamalan, 2004).
La trama ofrece ese reino perdido de la Atlántida en un satélite de Júpiter, que tiene referencias estéticas griegas, que disponen de radiotelegrafía para comunicar con la nave y hablan en inglés. El lugar está regido por el megalómano de turno, rodeado de las típicas bellezas femeninas de las películas de la temática, las «doncellas flamígeras del espacio exterior» del título; lo del fuego viene a cuento de unos pocos cánticos que declaman en honor a una diosa de fuego, con una breve danza alrededor de una especie de parrilla. A propósito de danza, nada más llegar los astronautas, los agasajan con un baile, cuya música no es otra que la “Danza del príncipe Igor” de Aleksandr Borodin, y mientras están en el reino suele sonar ese tema, o también la “Suite Oriental” de Monia Liter, no se sabe si como música extradiegética o es que tienen una especie de hilo musical en el lugar. Por último, el que la película haya sido considerada en bastantes ocasiones como una de las peores jamás realizadas no sorprenderá, ante lo ya referido.
Anécdotas
- Título en Estados Unidos: Fire Maidens of Outer Space.
- El lanzamiento del cohete es una imagen de archivo del de una V-2 alemana, lanzada en Nuevo México hacia 1946, y esa toma se ha empleado en infinidad de películas.
- La imagen de la lluvia de meteoritos está extraída de la película Cohete K-1 (Rocketship X-M, Kurt Neumann, 1950). El plano del aterrizaje del cohete ―que es un plano invertido de un despegue― procede de King Dinosaur [dvd: El planeta infernal, Bert I. Gordon, 1955].
- Estrenada en el Reino Unido en julio de 1956.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: •
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Tal como se ha referido en la sinopsis, la recién descubierta número 13 según el argumento. Esta no fue descubierta en la realidad hasta 1974, por parte de Charles T. Kowal, y a la que se llamó Leda.