John Triton se dedicaba a los espectáculos de lectura de mente, con engaños, desde luego. Cuando comprueba que tiene poderes auténticos, y le asusta lo que ve, abandona a su prometida e inicia una nueva vida gris y solitaria. Ahora ha encontrado a la hija de su antigua novia e intenta ayudarla de una visión que ha tenido, donde la ve muerta.
Dirección: John Farrow. Producción: Paramount Pictures. Productor: Endre Bohem. Guion: Barré Lyndon, Jonathan Latimer, según la novela de Cornell Woolrich. Fotografía: John F. Seitz. Música: Victor Young. Montaje: Eda Warren (supervisión). Dirección artística: Franz Bachelin, Hans Dreier. Intérpretes: Edward G. Robinson (John Triton), Gail Russell (Jean Courtland), John Lund (Elliott Carson), Virginia Bruce (Jenny), William Demarest (teniente Shawn), Richard Webb (Peter Vinson), Jerome Cowan (Whitney Courtland), Onslow Stevens (Dr. Walters), John Alexander (Mr. Gilman), Roman Bohnen (Melville Weston, fiscal), Luis Van Rooten (Mr. Myers), Henry Guttman (mayordomo), Mary Adams (Miss Hendricks, ama de llaves), Douglas Spencer (Dr. Ramsdell), Dorothy Abbott, Harry Allen, Wong Artarne, Gladys Blake, Bill Burt, Helen Chapman, Walter Cook, Jane Crowley, James Davies, Lester Dorr, Jim Drum, Jimmie Dundee, Edward Earle, Julia Faye, Margaret Field, Antonio Filauri, Pat Flaherty, Violet Goulet, Marilyn Gray, William Haade, Frank Hagney, Betty Hannon, Sam Harris, Len Hendry, Stuart Holmes, Jerry James, Jean King, Georgie Nokes, Paula Raymond, Minerva Urecal… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1948. Duración y datos técnicos: 81 min. B/N 1.37:1.
A estas alturas de su carrera, por supuesto, Edward G. Robinson ya era una figura consagrada dentro del cine de temática criminal, y su nombre siempre era requerido para películas dentro de esa onda, fuesen de la variante que fueran. Antes de la presente, Robinson había estrenado Cayo Largo (Key Largo, John Huston, 1948), y la siguiente sería Odio entre hermanos (House of Strangers, Joseph L. Mankiewicz, 1949). En su época, Mil ojos tiene la noche (Night Has a Thousand Eyes, 1948) tuvo éxito de público y crítica, aunque hoy día es muy poco conocida. Por mi parte, tampoco he leído la novela del estimulante Cornell Woolrich en que está basada[1], por lo cual ignoro si el equilibrio entre thriller ―una de las constantes del escritor, no lo olvidemos― y elementos fantásticos ―que a veces también tocaba el autor, o el género de terror― es idéntico en el original y en la adaptación.
En todo caso, y siguiendo con el protagonista, este en ocasiones también ha abordado el género fantástico unas pocas veces, como atestiguan títulos como Al margen de la vida (Flesh and Fantasy, Julien Duvivier, 1943), Noche de pesadilla (Nightmare, Maxwell Shane, 1956) ―también basada en un original de Woolrich―, Los diez mandamientos (The Ten Commandments, Cecil B. DeMille, 1956), Cuatro confesiones (The Outrage, Martin Ritt, 1964), El oro de Mackenna (Mackenna’s Gold, J. Lee Thompson, 1969) y su testamento artístico, Cuando el destino nos alcance (Soylent Green, Richard Fleischer, 1973).
Resulta curioso, de todas maneras, el modo en que los elementos reales y fantásticos se mezclan en este film, casi como si fueran dos películas distintas que corren de forma paralela para confluir en los instantes finales. Por un lado, pues, tendríamos la historia de ese John Triton ―soberbio y torturado Edward G. Robinson, que recuerda un tanto a su papel en la onírica La mujer del cuadro (The Woman in the Window, Fritz Lang, 1944)―, un individuo que se dedica a montar espectáculos de adivinación falsos, hasta que comprueba que tiene poderes auténticos, lo cual le asusta enormemente por las repercusiones que conlleva. Incluso llega a sospechar que el mero hecho de tener la visión provoca que esta suceda. Ello lo conducirá a una espiral de fatalismo de la que no puede escapar.
Y por otro lado tenemos la intriga propiamente criminal, con la amenaza que acecha a la joven heredera, con todos los invitados y sospechosos encerrados en la casa, que también está vigilada por la policía, y que será un molde narrativo que después tendrá no pocas imitaciones, copias y replanteamientos, inclusive en alguna historieta clásica de Batman, con el Joker como la amenaza acechante. El guion corre a cargo de John Latimer, especializado en el género criminal, habitual colaborador de John Farrow, para quien escribió un éxito como El reloj asesino (The Big Clock, 1948); y, en especial, el enigmático Barré Lyndon. Por supuesto, ese es el literario seudónimo de Alfred Edgar (1896-1972), periodista, autor teatral y guionista británico conocido particularmente en el ámbito escénico por su obra de carácter sobrenatural The Man in Half Moon Street (1939), llevada al cine dos veces. Precisamente en cine demostró cierta querencia por las temáticas fantásticas o de terror, así, adaptó por dos veces la novela El inquilino (The Lodger, 1913), de Marie Adelaide Belloc Lowndes ―Jack el Destripador (The Lodger, John Brahm, 1944) y Man in the Attic (Hugo Fregonese, 1953)―, y escribió, entre otros, los guiones de Concierto macabro (Hangover Square, J. Brahm, 1945), La guerra de los mundos (The War of the Worlds, Byron Haskin, 1953) y la rareza semi-lovecraftiana Dark Intruder (Harvey Hart, 1965).
Todo está narrado por el olvidado John Farrow con tino y precisión, ayudado por tres elementos que elevan los resultados diversos grados. Uno de ellos ya se ha comentado, y es el protagonismo de Robinson. El siguiente es la excepcional fotografía expresionista que le aplica John F. Seitz ―Cinco tumbas al Cairo, Perdición, Días sin huella…―, donde resaltan los rostros en sombras donde unos ojos torturados brillan en la oscuridad. Y por última, la estupenda partitura musical compuesta por Victor Young, presente casi de principio a fin, y donde destaca el uso del theremín en los instantes en que Robinson tiene las visiones.
Anécdotas
- El 27 de febrero de 1949, el programa de radio Screen Director’s Playhouse retransmitió una versión a modo de radionovela de la película, con Robinson y Demarest repitiendo sus papeles.
- El tema musical central de la película (compuesto por Jerry Brainin y Buddy Bernier) se ha convertido en un estándar del jazz, y tiene versiones de Horace Silver, Carmen McRae, Harry Beckett, Paul Desmond y John Coltrane, entre otros.
- Rodada con un presupuesto estimado de 1,9 millones de dólares.
- Basada en la novela homónima de Cornell Woolrich, publicada originalmente en 1945 con el seudónimo de George Hopley.
- Joan Caulfield iba a haber sido la protagonista, pero fue reemplazada por Gail Russell.
- Estrenada en Estados Unidos el 13 de octubre de 1948 en Nueva York, y después masivamente por todo el territorio el 22 de octubre. En España se estrenó el 27 de septiembre de 1950, en Madrid.
Bibliografía
La noche tiene mil ojos; por Cornell Woolrich; traducción del inglés de José María Aroca. Barcelona: Planeta, 1988. Colección: BestSeller Serie Negra; nº 72. T.O.: Night Has a Thousand Eyes (1948).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ***½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] He aquí el resumen de la novela copiado de Internet, lo cual podría dar a entender cambios drásticos en el libreto: «Tom Shawn es un detective de la Brigada de Homicidios, que como cada noche vuelve a su casa recorriendo el mismo camino de siempre. Iluminado por una farola encuentra un billete de cinco dólares. A los pocos pasos, encuentra otro billete de un dólar. Los acontecimientos se suceden y pueden cambiar el destino del detective. Pero, ¿existe el destino? ¿podemos conocerlo antes de que ocurra? Y si es así, ¿hay alguna posibilidad de alterarlo?»