Cerca de una pequeña población estadounidense aparece un extraño objeto cónico que parece ser de origen extraterrestre. Un senador es enviado desde Washington a investigar, y aliado con un grupo de científicos del lugar descubren la existencia de una sanguijuelas parasitarias que controlan los cerebros humanos.

Dirección: Bruno VeSota. Producción: Corinthian Productions para American International Pictures. Productor: Ed Nelson. Productor ejecutivo: Roger Corman [sin acreditar]. Productor asociado: Stanley Bickman. Guion: Gordon Urquhart, [según la novela The Puppet Masters, de Robert A. Heinlein, sin acreditar]. Fotografía: Lawrence Raimond. Música: Tom Jonson, [según “La quinta sinfonía” de Dmitri Shostakovich y “Alexander Nevsky” de Sergei Prokofief]. Montaje: Carlo Lodato. Dirección artística: Burt Shonberg. FX: Alan Trumble (maquillaje), Ed Nelson (criaturas). Intérpretes: Ed Nelson (Dr. Paul Kettering), Alan Frost [Alan Jay Factor] (Glenn Cameron), Jack Hill [Cornelius Keefe] (senador Walter K. Powers), Joanna Lee (Alice Summers), Jody Fair (Elaine Cameron), David Hughes (Dr. Wyler), Robert Ball (Dan Walker), Greigh Phillips (sheriff), Orville Sherman (alcalde Cameron), Leonard Nimoy (profesor Cole), Doug Banks (doctor), Henry Randolph (telegrafista), Saul Bronson (profesor Helsingman), Hampton Fancher (zombi)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1958. Duración y datos técnicos: 61 min. B/N 1.37:1.

 

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La invasión de los ladrones de cuerpos (Invasion of the Body Snatchers, Don Siegel, 1956) fue un gran éxito de público y crítica, y demostró que se podía hacer una película barata de “monstruos” y que además tuviera enjundia. Basada en la novela La invasión de los ladrones de cuerpos (The Body Snatchers, 1955), de Jack Finney, trataba el clásico tema de los humanos cuyas conciencias están poseídas por entidades alienígenas, algo de moda en la época, dado que se podía hacer con muy escaso presupuesto; otras cintas con igual idea, por ejemplo, fueron Invaders from Mars [tv/dvd: Los invasores de Marte, William Cameron Menzies, 1953] o I Married a Monster from Outer Space [tv/dvd: Me casé con un monstruo del espacio exterior, Gene Fowler Jr., 1958]. En realidad, esa idea ya se había dado con anterioridad a la novela de Finney, y así tenemos Amos de títeres (The Puppet Masters, 1951), de Robert A. Heinlein, que los responsables del presente filme piratearon con todo desparpajo, aunque es claramente identificable, pese a los cambios de estructura para abaratar costes y la permuta de explicación en el momento final.

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The Brain Eaters [tv: Devoradores de cerebros; dvd: Las sanguijuelas humanas, 1958] es una típica cinta ultrabarata de la época, producida por Roger Corman (aunque no aparezca en los créditos) y rodada con muy poca vergüenza con el fin de lograr los máximos logros con el menor esfuerzo posible. Dirige el grueso actor Bruno VeSota, que en el campo de la dirección hizo tres películas, la presente y además Female Jungle [tv/dvd: La resaca, 1955] e Invasion of the Star Creatures (1962), sin excesiva inspiración en todos los casos, aunque aquí al menos hay una escena en la cual demuestra cierta inventiva visual, como es aquella centrada en el desaparecido alcalde, cuando es localizado en su despacho y se comporta de un modo anormal, en cuyo caso se rueda inclinando la cámara para brindar esa perspectiva irreal, como que los cánones cartesianos de este mundo han sido alterados.

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Gran parte de los defectos del film vienen derivados de su escasísimo presupuesto, que conduce a resoluciones argumentales absurdas, como el hecho de que, al inicio, el protagonista entre en la nave y no parezca descubrir nada ―no vemos su exploración interna―, y que al final vuelva a entrar y encuentre una cámara secreta. O que, existiendo el suceso insólito de la nave, aparezcan esas sanguijuelas cerebrales y los personajes se pregunten sobre su procedencia y exploren las inmediaciones. Los actores, por supuesto, tampoco ayudan en exceso, y sus torpezas aportan nuevas salidas de tono, con lo cual el espectador no puede entrar en situación y aceptar lo que se le propone.

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En todo caso, tampoco es una película excesivamente mala, ofrece ese tema ya referido al inicio tan grato para mí como es el de los humanos despojados de su identidad, y en ocasiones muestra cierta inspiración argumental ―saqueada de la novela de Heinlein, cierto es― y el giro final también tiene cierta gracia. Una simpática muestra de serie C de la época, aunque a millas de distancia del resto de las películas de la temática referida al inicio.

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Anécdotas

  • Títulos alternativos: Keepers of the Earth / The Brain Snatchers / The Keepers.
  • Título en México: Las sanguijuelas humanas.
  • Leonard Nimoy está acreditado erróneamente como Leonard Nemoy.
  • Rodada con un presupuesto estimado de 30.000 dólares.
  • Filmada en la localidad de Pomona (California).
  • Los productores fueron demandados por Robert A. Heinlein, quien afirmó que la trama robaba varios elementos de su novela The Puppet Masters. La demanda se resolvió fuera de los tribunales.
  • El productor y protagonista Ed Nelson creó los parásitos usando pequeños juguetes de cuerda cubiertos con piel de un abrigo viejo y limpiadores de pipa como antenas.
  • La voz en off se añadió en postproducción dado que, a veces, el sonido registrado era muy pobre, y hubo que añadirla para explicar cosas. Eso queda muy evidente en el momento que precede a la pelea con el telegrafista.
  • Algunas copias de la película adaptan el formato original 1.37:1 a 1.85:1, para rellenar la pantalla panorámica de televisión.
  • Otra adaptación de la novela: The Puppet Masters [vd/tv/dvd: Alguien mueve los hilos, Stuart Orme, 1994].
  • Estrenada en Estados Unidos en septiembre de 1958.

 

Bibliografía

Amos de títeres; por Robert A. Heinlein; traducción de David Luque. Madrid: La Factoría de Ideas, 2010. Colección: Solaris Ficción; nº 133. T.O.: The Puppet Masters (1951). También traducida como Titán invade la Tierra y La invasión sutil.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra