La familia Freeling ahora vive con la abuela. Tangina dirige un equipo de excavación en la finca donde aquéllos habitaron, y encuentran, por debajo del cementerio, unas grutas llenas de cadáveres momificados. A la familia comenzará a rondarles un inquietante predicador…

Dirección: Brian Gibson. Producción: Freddie Fields Productions, Metro-Goldwyn-Mayer (MGM). Productores: Michael Grais, Mark Victor. Productor delegado: Freddie Fields. Productor asociado: Lynn Arost. Guion: Mark Victor, Michael Grais. Fotografía: Andrew Laszlo. Música: Jerry Goldsmith. Montaje: Thom Noble, Bud S. Smith. Diseño de producción: Ted Haworth. FX: Adam Hill (modelado de efectos de maquillaje), H. R. Giger (artista conceptual), Michael Lantieri (coordinador de efectos especiales), John Bruno (dirección de arte de los efectos visuales), Richard Edlund (supervisor de efectos visuales), Screaming Mad George (ejecución de las criaturas), Steve Johnson (creación de las criaturas), Matthew Yuricich (pinturas matte)… Intérpretes: JoBeth Williams (Diane Freeling), Craig T. Nelson (Steve Freeling), Heather O’Rourke (Carol Anne Freeling), Oliver Robins (Robbie Freeling), Zelda Rubinstein (Tangina Barrons), Will Sampson (Taylor), Julian Beck (Kane), Geraldine Fitzgerald (abuela Jess), John P. Whitecloud (indio anciano), Noble Craig (criatura vomitada), Susan Peretz (hija), Helen Boll (madre), Kelly Jean Peters (abuela Jess de joven), Jaclyn Bernstein (Diane de joven), Robert Lesser, Jamie Abbott, Ann Louise Bardach, Syd Beard, David Beaman, Hayley Taylor, Pamela Gordon, Chelsea Hertford, Whit Hertford, Rocky Krakoff, Carrie Lorraine, Kathy Wagner, Bill Schroeder, Corey Burton, James Karen… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1986. Duración y datos técnicos: 91 min. Color 2.39:1.

 

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Reseña I

Tras el gran éxito cosechado por Poltergeist, fenómenos extraños (Poltergeist, 1982), era solo cuestión de tiempo que apareciese una secuela, y esta lo hace cuatro años después. Para esta ocasión, la dirección pasa a manos de Brian Gibson, cineasta británico que viene de dirigir una serie de videos musicales y documentales y cuya última incursión en el campo de los largometrajes fue La rockera (Breaking Glass, 1980). Poltergeist era una cinta entretenida, de terror para toda la familia, con una primera parte bastante sólida y que luego devenía en otra parte mucho más desmesurada, menos sutil y que en ocasiones parecía invocar al famoso tren de la bruja. Por desgracia, Poltergeist II está más cerca de esta última, pero con resultados mucho más pobres.

El filme arranca con un prólogo ciertamente desvaído, el cual está constituido por un conjunto de set pieces (y al que se le nota en demasía las costuras entre ellos); a saber: una escena sobre un encuentro de naturaleza mística —y el cual hubiese funcionado mucho mejor, por ejemplo, antes del clímax final de la película—, una serie de flashbacks con escenas pertenecientes a la primera parte que aparecen de una forma un tanto caprichosa y rancia, y por último, la escena del desenterramiento en la misma localización donde acontecieron los extraños sucesos de la película original, y que posiblemente sea la escena más clara y con más chicha del prólogo; que curiosamente puede recordar algo al comienzo de El exorcista (The Exorcist, William Friedkin, 1973).

Después de la introducción, nos adentramos en la nueva vida de la familia Feeling, en ese núcleo familiar que también representa el ideal norteamericano de la época, o sea: la familia blanca media y cuyos miembros permanecen juntos y con buen ánimo ante las distintas adversidades. Enfrente, como amenaza sobrenatural a dicha unidad familiar, nos encontramos con un reverendo de aspecto cadavérico que se siente atraído por la luz interior de la pequeña de la familia. Se ahonda algo más en el carácter especial de la pequeña y en su buena sintonía con la abuela; además, a través de este personaje se introduce la lectura religiosa, que será reforzada por la conversación que tiene precisamente con su nieta a través de un teléfono de juguete: una relación que va más allá de los límites de la razón.

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En cierta medida estamos ante una reiteración de la estructura de la película original pero profundizando en ciertas ideas místico-religiosas. El uso acentuado de los flashbacks, la manifestación sobrenatural a modo de juguetes en la habitación, la escena donde la mujer con la voz de la abuela se acerca a la familia en la cafetería o el relamido instante de las mariposas son algunos de los lastres que terminan por vulgarizar el conjunto. Esto, acompañado de la falta de una puesta en escena aparente, termina confiriéndole un aspecto basto, de trazo grueso, y que no ayuda mucho a mantener expectante al público. En contraposición a lo anterior, podemos descubrir en la visita del reverendo Kane a la familia, acompañada de una pertinaz lluvia tan intempestiva como poco natural, o en la parte donde una suerte de doble del propio reverendo es vomitado desde la entrañas del cabeza de familia lo más efectivo de la cinta.

No ayuda mucho la contribución de dos personajes como son el de Taylor, el indio que desempeña la función de guía espiritual, o el de Tangina, la pequeña médium que ya apareciese en la primera parte; especialmente esta última, que parece ser un personaje algo forzado desde que hace acto de aparición en la casa de los Feeling —curioso que por un lado se sitúe ese momento en el que Tangina parece anticipar las grandes fatalidades por pasar («Todavía quedan muchos peligros por sortear» [sic]) y, por otro, lo poco que se ofrece en este sentido luego—. Por otra parte, si ya chirría un poco el instante del soplido (arma con la que es obsequiado el padre de familia tras un ritual indio preparado por Taylor) para ahuyentar los malos espíritus, lo del clímax final resulta directamente bochornoso y un tanto empalagoso, con la aparición in-extremis de la figura angelical para salvar a la pequeña Carol, y con ello a la unidad familiar, donde además los efectos especiales en este tramo rematan para mal su resultado global.

En conclusión, nos topamos con una continuación con muy poca entidad y de escasa enjundia, y aunque es cierto que se intenta extender el universo de la original desde un prisma místico-religioso, curiosamente es en esta decisión donde reside casi su mayor hándicap, la cual parece restar más que sumar. Por otro lado, el contexto familiar no consigue alcanzar la fuerza que sí desprendía de forma eficaz en la previa, el libreto no le da la atención debida a la hora de desplegar las debidas situaciones entre sus integrantes para generar esa unión y, si bien se intenta ampliar dicho tejido familiar añadiendo otro miembro como es el de la abuela y la relación especial de esta con su hija y su nieta, se terminan descuidando otros aspectos que van en detrimento de esa fortaleza familiar más que necesaria para poder enfrentarse al mal.

Jesús Mayoral Velázquez de Castro (Sevilla. España)

 

Reseña II

Poltergeist – Fenómenos extraños (Poltergeist, 1982) fue un gran éxito comercial, así pues MGM decidió seguir explotando el filón. Desvinculada de Spielberg, la productora cuenta con los otros dos guionistas del film, el habitual tándem formado por Michael Grais y Mark Victor, a quienes también confían la producción. Ambos escritores componen un libreto que sigue con encomiable fidelidad al film precedente, buscando nexos de unión que hilvanen con solidez las circunstancias que aquí acontecen con respecto a lo previamente narrado. En este sentido, cabe decir que el guion es excelente.

Por desgracia, en el intento de emular fielmente el título iniciador, inclusive se impregna la trama con esos elementos ternuristas y cursis tan propios de Spielberg, cabiendo resaltar el horroroso final con el angelical espíritu de la abuela acudiendo en ayuda de la familia. El film, así, ofrece a la familia viviendo ahora con la abuela, a quien ya se mencionó en la película previa; diversos acontecimientos en apariencia dispersos, como el emplazamiento bajo la piscina de la casa de los Freeling de unos restos humanos y la aparición de un misterioso y espeluznante predicador hará que los hechos vuelvan a reiniciarse.

Técnicamente, la película también ofrece un gran nivel, como la primera. La fotografía, que ahora corresponde a Andrew Laszlo, sigue siendo brillante, aunque aquí se tiende en ocasiones hacia una textura más agreste y terrosa, sin duda debido al cambio de localizaciones. Los efectos especiales son sólidos, salvo alguna transparencia poco convincente, y destaca el diseño inequívocamente lovecraftiano de las criaturas, sin duda debido al concurso de H. R. Giger en el diseño.

La dirección pasa a manos del anodino Brian Gibson, lo peor posiblemente del conjunto, que narra las situaciones de una forma distante y sin implicarse; muchas veces, el expediente es salvado por el magnífico conjunto actoral, que otorga unas interpretaciones a un nivel muy por encima de un film de estas características. A los ya conocidos se suma el sólido Will Sampson como un carismático hechicero americano, Julian Beck como un inquietante predicador, al estilo de Robert Mitchum en La noche del cazador, pero en viejo y feo, y la mítica actriz Geraldine Page como la abuela.

La partitura vuelve a estar a cargo de Jerry Goldsmith, que efectúa una labor tan ostentosa, o quizás superior, que en la primera entrega, haciendo uso de los leit-motivs de la primera y enalteciéndolos, enriqueciendo la partitura y otorgándole más matices. Con los ingredientes habidos, y salvo algún escollo de guion, se podría haber hecho una película al nivel de la previa; lástima que se contase con un director tan carente de garra (nunca antes hizo una película de terror, y nunca más la haría) y los resultados quedan romos y poco vistosos.

 

Anecdotario

  • Título en México: Juegos diabólicos II. Título en Perú y Uruguay: Poltergeist II: La otra dimensión. Título en Venezuela: Poltergeist II.
  • Nominada al Oscar en 1987 a los efectos visuales. Ese mismo año, la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la nominó en la categoría de mejor película de terror y efectos especiales. Los premios BMI Film & TV nominaron la música. Los premios Young Artist nominaron a Heather. Y los Razzie nominaron a Zelda Rubinstein a peor actriz de reparto.

  • La película tuvo un presupuesto estimado de diecinueve millones de dólares.
  • En el primer fin de semana en Norteamérica se recaudaron más de doce millones de dólares, ingresando un total de casi cuarenta y un millones de dólares en su país de origen.
  • Parece que existe una versión de la película con un metraje de 130 minutos.
  • La apariencia demacrada de Julian Beck es debida al cáncer de estómago con el que estaba luchando, y que desgraciadamente le quitaría la vida.
  • El único miembro de la familia ausente de la película es Dana, quien según el guion está en la universidad, pero la escena que explica su ausencia nunca fue filmada. Dominique Dunne fue asesinada por su novio poco después del estreno de Poltergeist en 1982.

  • Steve comenta a Taylor que quizás este sea un fugitivo de un manicomio. Precisamente, el actor que encarna a Taylor interpretó a un enfermo que termina escapando de un sanatorio en Alguien voló sobre el nido del cuco (One Flew Over the Cuckoo’s Nest, Milos Forman, 1975).
  • Un póster de la película E.T. El extraterrestre se puede ver en la habitación de Carol Anne. Precisamente Drew Barrymore había hecho una audición para el papel de Carol Anne en Poltergeist antes de obtener el papel de Gertie en la película de Steven Spielberg.
  • H. R. Giger proporcionó los diseños de efectos especiales, pero solo dos se utilizaron en la película. Algunos libros hablan de que Giger estuvo muy descontento con la forma en que sus diseños fueron trasladados a la película.
  • La trilogía se cierra con Poltergeist III (Poltergeist III, 1988), de Gary Sherman.
  • Estrenada en Estados Unidos el 23 de mayo de 1986. En España se estrenó el 19 de septiembre de 1986.

 

CALIFICACIÓN I: *

CALIFICACIÓN II: **½

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra