Una madre con sus dos hijas adolescentes se traslada a una nueva casa, pero al poco de irrumpir en ella son atacadas por una pareja de psicópatas. Años más tarde, una de las hijas es una exitosa escritora de terror, y la madre y la otra chica, ésta completamente enloquecida, viven aún en la casa. Un sueño y una extraña llamada telefónica inducirán a la escritora a regresar al domicilio familiar. Pero nada es lo que parece.

Dirección: Pascal Laugier. Producción: 5656 Films, Inferno Pictures Inc., Logical Pictures, Mars Films. Productores: Ian Dimerman, Scott Kennedy, Jean-Charles Levy, Nicolas Manuel, Clément Miserez, Brendon Sawatzky, Sami Tesfazghi, Matthieu Warter. Productor ejecutivo: Grégoire Melin. Co-productores: Frédéric Fiore, Alexis Perrin. Guion: Pascal Laugier. Fotografía: Danny Nowak. Música: Todd Bryanton; música adicional: Georges Boukoff, Anthony d’Amario. Montaje: Dev Singh. Diseño de producción: Gordon Wilding. FX: Doug Morrow, Emersen Ziffle (diseñadores de efectos de maquillaje), Casey Markus (coordinador de efectos especiales), Clément Germain (supervisor de efectos visuales). Intérpretes: Crystal Reed (Beth adulta), Mylène Farmer (Pauline),  Anastasia Phillips (Vera adulta), Emilia Jones (Beth joven), Taylor Hickson (Vera joven), Kevin Power (mujer de la furgoneta de dulces), Rob Archer (hombre gordo), Mariam Bernstein (Janet), Alicia Johnston (Cooper), Ernesto Griffith (Sanford), Adam Hurtig (marido de Beth), Denis Cozzi (hijo de Beth), Sharon Bajer (Eve), Tony Braga (conductor de la limusina), Paul Titley (H. P. Lovecraft), Gordon Tanner (hombre elegante), Erik Athavale (paramédico), Paolo Bryant (policía), Terry Ray (hombre de la gasolinera), Suzanne Pringle (presentadora del programa de televisión), Angela Asher (voz de la mujer de la furgoneta de caramelos), Malick Laugier (niño amish)… Nacionalidad y año: Canadá, Francia 2018. Duración y datos técnicos: 91 min. Color 1.85:1.

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La película comienza con una foto de H. P. Lovecraft y una cita acerca de él. Más adelante, la protagonista, que desea ser escritora, muestra su entusiasmo hacia el autor, y se declara influida por su estilo. Hacia el final habrá también una escena en la cual el genio de Providence aparecerá in person —con un maquillaje que recuerda a los de Joaquín Reyes en El intermedio—. Pero que los admiradores del autor de La sombra sobre Innsmouth (The Shadow Over Innsmouth, 1931-1936) no se froten las manos: es una mera coartada cultural para darle un fondo algo erudito a la película, pues su narrativa, argumento y tratamiento nada tienen que ver con él, y para describir con rapidez el film se podría definir algo así como una relectura de La matanza de Texas (The Texas Chain Saw Massacre, Tobe Hooper, 1974) efectuada por Rob Zombie —el cantante y director será inclusive citado en un momento dado—.

Analizar una película como la presente es absolutamente imposible sin destripar su contenido, por lo cual ya estáis avisados. Quien lo desee, pues, que continúe leyendo.

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Esta no es la clásica cinta que tiene a los protagonistas hablando sandeces durante la mitad del metraje, hasta que al fin aparece el matarife y comienza a hacer de las suyas. Aquí, el susodicho tiene aparición como mucho a los diez minutos, y todo lo que acontece con anterioridad son diálogos que idean lo que a lo largo de todo el film sucederá. En su viaje en coche de la madre con las dos hijas adolescentes las tres desarrollarán un diálogo que nos define cómo es, con sus anhelos y ambiciones, la protagonista, Beth, y después, al llegar a la casa, eso proseguirá, e incluso la ambientación del lugar contribuye a ese desarrollo psicológico de la muchacha.

They hate going outside as much as I

A continuación, como se ha dicho, aparece el matarife en cuestión —en realidad, un hombretón grande y grueso con mente infantil, acompañado por una mujer misteriosa que podría ser un transexual— y, tras unos minutos de tensión, la acción salta a varios años más tarde. Beth ya es una escritora de éxito, y vive felizmente casada y tiene un hijo pequeño, adorable, de unos siete años, y que viste un pijama de arlequín. Tras una llamada telefónica, la mujer regresa al hogar materno, donde se topa con que su hermana está enloquecida, y su madre la cuida… más o menos. A medida que pasa el tiempo en el lugar, el espectador se plantea que, o bien el guion es totalmente incoherente, dado cómo los personajes actúan en esa casa, o las cosas no son lo que aparentan. Pronto, esa última idea se desvela totalmente, aunque la verdad acerca de todo ya ha pasado por la mente de uno.

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Ese futuro feliz de Beth no existe. Es una realidad falsa que su mente se ha fabricado para refugiarse del dolor de lo que en verdad está aconteciendo. Sigue siendo una adolescente, sigue en la casa y, lo peor de todo, sigue bajo la vigilancia de esos dos seres desquiciados, que la torturan de forma continuada, a ella y su hermana. Y pronto percibimos que ese futuro alternativo está conformado por pequeñas piezas de su personalidad y su entorno, hilvanados para crear otra realidad, como ese cuadrito que muestra una reproducción de la pintura del arlequín de Picasso, reconvertido en su hijo.

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El problema es que, cuando llegamos a ese punto, han transcurrido cincuenta minutos de un metraje de noventa… y ahí se acaba, en realidad, todo. El resto de la película es redundar en la misma idea, con las hermanas torturadas por los desquiciados, intentando huir, siendo atrapadas de nuevo… Esa huida también se produce a nivel mental, con una nueva fuga onírica donde Beth se ve en una fiesta, y donde el mismo Lovecraft la felicita por su talento. Y vuelta a empezar…

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Ghostland está construida para articularse sobre esa única idea, y todo lo demás no es sino pivotar alrededor de ella, sin avanzar en ningún sentido más. Lo mejor es el diseño de producción del interior de la casa, oscura, enfermiza y llena de muñecas, aunque recuerda enormemente a lo que ya se ofrecía en Trampa para turistas (Tourist Trap, David Schmoeller, 1979). Pascal Laugier —realizador de la famosa y vacua Martyrs (Martyrs, 2008)— es mejor director que guionista, y aquí va de menos a más, conformando una atmósfera asfixiante que se va enredando cada vez más, y los momentos finales tienen un sentido del encuadre bastante encomiable. En todo caso, el tono malsano y angustiante que, se supone, deben conferir esos personajes torturadores, encerrados en la mansión y atormentando sin parar a las dos protagonistas, no logra superar el estadio del tópico, y Laugier se ve incapaz de causar la desazón al espectador que se supone debería.

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Resulta totalmente antiatmosférica, por lo demás, esa escena donde las hermanas logran escapar, y el tono enrarecido y lóbrego se ve reemplazado por los campos luminosos y de color miel por donde van corriendo. La aparición de la policía hace sospechar que todo podría acabar, pero ambos agentes son abatidos por la mujer misteriosa… por medio de sendos disparos, como en un pueril thriller, eliminando toda capacidad de inquietar al trasladar ese ser de pesadilla a un mundo cotidiano, vulgar.

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Hay momentos interesantes, de inquietud, pero son demasiado escasos para un film que en lugar de avanzar se enreda sobre sí mismo. Es la clásica película concebida para que se clame entusiasmado “¡obra maestra!” ante el mero ofrecimiento de una idea, un detalle, un mero aperitivo. Como episodio de una serie de televisión, cortando en el momento preciso, podría haber deparado una joya; en la construcción de un largometraje de hora y media se pierde en sus redundancias.

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Anécdotas

  • Título en Argentina, Bolivia, Chile, México, Perú y Uruguay: Pesadilla en el infierno.
  • En el Festival de Cine de Gérardmer, en 2018, ganó el premio del público y el gran premio del jurado en la categoría de mejor película. Al director se le concedió también el premio SyFy. Y en el Festival Nocturna de Madrid (2018) fue premiada como mejor película y mejor director.
  • La actriz Taylor Hickson se hirió cuando se cortó cuando un espejo se rompió, y denunció a la productora por el accidente.
  • El niño amish que aparece al inicio es un guiño a Los chicos del maíz, de Stephen King. Lo interpreta el hijo del director.
  • Estrenada en Francia el 14 de marzo de 2018. En España se estrenó el 20 de septiembre de 2019.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** excelente ***** obra maestra