Mussolini ha muerto. En Santa Vittoria, los poderes fascistas deciden delegar la alcaldía en Italo Bombolini, un pobre hombre dominado por su mujer, con el fin de que el pueblo no tome represalias contra ellos. Cuando llega la noticia de que un destacamento alemán ocupará en breve el pueblo para hacer acopio del vino del que vive la población, se erigirá un plan maestro para ocultar el más de un millón de botellas ante los nazis.
Dirección: Stanley Kramer. Producción: Stanley Kramer Productions, United Artists. Productor: Stanley Kramer. Productor asociado: Georges Glass. Guion: Ben Maddow, William Rose, según la novela The Secret of Santa Vittoria de Robert Crichton. Fotografía: Giuseppe Rotunno. Música: Ernest Gold. Montaje: Earle Herdan, William A. Lyon. Diseño de producción: Robert Clatworthy. Intérpretes: Anthony Quinn (Italo Bombolini), Anna Magnani (Rosa), Virna Lisi (Caterina Malatesta), Hardy Krüger (capitán von Prum), Sergio Franchi (Tufa), Renato Rascel (Babbaluche), Giancarlo Giannini (Fabio), Patrizia Valturri, Eduardo Ciannelli, Leopoldo Trieste, Gigi Ballista, Quinto Parmeggiani, Carlo Caprioli, Francesco Mulé, Wolfgang Jansen, Aldo De Carellis, Valentina Cortese… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1969. Duración y datos técnicos: 139 min. color 2.35:1.
Stanley Kramer siempre fue un hombre de “grandes temas”. Ya fuese en su mera faceta de productor, o cuando también decidió tomar las riendas de la realización, sus películas siempre trataron argumentos de cierta trascendencia. El ser humano enfrentado a sus prejuicios racistas —Fugitivos (The Defiant Ones, 1958)—, la Humanidad abocada a su fin por culpa de su ceguera —La hora final (On the Beach, 1959)—, la intolerancia cerril de los fanáticos religiosos —Inherit the Wind [tv/dvd: La herencia del viento, 1960]— o el proceso contra los asesinos nazis —¿Vencedores o vencidos?/El proceso de Nuremberg (Judgment at Nuremberg, 1961)— fueron algunos de los temas por los cuales se vio tentado este cineasta neoyorquino.
Ante argumentos tan graves, parece como si el humor le estuviese vetado a Kramer. En 1963 dirigió El mundo está loco, loco, loco (It’s a Mad Mad Mad Mad World, 1963), una superproducción homenaje al slapstick de la época muda, aparatoso pero mecánico, que no transmitía la frescura que intentaba emular. El secreto de Santa Vittoria (The Secret of Santa Vittoria, 1969) es una tragicomedia que sufre en parte los mismos problemas que el otro film citado. Kramer era un cineasta cerebral, no intuitivo, de ahí que, una vez más, la presente cinta se ve algo menguada de frescura y naturalidad, mostrando un tanto ese mismo ritmo maquinal que imprimen los habitantes de Santa Vittoria cuando se colocan en cadena y trasladan las botellas de vino.
El guion es interesante, incluso chispeante, y el reparto está muy bien escogido para aportar credibilidad al resultado, pero Kramer no logra transmitir autenticidad a lo que narra. No ya solo por su torpe caligrafía cinematográfica, plagada de zooms a tal punto que recuerda a los directores italianos de género del momento, sino porque no logra equilibrar los distintos tonos que convergen en la historia. Así, hay momentos que no logran la comicidad que pretenden, y menos aún se percibe el tono de tragedia, y no consigue transmitir en momento alguno sensación de peligrosidad hacia los habitantes del pueblecito italiano (resaltemos, además, ese supuesto toque de queda que nadie parece cumplir, y que lo soldados alemanes tampoco se preocupan en atajar). La cinta además exhibe un metraje desmesurado, de casi dos horas y media, y aún así aparecen momentos que semejan mermados de escenas; la hora inicial podría haberse abreviado sin problema y el resultado hubiese ganado en ritmo. Kramer busca emular el cine de Monicelli o Comencini, aportándole algo de trasfondo político y cierto aura poético, pero el material se le escapa de las manos.
La película no es mala, con todo. Hay suficiente profesionalidad en todos los frentes como para que los logros resulten convincentes, pero quedan por debajo de sus posibilidad. Así pues podemos contar con una historia de interés, bien llevada hasta cierto punto y, sobre todo, y he ahí el plato fuerte de este guiso, y el que aparente mayor sabor del que tiene, es su sólido reparto, que transmite esa autenticidad que falta al resto de la cinta, pese a que tanto Anna Magnani como Anthony Quinn no hagan sino repetir el personaje que tanto les ha consagrado; pese a ello, la vitalidad de ambos, la fuerza y la intensidad que transmiten logran contagiar a las imágenes parte de ello, y el resultado se sigue con simpatía y complicidad.
Anécdotas
- En los Oscar de 1970 fue nominada a la música y al montaje. En los Globo de Oro ganó a mejor película musical o de comedia, y fue nominada a mejor director, mejor actor de comedia (Quinn), mejor actriz de comedia (Magnani), música y canción. Los American Cinema Editors también la nominaron por el montaje.
- La edición española en DVD la titula El secreto de Santa Victoria.
- En la escena en que Anna Magnani echa a Anthony Quinn de una patada, lo hizo de un modo tan intenso que se dislocó el pie.
- El pueblo auténtico en que se desarrolla la acción no pudo ser usado porque se había modernizado demasiado para la época. Se buscó otro entre 169, y al final fue escogido Anticoli Corrado.
- Estrenada en Estados Unidos el 29 de octubre de 1969, en Nueva York. En España se estrenó el 29 de marzo de 1970, en Madrid.
Bibliografía
CRICHTON, Robert: El secreto de Santa Vittoria; traducción de Rafael Vázquez Zamora. Barcelona: Ed. Destino, 1967. Colección: Áncora y Delfín; nº 292. Traducción de: The Secret of Santa Vittoria (1966).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)