Título: [REC] – Los relatos perdidos

Pie de imprenta: Madrid: Timun Mas, 2013.

Contenido: “Prólogo” por Jaume Balagueró y Paco Plaza; “Rojo sangre” de Víctor Conde; “Jon Esponja” de Juan de Dios Garduño; “Modo Zombie” de Hernán Migoya; “Voy a entrar” de Teo Rodríguez; “El ojo de la tormenta” de Carlos Sisí; “In Nomine Patris” de Guillermo Tato; “El enemigo” de David Zurdo.

Género – materia: relatos – CF – terror

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Magnífica idea por parte de la editorial Timun Mas el crear esta antología de relatos dedicados a ampliar el universo de la película [REC] a formato literario. Una vez autorizado el planteamiento por parte de la productora Filmax y los creadores de la criatura, Jaume Balagueró y Paco Plaza, los editores se pusieron en contacto con siete escritores españoles que, en su mayor parte, han sobresalido dentro del género de terror, para encargarles crear su historia perteneciente a la temática. Se les dejó algo de mano libre, no era preciso hacer algo que siguiera estrictamente lo narrado en las tres películas existentes hasta ahora, no era obligado que todo formase un minucioso encaje de bolillos que se articulara perfectamente entre sí (aunque ese enfoque también hubiera tenido su interés).

Así pues, aquí tenemos esta atractiva antología, que esperamos no se quede en una muestra única, y prologada, como cabía esperar, por Paco y Jaume, quienes en un breve texto introductorio nos ponen en antecedentes ante lo que vamos a leer. Después, viene cada una de las siete historias. No he querido revisar las películas, para así juzgar los relatos por su estricta valía literaria, aunque mencionaré lo que la memoria me permita en el ámbito de la continuidad dentro de su universo.

“Rojo sangre”, de Víctor Conde. No había leído hasta ahora nada de Conde, pero lo conocí en la reciente Semana Gótica y me pareció un autor sumamente interesante. Una vez leída esta historia ya tengo confirmado que he de buscar sin falta cualquier cosa escrita por él. En primer lugar resalta como un excelente estilista, con una enorme fuerza descriptiva y una inusitada capacidad para crear ambientes. Argumentalmente, este “Rojo sangre” se presupone que entra dentro del universo [REC], obvio es, pero tampoco lo sigue de un modo estricto, y podría ser una historia de zombis cualquiera. Todo ello dentro de esas coordenadas, pues luego lo que desarrolla es una obra cautivante, que atrapa al lector y le obliga a seguir la lectura con interés. Buenos y escasos personajes que derivan en una sorpresa hacia el final anonadante, sorprendente y cautivante. No estaría mal crear una serie con vida propia derivada de ahí.

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Imagen de la muy interesante presentación del libro en la FNAC

 

“Jon Esponja”, de Juan de Dios Garduño. Si a Conde no lo conocía, por el contrario Juande es al autor de toda la antología que más a fondo conozco. Amén de ello, dentro de la propia temática de zombis tiene una novela, Y pese a todo…, de gran éxito (que ya está teniendo su muy prometedora traslación al cine), y además, por si cabía dudarlo, es una obra excelente. Aquí, Garduño busca interconectar su relato con la franquicia a través de dos elementos: el perrito que arrancaba todo en la primera película, y la boda que tenía lugar en la tercera. A partir de ahí, crea una historia que, en tono, está a mitad de camino entre ambos films, y vertebrada por tres personajes que se van alternando: un sacerdote que debe enfrentarse con su muy terrible pasado (ese pasado es lo mejor del relato, y desarrollado por sí mismo podría dar lugar a una historia fenomenal); una pija secuestrada por un tipo vestido de Bob Esponja; y un friki autor de cortos de la temática. Todos ellos se verán inmersos en una historia con, claro, los zombis posesos de la franquicia. Juande alterna con inusitada facilidad muy distintos tonos, desde el hiperrealista del inicio, que entronca en cierto modo con su obra previa, hasta la visceralidad más absoluta (y donde se le ve regodearse como un niño malo) así como un humor desquiciado un tanto en la vena de Álex de la Iglesia.

“Modo zombi”, de Hernán Migoya. Migoya fue el autor de esa polémica surgida a raíz de la publicación de su novela Todas putas, y que no he leído. Por supuesto, es un escritor de cierto renombre y del que es imposible no oír hablar (escribir) por aquí o por allá. En todo caso, no me había enfrentado hasta ahora a su prosa. No sé si el presente relato es característico de su estilo, sospecho que sí. Aquí vincula su historia a la saga por medio de uno de los habitantes de la casa infectada del film inicial, un friki seboso, pajillero y diarreico; también añade una interconexión con determinado elemento de la segunda película que no desvelaré. La historia ofrece una prosa exuberante y excesiva (con algún que otro fallo de sintaxis) y narra una trama enclavada en la parodia, y que es una especie de mezcla entre la serie Aquí no hay quien viva y la película Return of the Living Dead III (1993), conocida en España vía VHS como Mortal Zombie, con un final tomado directamente de la seminal La noche de los muertos vivientes. Hay abundancia de un intento de provocación un tanto infantil, y que semeja más bien una pose; resulta mucho más convincente el tono pesimista y desesperanzado centrado en un personaje (auto)marginado y abocado a la mediocridad.

“Voy a entrar”, de Teo Rodríguez. Rodríguez, aparte de ser escritor y hombre de radio, también es guionista de cine y televisión, lo cual se nota enormemente leyendo este “Voy a entrar”. La historia arranca como un prólogo al primer film, para a las pocas páginas saltar a después de éste, en un encadenado perfecto. La historia es absorbente y despliega un ritmo trepidante, semejando un guion novelado pero con un estilo literario propio. Es especialmente resaltable la capacidad para los diálogos y el uso del punto de vista. Hubiera sido deseable una revisión tipográfica y de algunos fallos de sintaxis, lo cual, empero, no empaña una narración impecable. Desde aquí sugiero a Filmax una adaptación cinematográfica YA, escrita por el propio autor (lógico) y dirigida por algún realizador novel con inventiva (a Jaume y a Paco los prefiero optando por nuevas vías). El final de la historia, además, es extraordinario.

“El ojo de la tormenta”, de Carlos Sisí. Aquí tenemos una narración centrada en la clínica veterinaria donde arrancaba todo, y donde el dichoso pequinés empieza a dar la nota. Muy cinematográfica también, con un cuerpo algo más literario, capta la atención desde el principio y se sigue con interés. Sisí es un autor también acostumbrado aquí a la materia que emplea, y lo desarrolla con gran soltura. Inclusive el final ofrece ciertas similitudes en tono con el del relato anterior, sin que ambos tengan realmente mucho que ver (salvo el tema elegido, obvio es). Desvinculado del universo [REC] seguiría siendo no solo sólido, sino que también podría dar de sí para una saga, en especial con cierto elemento muy breve que incluye, y que me permitirán sea discreto al respecto.

“In Nomine Patris”, de Guillermo Tato. Guillermo Tato es alguien vinculado a las películas de la saga. Por eso puede sorprender el arranque, donde el lector se preguntará qué conexión tiene la historia con ella; sin embargo, como cabía esperar, pasadas unas cuantas páginas la relación comenzará a descubrirse. Aquí, un padre orgulloso descubrirá que su hijo celebra su cumpleaños arreando un buen mordisco a un niño invitado, para después ir comprobando cómo éste se va degradando más y más; la visita de un sacerdote le desvelará que el crío está poseído. Con una historia que semeja algo así como una mezcla de diversas películas, así el Shock de Mario Bava, El exorcista, La profecía y alguna más, por desgracia el presente es el relato con la factura literaria más pobre de todos. Hubiera sido necesaria una revisión a fondo para corregir no solo los fallos de sintaxis, sino también los de lógica de narrativa interna. Una lástima, porque el punto de partida tiene su interés…

“El enemigo”, de David Zurdo. Si bien al poco de leído el relato se percibe la relación que tiene con la saga, bien es cierto que con unos escasos retoques podría pasar por una historia independiente de la misma. Una narración centrada casi en su integridad en el interior de un manicomio da mucho juego, y David Zurdo intenta explorar algunos temas marginales para enriquecer la temática original, como la relación entre lo que es cordura y locura, o la del propio proceso antropofágico por parte de las entidades convertidas y otro personaje que aparece. Sobre el papel, una historia atractiva e interesante, pero por algún motivo no acaba de cuajar del todo, percibiéndose un tanto ligera y superficial. El nombre de David Zurdo hacía esperar unos resultados más sólidos.

En conjunto, pese a algunos relatos algo por debajo del nivel deseado, éste logra, en su globalidad, una calidad alta, las historias mantienen el interés, y hay incluso alguna joya que permite descubrir que no importa tanto la temática elegida, sino el talento del autor. Un libro, en suma, altamente recomendable no solo para los seguidores de la franquicia cinematográfica, sino también para los de la literatura de terror, que en los últimos tiempos está ofreciendo magníficos autores en nuestro país. Esperamos ansiosos un volumen II con nuevos autores.

Carlos Díaz Maroto