El malvado Roxor ha secuestrado al científico Robert Regent para que desarrolle un rayo mortífero capaz de destruir ciudades enteras. Frank Chandler es un norteamericano que adquiere la calificación de yogui por un maestro oriental, y que detenta enormes poderes de hipnotismo y sugestión. Su misión será salvar al mundo de los poderes malignos que acechan en la sombra, y su primer cometido es derrotar a Roxor el despiadado.
Dirección: William Cameron Menzies, Marcel Varnel. Producción: Fox Film Corporation. Productor: William Fox. Guion: Barry Conners, Philip Klein, con diálogos adicionales, sin acreditar, de Guy Bolton, Bradley King, Harry Segall, basado en el serial radiofónico de Harry A. Earnshaw, Vera M. Oldham, R. R. Morgan. Fotografía: James Wong Howe. Música: R. H. Bassett, Peter Brunelli, Louis De Francesco, Glen Knight, Felix Mills, J. S. Zamecnik. Montaje: Harold D. Schuster. Dirección artística: Max Parker. Intérpretes: Edmund Lowe (Chandú / Frank Chandler), Irene Ware (princesa Nadji), Bela Lugosi (Roxor), Henry B. Walthall (Robert Regent), Herbert Mundin (Albert Miggles), Weldon Heyburn (Abdulah), June Lang [acreditada como June Vlasek] (Betty Lou Regent), Michael Stuart [acreditado como Nestor Aber] (Bobby Regent), Virginia Hammond (Dorothy Regent), Nigel de Brulier (maestro yogui), Charles Stevens, Dick Sutherland, John George, Constantine Romanoff, Jimmy Dime… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1932. Duración y datos técnicos: 71 min. – B/N – 1.37:1 – 35 mm.
Hasta la implantación masiva de la televisión en Estados Unidos, el entretenimiento popular del país, aparte del cine, era la radio (al igual que en el resto del mundo). Amén de los clásicos programas de variedades, concursos, música e información, tenía una gran tradición el teatro radiado, tanto en el formato de obras sueltas, adaptando clásicos de la literatura (recuérdese el mítico Mercury Theatre de Orson Welles y su retransmisión de La guerra de los mundos) o la creación de seriales sobre personajes fijos, algunos provenientes de las novelas pulp, como La Sombra, otros del cómic, como Supermán o Batman, y otros creados ex profeso para el medio. Ese es el caso de Chandú el mago.
Creado por Harry A. Earnshaw, Vera M. Oldham y R. R. Morgan, el programa tuvo dos etapas. Comenzó el 17 de marzo de 1932 con el episodio titulado «Transferred To Egypt», y finalizó el 13 de septiembre de 1935 con «Ruby Mine In Burma», conformando un total de 130 episodios; un revival tuvo lugar a partir del 28 de junio de 1948, con el episodio «Chandu Returns», hasta el 16 de agosto de 1950, con «Black Market Hi-Jackers», esta vez con un total de 170 capítulos. El actor protagonista era Gayne Whitman, que encarnaba a Chandú, nacido Frank Chandler, un estadounidense que había aprendido las técnicas de los yoguis de la India, y tenía capacidad para la proyección astral, la teleportación y para crear ilusiones en los demás. En 1935 Whitman fue reemplazado por Howard Hoffman. En cuanto al revival, en esta ocasión el protagonista fue Tom Collins, mientras que Luis van Rooten puso voz a Roxor. El serial alcanzó gran popularidad en ambas etapas, en especial entre los oyentes infantiles.
Una vez la Universal había logrado un gran éxito con sus primeras películas de terror, otras productoras pronto intentaron aprovecharse de esa moda. Fox Film Corporation (que luego devendría en la afamada 20th Century Fox) decidió apuntarse a ello, y curiosamente, en lugar de buscar inspiración en la literatura lo hizo en la radio, y compró los derechos de este serial. Como protagonista eligieron a Edmund Lowe (1890-1971), un sólido actor que se inició en la época del cine mudo, y que ya ahí logró grandes éxitos, encarnando a personajes como Napoleón Bonaparte o el detective Nick Carter. Con la llegada del sonoro empezó a devenir en secundario de empaque, y estuvo trabajando hasta su retiro en 1960 con El pistolero de Cheyenne (Heller in Pink Tights, 1960), de George Cukor.
En 1931 Lowe había protagonizado La Araña (The Spider), dirigida por William Cameron Menzies y Kenneth McKenna, basada en una obra teatral de Lowell Brentano y Fulton Oursler (nada que ver, pues, con el mítico personaje pulp, cuya publicación comenzó en 1933), donde daba vida a un mago detective, muy en la línea, incluso en el aspecto físico, a Mandrake el Mago (también conocido en España como Merlín el Mago), el personaje de cómic creado por Lee Falk en 1934. La decisión, pues, parecía lógica, y le fue adjudicado el papel del mago Chandú. En cuanto al oponente del benigno mago, el pérfido Roxor, la Fox tuvo el buen tino de adjudicárselo a Bela Lugosi.
Es curioso el paralelismo que existe, cinematográficamente hablando, entre Chandú, estrenada el 18 de septiembre de 1932, y La máscara de Fu-Manchú (The Mask of Fu Manchu), de Charles Vidor y Charles Brabin, que la MGM presentó el 5 de noviembre de ese mismo año. Tanto desde el punto de vista argumental (el secuestro por parte del malvado de un afamado científico con el fin de hacerse con un objetivo, y la disposición de un rayo mortífero) como, en cierto modo, de personajes, la afinidad resulta sorprendente. Dejando a un lado su faceta de precursora, la película de Marcel Varnel y William Cameron Menzies certifica, por sí misma, una personalidad propia.
Desconozco el serial radiofónico originario, como es lógico, y por tanto ignoro si el argumento del filme es fiel a aquél en alguno de sus aspectos argumentales, aunque intuyo que sí en bastantes aspectos: la soflama de Roxor sobre su intención de destruir las principales ciudades del mundo es en exceso discursiva, así pues los realizadores la «aligeran» incorporando imágenes de las especulaciones del genio del mal, con planos de Londres y París siendo destruidas por el rayo de la muerte cuya confección supone el objetivo principal de la cinta.
Una de las principales virtudes de la obra es su personaje principal, Chandú, un mago que incorpora ciertas facultades de Harry Houdini (1874-1926), cuyos prodigios fueron populares unos pocos años antes, aunado a otro tipo de facultades mágicas digamos sobrenaturales, que se «excusan» dramáticamente por medio de la alusión a los poderes de los yoguis, cuyo exotismo es un tanto el telón de fondo sobre el que se articula la «realidad» de la fantasía que se expone, aunque, siendo precisos, la película no es tanto de carácter fantástico, en el sentido de una realidad impuesta a la que se sobrepone otra faceta irreal, sino más bien de carácter «maravilloso», al estilo de las películas de Simbad de Harryhausen, esto es, un universo en el cual lo sobrenatural es aceptado con toda naturalidad, así, nadie duda de los poderes de Chandú.
Poderes que, por cierto, en muchas reseñas se centran en resaltar únicamente sus facultades hipnóticas, si bien en la película también hará alarde de las otras capacidades exhibidas en los seriales radiofónicos y que ya mencionamos, como es la proyección astral o la teleportación, a lo cual habría que sumar la bilocación (tener corporeidad física en dos lugares distintos al mismo tiempo). El personaje es encarnado con convicción y potencia por Edmund Lowe, y supone un claro precedente en diversos aspectos de personajes de cómic tales como Mandrake —una vez más—, Sandor el Místico de la DC o el doctor Extraño de la Marvel.
En todo caso, la verdadera fuerza de la película estriba en la interpretación de Bela Lugosi como el malvado Roxor, típico megalómano propio de los pulps de la época, todo un arquetipo en el momento, y al que el actor incorpora las adecuadas dosis de histrionismo y sugerencia, arrastrando las palabras a su modo característico y jugando con el nervio de su mirada y la expresividad de sus manos. Por derechos propios, su Roxor deviene uno de los grandes villanos de toda la historia del cine.
Marcel Varnel se ocupa de la dirección de actores, mostrando solvencia y equilibrio, y aportando una serie de secundarios que, aun siendo mero puntal a las dos grandes estrellas que sostienen la película, resultan solventes y atractivos: la bella princesa Nadji es sugerente y seductora, y no padece la cursilería que otras actrices de la época detentaban; el muchachito sobrino de Chandú no se hace insoportable como suele suceder en casos similares; e incluso el soporte cómico de la cinta, el borrachín asaltado por su conciencia al modo de un Pepito Grillo en la imagen reducida de él mismo contribuye a algunos momentos divertidos, amén de exponer unos trucajes sugerentes.
El genial William Cameron Menzies, por su parte, se concentra en todo el tratamiento visual de la cinta, dando muestras una vez más de su inusitado talento. Aunado con el director artístico Max Parker y con el magistral director de fotografía James Wong Howe ofrece una imaginería fantasiosa, maravillosa, que parece sacada de los dibujos de un Virgil Finlay, Margaret Brundage o Hannes Bok, otorgando dimensión a las matte paintings, a los decorados desquiciados, a los paisajes exóticos y maravillosos, y exhibiendo una cámara fluida y elegante que explora la situaciones con una mirada directa y sin cortapisas, con travellings que casi suponen un precedente a la steady-cam actual, como cuando explora los interiores del maravilloso Templo de Piedra.
De esta manera, Chandú deviene en una de las grandes joyas del cine fantástico de inicios del sonoro, una obra cautivadora que traslada al espectador a un mundo fascinante donde la magia es posible y donde frente a los malvados dictadores que pretenden erigirse en destructores del mundo siempre tenemos a un héroe abnegado por devolver la paz a los personajes corrientes como nosotros.
Anecdotario
- El presupuesto «estimado» fue de 349.456 dólares. La Fox pagó 40.000 dólares por los derechos; Lugosi recibió 2.500 dólares, Ware 1.250, Hammond 100, Walthall 1.000 y Stuart 300.
- La dirección musical corrió a cargo de Louis De Francesco, que hizo uso de composiciones originales (no acreditadas) de los autores mencionados en la ficha; además, incorporó música de stock compuesta por Val Burton, Alfred Dalby, Heinrich Kiehl, Edmond Lavagne, André Petiot, Léo Pouget, Henri Poussigue, J. S. Zamecnik.
- Gran parte de la música fue reutilizada en el film Charlie Chan en Egipto (Charlie Chan in Egypt, Louis King, 1935).
- Disney se inspiró en el yogui interpretado por De Brulier para diseñar al hechicero de «El aprendiz de brujo», el sketch de Fantasía protagonizado por Mickey.
- Inicialmente, el papel de Regent estaba destinado para Ralph Morgan.
- Secuela: The Return of Chandu (1934), de Ray Taylor, serial cinematográfico en 12 capítulos, con Bela Lugosi ahora incorporando el personaje de Chandú. De este serial se hicieron dos montajes distintos a modo de largometraje (poco más de una hora): The Return of Chandu (1934) [usando los episodios 1 a 4] y Chandu on the Magic Island [tv: Chandú, 1935] [utilizando del 5 al 12].
- También dio lugar a una parodia, Sham Poo, the Magician (1932), de Harry Sweet, un corto de la RKO con el cómico Hugh Herbert. Y el corto de animación The Crystal Gazebo (1932), de Manny Gould y Ben Harrison, una creación de Charles Mintz Productions con los personajes Krazy y Kitty.
- Estrenada en Estados Unidos el 4 de agosto de 1932, en Hollywood, California, luego el 18 de septiembre de 1932, en plan global, y el 30 de septiembre de 1932, en Nueva York. Y en España el 26 de diciembre de 1932 en Madrid, en el cine Alkazar; y el 11 de enero de 1933 en Barcelona, en el cine Capitol.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra