Unas pruebas nucleares en el Ártico hacen despertar a un monstruo prehistórico que se hallaba atrapado en el hielo. Los primeros informes sobre la criatura no son creídos, pero al fin se empieza a actuar mientras la bestia se encamina hacia Nueva York.
Dirección: Eugène Lourié. Producción: Mutual Pictures of California [Jack Dietz Productions] para Warner Bros. Pictures. Productor: Jack Dietz. Co-productores: Bernard W. Burton, Hal E. Chester. Guion: Fred Freiberger, Lou Morheim, [Robert Smith, Daniel James, Eugéne Lourié, sin acreditar], sobre una historia de Ray Bradbury. Fotografía: John L. Russell. Música: David Buttolph. Montaje: Bernard W. Burton. Diseño de producción: Eugène Lourié. FX: Ray Harryhausen (efectos de animación y efectos técnicos), Willis Cook, George Logfren, Eugène Lourié (efectos especiales). Intérpretes: Paul Hubschmid (profesor Tom Nesbitt [acreditado como Paul Christian], Paula Raymond (Lee Hunter), Cecil Kellaway (profesor Thurgood Elson), Kenneth Tobey (coronel Jack Evans), Donald Woods (capitán Phil Jackson), Lee Van Cleef (cabo Stone), Steve Brodie (sargento Loomis), Ross Elliott (George Ritchie), Jack Pennick (Jacob Bowman), Ray Hyke (sargento Willistead), Paula Hill (Miss Ryan), Michael Fox (doctor de urgencias), Alvin Greenman (primer hombre en el radar), Frank Ferguson (Dr. Morton), King Donovan (Dr. Ingersoll), Fred Aldrich, Gertrude Astor, James Best, Edward Clark, Louise Colombet, Robert Easton, Roy Engel, Franklyn Farnum, Bess Flowers, Don Gordon, Joe Gray, Merv Griffin, Kenner G. Kemp, Anne Kunde, Jimmy Lloyd, Vivian Mason, Vera Miles, Steve Mitchell, Lawrence Montaigne, Leo Mostovoy, Gil Perkins, Lee Phelps, Paul Picerni, Hugh Prosser, William Woodson… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1953. Duración y datos técnicos: 80 min. – B/N tintado en sepia – 1.37:1 – 35 mm.
El 16 de julio de 1945 tuvo lugar la primera explosión atómica de la historia. Fue en el desierto de Alamogordo, en Nuevo México, y se trató de una prueba con el nombre en clave de «Trinity». Poco más tarde, el 6 de agosto, era lanzado otro ingenio nuclear, llamado Little Boy, sobre la ciudad nipona de Hiroshima, y tres días después, otra llamada Fat Man, sobre Nagasaki. A finales de ese año habían muerto en Hiroshima 140.000 seres humanos, y en Nagasaki 80.000; no contamos los efectos de las radiaciones en los años subsiguientes. A partir de ahí nació el miedo atómico en toda la población mundial.
El Séptimo Arte pronto se hizo eco de ese miedo, planteando en muchas ocasiones parábolas en clave de ciencia ficción sobre los efectos que podría causar la radiactividad, en aquel entonces bastante desconocida por parte del gran público, pero aterradora por sus consecuencias ya vistas. Por lo general, el cine de la época hizo reflejo de esas especulaciones por medio de películas sobre mutantes, seres humanos que cambiaban su condición, animales que se transformaban en monstruosos para suponer un riesgo a la población mundial o la resurrección de otros animales procedentes de época pretéritas.
Una de las primeras muestras de esta última temática, si no la primera, fue precisamente El monstruo de tiempos remotos (Beast From 20.000 Fathoms, 1953). Al inicio del film, de hecho, se establece un diálogo que define muy bien este tipo de películas. Kenneth Tobey refiere, al respecto de la prueba nuclear que han efectuado: «Ocho semanas de preparativos y se acaba en un segundo»; a lo que su compañero le responde: «Cuando se libera tanta energía nunca se acaba. Los efectos acumulativos de estas explosiones atómicas se sabrán con el tiempo». Así pues, aquí tenemos a un monstruo prehistórico, un redosaurio, que es revivido por el poder de una bomba atómica lanzada en el Círculo Polar Ártico, donde la criatura yace congelada bajo los hielos de eras pasadas. El arranque de la cinta muestra la resurrección de la bestia, de la cual solo queda un testigo con vida, que habrá de demostrar la realidad de lo acontecido. Ello provoca unos prolegómenos, intercalados por periódicos y breves avistamientos del monstruo, que dan muestra de un hábil suspense y mantienen el interés. Al fin, el mítico ataque al faro confirma la existencia del ser y el ejército se pone en movimiento. Pronto la criatura asola Nueva York, y el clímax es inminente[1].
Como en muchas obras de este tipo, el ataque del monstruo no se produce por ningún tipo de maldad, ni por un poder depredador híper-desarrollado. El instinto de la criatura lo impulsa hacia la zona en la que otros de su especie moraron, que no es sino la ciudad de los rascacielos. Este elemento es el que procede del cuento de Ray Bradbury «La sirena en la niebla» («The Foghorn», 1951), y que provocó cierta polémica en el momento del rodaje. Aunque los dos Ray ya eran buenos amigos, desde que se conocieron por vez primera en la sala Little Brown de la cafetería Clifton’s, en Los Ángeles, en 1940, donde crearon la Rocket Society.
Según refiere Harryhausen, todo comenzó cuando Jack Dietz, el productor, que había visto las escenas rodadas por Ray para Evolution, acudió a él para ver si el proyecto —inspirado por el éxito comercial de la reposición en 1952 de King Kong (King Kong, Merian C. Cooper, Ernest B. Schoedsack, 1933)—, que por aquel entonces se llamaba Monster from Beneath the Sea, le podía interesar, creando al monstruo. Harryhausen acudió a un encuentro con Eugène Lourié, y un día, en una reunión de trabajo, Dietz vino con un ejemplar de la revista Saturday Evening Post y mostró la ilustración del cuento de Bradbury donde el monstruo abatía el faro. Dietz decidió llamar a Bradbury para colaborar en el guion. Se lo dieron, se puso a leer… y cuando acabó acudió al productor y le dijo que le recordaba enormemente a un relato suyo. Dietz se quedó mudo; no sabemos si desde antes se había hecho el tonto, o no era consciente de las semejanzas. Bradbury se fue, diciendo que se lo pensaría, y al día siguiente recibió un telegrama comprándole los derechos del cuento. El relato de Bradbury, muy corto y bellísimo, trata de un dinosaurio, el último de su especie, que vive en el fondo oceánicos. A él llega de forma periódica el sonido de la sirena de un faro, y para él semeja el bramido de otro de su especie. Así que, al fin, un día decide ir a su encuentro, llega ante el faro, y lo intenta abrazar, abatiéndolo. Y entonces comprende que está solo, es el último, y decide regresar a las profundidades, y quedarse allí, hasta el fin. En la cinta estaba el plano del faro, que era cerca de medio minuto de metraje, además de la idea del dinosaurio que va en busca de otros de su especie.
Eugène Lourié, un hombre procedente del departamento artístico, desde que debutara en 1927 con la mítica Napoleón (Napoléon) de Abel Gance, sabe dominar los recursos, y en esta su ópera prima como realizador confiere a la película un ritmo imparable, manteniendo la tensión invariable, y aportando a las imágenes (también realizó aquí labores de diseñador de producción) una atmósfera muy agradecida, jugando con los efectos de luz. Harryhausen integra en medio de ello sus espléndidos trucajes, comenzando con la primera aparición de la bestia en el entorno helado, para proseguir con el ataque al barco —con pobres efectos de sobreimpresión del agua revuelta en torno al monstruo; en la posterior It Came From Beneath the Sea (1954) habrá perfeccionado esa técnica— hasta la referida escena del faro, para finalizar con el ataque a Nueva York y el clímax en el parque de atracciones, donde el descarrilamiento de las vagonetas de la montaña rusa también lo efectuará por medio del stop-motion.
Nuestro hombre aporta un espléndido diseño de la criatura con su redosaurio, un dinosaurio ficticio creado para el filme, con miembros algo combados, y lo presenta como cuadrúpedo, cuando los depredadores eran bípedos, y ostenta un cráneo con morfología más acorde con los lagartos que con los dinosaurios (en los diseños anteriores lo bosquejó con una cabeza más redonda). La muerte de la criatura, al final, es provocada por un isótopo radiactivo lanzado por un soldado (Lee Van Cleef), por lo cual muere de igual modo como había renacido, por medio de la radiactividad, cerrándose así un ciclo. El monstruo agonizará rodeado por las llamas de la montaña rusa. Lourié, en su biografía, mencionaría que «Harryhausen siempre hace morir a sus criaturas como un tenor en la ópera», según ha referido el propio Ray en varias ocasiones.
La película gozó de un enorme éxito, y tuvo una respuesta inmediata con Japón bajo el terror del monstruo (Gojra, 1954), de Ishirô Honda, una innegable imitación de la presente, con una estructura argumental casi idéntica, aunque cabe referir que, a mi juicio, la obra de Honda alcanza mayores logros artísticos que la de Lourié, si bien la nipona carece de la magia en el diseño de su criatura que la presente, con Godzilla representado por un hombre embutido en un disfraz, diseñado por Eiji Tsuburaya, y que daría lugar a una popularísima saga. El propio Lourié insistió un par de veces con una temática similar: en primer lugar, con la muy grata Behemoth the Sea Monster/The Giant Behemoth [dvd/tv: El monstruo submarino, 1959], co-dirigida con Douglas Hickox, que ofrecía efectos de stop-motion de un equipo encabezado por Willis O’Brien y Pete Peterson; y en segundo lugar con la entrañable Gorgo (Gorgo, 1961), donde, al igual que en las kaiju-eiga, el monstruo era un hombre con un disfraz.
Harryhausen lo diseñó disponiendo de un solo modelo para toda la cinta, que tenía un presupuesto de doscientos diez mil dólares solamente (la Warner luego compraría la película por cerca del doble, consiguiendo unos beneficios de unos cinco millones de dólares). Nuestro hombre trabajó en el proyecto entre mayo y septiembre de 1952, cobrando quince mil dólares, pagados a plazos, pero se administró tan mal que a veces tuvo que poner dinero de su bolsillo para la filmación. Ray llegaría a declarar: «En un curioso giro del destino, a lo largo de los años los Cuentos de Hadas[2] me han procurado más dinero del que conseguí por El monstruo»[3].
La criatura estaba construida con una piel que era látex líquido de color gris recubierto con escamas pegadas encima. La escena del faro se ambientó de noche, mostrando solo siluetas, por un lado para conferirle mayor dramatismo, pero por otro para evitar determinados problemas técnicos. El final de la película no estaba claro, así pues trabajaron en él estrechamente Lourié, los guionistas y Harryhausen, que decidieron ambientarlo en Coney Island. Para ello, crearon una maqueta de montaña rusa de la altura de una persona, o algo más. De Harryhausen vino la idea de tener que ascender a lo alto de la montaña para disparar con mayor facilidad hacia la herida del monstruo.
En todo caso, todo el proyecto tardó en tomar las formas que ahora le conocemos. En un principio era un boceto escrito por G. J. Schnitzer titulado «The Monster from Under the Sea» [El monstruo de las profundidades marinas], donde un grupo de científicos que perforan la corteza terrestre liberan a un monstruo alienígena albergado ahí desde el principio de los tiempos. En secreto, uno de los científicos crea un robot inmenso para destruir al extraterrestre, lo cual consigue, pero habrá de ser destruido a su vez con una bomba atómica. Después vino una sinopsis de catorce páginas de autor no acreditado llamada «The Monster From Beneath the Sea» [El monstruo del fondo del mar], con un arranque similar al que conocemos, pero la prueba desvela una criatura denominada el Minotauro preservada en el hielo. Tras varias escenas, entre las cuales se topa con un faro, llega a Nueva York y destruye la Estatua de la Libertad. Finalmente lo congelan, lo transportan a mar abierto y lo destruyen con una bomba atómica.
El primer esbozo de guion lo firmaron Fred Freiberger y Lou Morheim, en el que, al igual que en los previos, no se describe en absoluto la apariencia del monstruo. En un proyecto anterior lo llamaron mosasaurio, que era un lagarto marino de la era Mesozoica, pero fue desechado porque era una criatura demasiado pequeña, y lo querían enorme. Al final, Harryhausen lo diseñó mezclando una diversidad de dinosaurios, en especial el tiranosaurio, amén de algo de imaginación, y fue llamado redosaurio, sin que Ray recuerde quién le puso ese nombre. Tras muchas reescrituras, por fin el guion definitivo llegó con fecha del 4 de agosto de 1952, listo para empezar el rodaje.
Anecdotario
- Título de rodaje: Monster from Beneath the Sea.
- Título en Argentina y México: El monstruo del mar. Título en Chile: El monstruo de tiempos remotos.
- En 1953 fue nominada al premio Hugo como mejor representación dramática.
- La película se estrenó originalmente tintada en sepia, pero las copias que hoy existen están en blanco y negro. Algunos de los planos acuáticos también se tintaron en verde.
- En el estreno se censuró el plano del policía devorado, pero luego ha sido restaurado.
- Mientras el profesor está en el batiscafo, refiere que la criatura es un superviviente del Paleolítico. En esa era ya no existían los dinosaurios; debiera haber dicho Mesozoico.
- El marino superviviente del ataque al barco, Jacob Bowman, es interpretado por Jack Pennick, habitual en la filmografía de John Ford.
- Vera Miles aparece en el tráiler, pero no en el montaje definitivo.
- Originalmente, la película incluía música de Michel Michelet. Cuando fue vendida a Warner Bros. (por 450.000 dólares), la compañía consideró que no poseía suficiente intensidad y la reemplazaron por otra partitura de David Buttolph.
- El decorado de la estación ártica es el mismo que el de El enigma de otro mundo (The Thing from Another World, Christian Nyby, ¿Howard Hawks?, 1951). Kenneth Tobey también aparecía en ella.
- El esqueleto de dinosaurio que se ve al fondo en la oficina del profesor Elson es el de La fiera de mi niña (Bringing Up Baby, Howard Hawks, 1938).
- Algunas tomas de la avalancha en el Ártico proceden de la película La diosa de fuego (She, Lansing C. Holden, Irving Pichel, 1935).
- La impresionante pelea entre el tiburón y el pulpo está extraída del documental Samarang (1933), de Ward Wing.
- Hay planos de la presente insertos en The Giant Claw [dvd: La garra gigante, 1957], de Fred F. Sears.
- Estrenada el 13 de junio de 1953 en Estados Unidos, y en España el 14 de junio de 1954 en Madrid y el 30 de agosto de 1954 en Barcelona.
Bibliografía
«La sirena». En Las doradas manzanas del sol; traducción de Francisco Abelenda. Barcelona: Minotauro, 1996. T.O.: «The Foghorn» (1951).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ***½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] La película inspiró uno de los episodios de la serie Pokemon (Poketto monsutâ; 1997-2023), en el que el propietario de un faro usa la sirena para atraer un dragonite.
[2] Se refiere a un ciclo de cortometrajes que rodó entre 1949 y 1953.
[3] En HARRYHAUSEN, Ray y DALTON, Tony: Ray Harryhausen: An Animated Life. Londres: Aurum Press, 2009; pág. 49.
Maravilloso. El problema de ello es que no hay manera de encontrarla ni comprándola ni de descargarla de algún coleccionista, al igual que el libro de donde parte. Una lástima.