Han pasado cinco años, y ahora los simios están enzarzados en una guerra abierta con los humanos. Cuando unos soldados, liderados por el Coronel, incursionan en el campamento y cometen una matanza, César decidirá ir tras ellos. A él se le unirán unos compañeros que no desean dejarlo solo…

Dirección: Matt Reeves. Producción: Chernin Entertainment para 20th Century Fox. Productores: Peter Chernin, Dylan Clark, Rick Jaffa, Amanda Silver. Co-productor: Ryan Stafford. Productores delegados: Mark Bomback, Mary McLaglen, Jenno Topping. Guion: Mark Bomback, Matt Reeves, según los personajes creados por Rick Jaffa, Amanda Silver. Música: Michael Giacchino. Fotografía: Michael Seresin. Diseño de producción: James Chinlund. Montaje: William Hoy, Stan Salfas. FX: Wētā FX, Halon Entertainment, Moving Picture Company (MPC), Blur Studio, Exceptional Minds, Pixel Light Effects, Stereo D, Prime Focus, Imaginarium Productions. Intérpretes: Andy Serkis (César), Woody Harrelson (el Coronel), Steve Zahn (Simio Malo), Karin Konoval (Maurice), Amiah Miller (Nova), Terry Notary (Rocket), Ty Olsson (Red Donkey), Michael Adamthwaite (Luca), Toby Kebbell (Koba), Gabriel Chavarria (Preacher), Judy Greer (Cornelia), Sara Canning (Lake), Devyn Dalton (Cornelius), Aleks Paunovic (Winter), Alessandro Juliani (Spear), Max Lloyd-Jones (Blue Eyes), Timothy Webber, Lauro Chartrand, Shaun Omaid, Roger Cross, Mercedes de la Zerda, Doug Chapman, James Pizzinato, Chad Rook, Dean Redman, Steve Baran, Sandy Robson, Levi Meaden, Billy Wickman… Nacionalidad y año: Estados Unidos 2017. Duración y datos técnicos: 140 min. – color – 2.39:1 – 2D / 3D – D-Cinema.

 

Si la serie simia original sirvió para efectuar reflexiones acerca de la problemática de la época, como la segregación racial o la guerra de Vietnam, la nueva franquicia también ha servido para meditar. Así, la primera entrega, El origen del planeta de los simios (Rise of the Planet of the Apes, 2011, Rupert Wyatt), era más directa, y arremetía contra la experimentación y la crueldad hacia los animales. La segunda, El amanecer del planeta de los simios (Dawn of the Planet of the Apes, 2014, Matt Reeves), en vista de su enfoque, estaba más encauzada hacia la acción, pero también servía para reflexionar con respecto a la tendencia del ser humano a implicarse en todo tipo de absurdas guerras. Esta nueva entrega, por descontado, también aprovechó, mientras efectuaba un espectáculo visual de primer orden, para matizar cuestiones acerca de nuestra humanidad y nuestra inhumanidad.

Matt Reeves, director de la previa entrega, repite en la presente —componiendo una especie de díptico dentro de la saga, con un tono muy definitorio—, y participa en el guion junto a Mark Bomback, mientras los creadores de la nueva franquicia se quedan al margen. En El amanecer… dispuso una historia épica e intensa, pero aquí ha aspirado a, sin alejarse de ese tono, introducir también parte del material reflexivo que potenciaba tanto el primer título. Así, ese tono antimilitarista que colmaba el título previo aquí se ve exaltado. El personaje del Coronel podría recordar al coronel Kurtz que encarnaba Marlon Brando en Apocalypse Now (Apocalypse Now, 1979, Francis Ford Coppola), y algo de eso hay: incluso en un momento dado, para subrayar ese acercamiento, en un túnel se ve una pintada donde se puede leer Ape-calypse Now!

Sin embargo, pese a ese elemento, hay más proximidad en lo que se expone con la barbarie a la que sometió el ejército norteamericano –con el consentimiento de los altos cargos y del gobierno– a la población indígena del lugar. La frase «El único kong[1] bueno es el kong muerto»[2] es una mención a la cita «El único indio bueno es el indio muerto», proclamada por el general Philip Sheridan (1831-1888) durante las Guerras Indias. Pero, aparte de ello, todo el periplo que sufren los simios de la película resulta muy similar al de tantos wésterns pro-indios del pasado, destacando en especial uno, El gran combate (Cheyenne Autumn, John Ford, 1964). La película, además, adquiere un acusado tono fordiano en muchos momentos, como su contraposición entre la épica y el tono intimista y familiar.

Es ahí, en el campo emocional, donde la cinta logra subir aún más puntos en el cómputo global. A ello ayudan unos personajes muy bien definidos, como es el propio César, que película a película ha ido madurando en humanidad, uniéndose a ello los puntos negativos que ello comporta, y él es muy consciente de ello —en un momento dado, Maurice le comparará con el desalmado Koba, y más adelante él mismo aceptará esa definición—. La relación entre César y Maurice podría ser un reflejo de la del teniente coronel Thursday (Henry Fonda) y el capitán Kirby (John Wayne) de Fort Apache (Fort Apache, J. Ford, 1948), con el segundo representando la conciencia del primero.

Continuando los símiles fordianos, incluso tenemos un elemento humorístico en la figura de Simio Malo (Steve Zahn), que vendría a ser el equivalente de Andy Devine en tantas obras del autor de La diligencia (Stagecoach, 1939). Elemento humorístico, por cierto, que nada molesta, que resulta tierno y que, en cierta manera, contrasta con los momentos duros de la cinta, incrementando estos por medio de la oposición.

Resulta también de gran interés el personaje de la niña Nova (Amiah Miller, todo un descubrimiento[3]). Cuando los simios la encuentran es una muchacha traumatizada y carente de emociones. El contacto con los protagonistas originará que ella, poco a poco, se vaya llenando de sentimientos y empatía, esto es, se irá «humanizando» a través de su contacto con los «animales». Por contraste, los militares se rigen por unos comportamientos primitivos y animalescos, y resulta muy significativo el personaje de Preacher, quien a lo largo de toda la película esperamos que actúe de un determinado modo convencional, «frustrándonos» minuto a minuto.

Por supuesto nada de ello se podría conseguir sin unas interpretaciones a la altura. Andy Serkis está, sencillamente, grandioso, y va siendo hora de que se le valore en su justa medida. La evolución psicológica que ha ido aportando a su personaje en cada una de las entregas resulta patente, y aquí es más maduro, pero más amargo también. A lo largo del metraje consigue que nos olvidemos que se trata de una creación digital detrás de la cual hay un lenguaje corporal, una voz con una extraordinaria gama de matices y, en particular, una mirada que desarma. Woody Harrelson como el Coronel también logra un buen trabajo con un personaje muy difícil, y que en manos de otro actor con menos recursos podría haber caído en la caricatura. Él logra otorgarle templanza y credibilidad, y dentro de los rasgos totalmente negativos que arrostra el personaje se percibe un quiebro en su armadura (véase la fotografía de su hijo).

Resulta un convencionalismo pero hay que mencionarlo, y es que una película de tamaña producción industrial ofrece una solución técnica y visual a la altura. Pese a que en algunos momentos determinados simios resalten contra el fondo, percibiéndose la mascarilla creada para fundir los diversos planos rodados en momentos distintos. Ello no importa, puesto que otro aliciente consigue que nos sumerjamos en la historia, y es la ya aludida parte sensitiva. La cinta consigue que la atención se mantenga en todo momento y estemos emocionalmente implicados en lo que acontece en esos simios que muestran más rasgos humanos que esos soldados exaltados y ebrios de sangre –magnífica escena de todos celebrando la victoria a los compases de America the beautiful, y que muchos interpretarán, témome, justo al revés–. A todo ello ayuda también la estupenda banda sonora creada por Michael Giacchino, un compositor que, sospecho, tampoco está siendo valorado como merece[4].

En resumidas cuentas, nos encontramos con una rara avis como es un blockbuster efectuado de un modo que considera al público como alguien inteligente, y no la clásica verbena de fuegos artificiales sin nada más que aportar. Durante tiempo se consideró esta como el fin de esta supuesta trilogía que ya no es tal, puesto que prosiguen las aventuras de estos simios en una nueva entrega que adopta el nombre de Kingdom of the Planet of the Apes (Wes Ball, 2024)..

 

Anecdotario

  • Título en Argentina y Chile: El planeta de los simios: La guerra.
  • Rodada con un presupuesto estimado de 150 millones de dólares, logró una taquilla mundial de más de 56 millones.
  • El nombre del grupo de humanos rebeldes, Alfa y Omega, es una alusión a la bomba atómica de Regreso al planeta de los simios. El logo de los cascos y las banderas es el mismo que el de la bomba.
  • Andy Serkis, Terry Notary y Karin Konoval son los únicos actores que repiten en la de momento trilogía, encarnando a César, Rocket y Maurice, respectivamente.
  • Los primatólogos que vieron la película dijeron que el comportamiento de los simios era sorprendentemente realista. La actuación de Karin Konoval como Maurice, el orangután, fue especialmente digna de mención.

  • Entregas previas de la saga:

El origen del planeta de los simios (Rise of the Planet of the Apes, 2011, Rupert Wyatt).

El amanecer del planeta de los simios (Dawn of the Planet of the Apes, 2014, Matt Reeves).

  • Siguiente entrega de la saga:

Kingdom of the Planet of the Apes (Wes Ball, 2024).

  • Estrenada en España el 12 de julio de 2017. En Estados Unidos se estrena el día 14.

 

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] «Kong» es un apelativo despectivo por parte de los soldados hacia los simios, en alusión a King Kong. Véase también la semejanza con el término «Vietcong».

[2] Ya se aludía en Regreso al planeta de los simios, por parte del general Ursus, y reemplazando «Kong» por «simio».

[3] En todo caso, esta no es su primera película, pues con anterioridad estuvo en Nunca apagues la luz (Lights Out, 2016, David F. Sandberg). También participó en diversas series televisivas, y ahora es una esplendorosa belleza en El exorcismo de mi mejor amiga (My Best Friend’s Exorcism, Damon Thomas, 2022).

[4] Atención a la careta inicial de la 20th Century Fox, que ofrece su famosa música orquestada con una instrumentación de carácter primitivo.