Peggy consigue empleo en la mansión de los Elliot, donde vive el escultor Jeffrey, al que admira, y su anciana madre. Pero también parece habitar alguien misterioso en la habitación sita encima del garaje. Y, además, antes de llegar ella al lugar, otra muchacha fue asesinada en el jardín…

Dirección: Gordon Hessler. Producción: Universal Television para American Broadcasting Company (ABC). Productor: Lou Morheim. Guion: Jimmy Sangster, Arthur Hoffe. Fotografía: Leonard J. South. Música: Robert Prince. Montaje: Larry Strong. Dirección artística: Joe Alves [acreditado como Joseph Alves Jr.]. Intérpretes: Ted Bessell (Jeffrey Elliot), Sian Barbara Allen (Peggy Johns), Bette Davis (Mrs. Elliott), Charles Drake (George Thornton), Allan Arbus (Dr. Eugene Saks), Jessica Rains (chica en la oficina), Christiane Schmidtmer (Jennifer Elliot), Johnnie Collins III (estudiante), Tovah Feldshuh (Agnes Thornton)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1973. Duración y datos técnicos: 74 min. – color – 1.33:1 – Technicolor – 35 mm.

 

El guion del telefilm Un grito de horror (Scream, Pretty Peggy, 1973) está escrito por Jimmy Sangster y Arthur Hoffe. Del segundo, misteriosamente, no se conocen más trabajos en este ámbito; sin embargo, el primero es famoso por la labor que desempeñó en su Inglaterra natal, en especial para la Hammer, con destino a la cual redactó sus filmes señeros sobre Drácula y Frankenstein, y además desarrolló una interesante carrera en la compañía. Pese a esos arranques, pareció luego especializarse en el cine de intriga/misterio/terror, con tramas enrevesadas de tensión psicológica. El primero de esos encargos fue con La máscara submarina (The Snorkel, Guy Green, 1958), al que siguieron El sabor del miedo (Taste of Fear, Seth Holt, 1961), El alucinante mundo de los Ashby (Paranoiac!, Freddie Francis, 1963), Maniac [tv: El maníaco, Michael Carreras, 1963], El abismo del miedo (Nightmare, F. Francis, 1964), Hysteria (F. Francis, 1965), A merced del odio (The Nanny, S. Holt, 1965), Crescendo [tv/dvd: Concierto inacabado, Alan Gibson, 1970] y Miedo en la noche (Fear in the Night, 1972), que él mismo dirigió.

   

Paralelamente a ello, comenzó a desarrollar una carrera en la televisión norteamericana, tanto con diversas series de variada temática como con un grupo de telefilmes que basculaban entre el terror y esa misma intriga de muchas de sus cintas hammerianas, comenzando con La presencia del diablo (A Taste of Evil, John Llewellyn Moxey, 1971). El segundo fue este Un grito de horror, que recuerda en muchos aspectos a esas películas de suspense para la Casa del Martillo: mansión apartada, pocos personajes, algunos de los cuales no son lo que parecen ser, y damas en camisón vagando en la noche.

Una película de estas características, por supuesto, debe apoyarse en intérpretes de solidez, pues si no, gran parte del invento se desmorona. Como gran estrella tenemos a la mítica Bette Davis, que encarna a la señora de la casa, algo borrachina y cascarrabias, y que, por supuesto, oculta información, aunque dadas las circunstancias es comprensible. Aquí, Sangster no nos engaña. El hijo escultor es interpretado por Ted Bessell, quien encabeza el reparto, un histrión eminentemente televisivo, fijo en series como It’s a Man’s World (1962-1963), Gomer Pyle: USMC (1964-1969), Esa chica (That Girl, 1966-1971) y Me and the Chimp (1972). Todas ellas de carácter humorístico. Aunque ya había hecho trabajos de índole dramática, este telefilm, hasta cierto punto, supuso un cambio de imagen, con una creación que bascula entre lo simpático y lo oscuro, y efectúa una encomiable labor.

Todo ello es narrado desde el punto de vista de Peggy, la empleada que entra a servir en la mansión de los Elliot. Le da vida Sian Barbara Allen, una actriz que sonará a muchos de la televisión de aquellos años, aunque no conozca su nombre. Los aficionados al terror, además, la recordarán por una película de moldes televisivos, Pesadilla en la nieve (You’ll Like My Mother, Lamont Johnson, 1972), y por la cual fue nominada a un Globo de Oro en la categoría de revelación femenina más prometedora. Parece que no tuvo mucha suerte, en todo caso, y saltó como invitada en un montón de series, hasta que se retiró tras una participación en La ley de Los Ángeles (L.A. Law, 1986-1994) en 1990. Desde la década de los ochenta lleva publicando en revistas con diversos seudónimos. Y, pese a todo, no es que sea una buena actriz, sino excelente, y a sus papeles confiere un registro pleno de sensibilidad y expresando un rico mundo interior. Aquí, en cualquier caso, su personaje comienza apareciendo atractivo, aunque acaso va tiñéndose de tintes algo enojosos por su carácter entrometido.

Aún con 75 minutos de metraje, la trama se desenvuelve tomándose su tiempo; tras un prólogo impactante, con un asesinato en la noche, conocemos a Peggy, que va a una agencia de colocación solicitando entusiásticamente un empleo. Llega a la casa y va amoldándose al lugar, y consiguiendo convencer de forma paulatina a sus propietarios de ir tomando más responsabilidades. Al menos, con Jeffrey, pues su madre se muestra más huraña: al principio, intenta que Peggy se vaya sin ver al hijo, quien puso la solicitud de empleo, y luego pretende que se largue en más de una ocasión. El misterio de esa habitación encima del garaje, cuya luz se enciende algunas veces, las noches ventosas, donde una puerta no para de golpear, y una figura en camisón y con largos cabellos rubios comienza de plantearse, percibiéndose un enigma enlazado con el crimen inicial.

Al final, Sangster nos plantea una intriga muy deudora de un clásico como Psicosis (Psycho, Alfred Hitchcock, 1960), aunque la resolución se hace sospechar con antelación, si bien los buenos actores ayudan a que el telefilm se vea con cierto interés. La puesta en escena corre a cargo del berlinés Gordon Hessler, director más o menos especializado en el género de terror, y que desarrolló su carrera a caballo entre el Reino Unido y Estados Unidos, entre el cine y la televisión. Dentro del tono ligero que tiene el telefilm, donde la censura, por supuesto, impide mostrar un mínimo de sangre, consigue aportar dos sustos efectivos, ambos centrados en una repentina aparición, y el desarrollo de Scream, Pretty Peggy se hace correcto y simpático. Poco más, pero tampoco es algo desechable.

 

Anecdotario

  • Título en Argentina: Grita, hermosa Peggy.
  • Rodada en los Universal Studios de Universal City, en California, Estados Unidos, así como en el 1486 North Sweetzer Avenue de Los Ángeles para los exteriores de la villa, que era la mansión del antiguo socio de Howard Hughes, Noah Dietrich.
  • La dirección artística corresponde a Joe Alves, después afamado por esa misma labor en la saga de Tiburón, y su dirección en la pésima tercera entrega de la misma.
  • Jessica Rains, vista brevemente como la empleada de la agencia de empleo, es la hija de Claude Rains.
  • Exhibida originalmente en Estados Unidos el 24 de noviembre de 1973 en el programa «ABC Suspense Movie». En España se emitió por la primera de TVE el domingo 18 de julio de 1976, en el espacio «Misterio», a las 20:30 horas. 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra