El Conde ordena el secuestro de una muchacha que viaja en una diligencia, pues tiene la ambición de tener un hijo con ella. Varios siglos después, el castillo es tomado por los comunistas y Drácula e hijo viajan fuera para buscarse las habichuelas (o la sangre), pero una fatalidad hace que se separen. El Príncipe de las Tinieblas llega a Londres, donde se convierte en una estrella del cine de vampiros, mientras que su hijo Ferdinand, en Francia, ha de malvivir como inmigrante.
Dirección: Édouard Molinaro. Producción: Gaumont, Productions 2000. Productor: Alain Poiré. Guion: Alain Godard, Jean-Marie Poiré, Édouard Molinaro, según la novela de Claude Klotz. Fotografía: Alain Levent. Música: Vladimir Cosma. Montaje: Monique Isnardon, Robert Isnardon. Diseño de producción: Jacques Bufnoir. Intérpretes: Christopher Lee (Drácula), Bernard Ménez (Ferdinand Poitevin), Marie-Hélène Breillat (Nicole Clément), Catherine Breillat (Herminie Poitevin), Mustapha Dali (Khaleb), Bernard Alane (Jean), Claude Génia (Marguerite), Jean-Claude Dauphin (Cristéa), Anna Gaël (Miss Gaylor), Gérard Jugnot (responsable de la fábrica), Raymond Bussières (anciano de la ANPE), Xavier Depraz (mayordomo), Anna Prucnal, Jean Lescot, Albert Simono, Arlette Balkis, Geoffrey Carey, Lyne Chardonnet, Robert Dalban, Carlo Nell, Guy Piérauld, Jean-Marie Arnoux, Jacques Boudet, Branko, Véronique Dancier, Jean-François Dérec, Louise Dhour, Jean-François Duhamel, Cédric Dumond, Jean-Yves Gautier, Raoul Guylad, Lucienne Legrand… Nacionalidad y año: Francia 1976. Duración y datos técnicos: 93 min. (copia de estreno) 99 min (director’s cut) color 1.66:1 35 mm Eastmancolor.
Édouard Molinaro (1928-2013) fue un afamado director de comedia francés, conocido, sobre todo, por unas cuantas películas que hizo con Louis de Funès, como Una maleta, dos maletas, tres maletas (Oscar, 1967) o El abuelo congelado (Hibernatus, 1969), la parodia de acción El embrollón (L’emmerdeur, 1973), con Lino Ventura, o la muy célebre Vicios pequeños (La cage aux folles, 1978), que diera lugar a una saga, un remake norteamericano y un musical.
Dracula père et fils [vd/tv: Drácula, padre e hijo, 1976] fue rodada por Molinario después de otra comedia, El teléfono rosa (Le téléphone rose, 1975), y antes de L’homme pressé (1977), un drama protagonizado por Alain Delon. Respecto a la que nos ocupa, durante la década de los noventa el realizador, dentro del programa Le club, del canal de cable Ciné Cinéfil, la definió como «fallida», sin embargo en otra edición de la serie su protagonista, Bernard Ménez, quien interpreta a Ferdinand, dijo «que estaba particularmente orgulloso de ella».
El referido Bernard Ménez (nacido en 1944) tuvo una formación cultural amplia, y trabajó como profesor de matemáticas, física y química mientras tomaba clases de interpretación, que era su pasión, dedicándose a esto último desde 1969, cuando debutó en una serie de televisión. Su primer film fue el drama Du côté d’Orouët (Jacques Rozier, 1971) y a continuación hizo la prestigiosa La noche americana (La nuit américaine, François Truffaut, 1973), donde era el ascensorista. Apareció en diversas comedias durante los setenta, y Louis de Funès le escogió para acompañarle en El avaro (L’avare, L. de Funès, Jean Girault, 1980), e incluso ha dirigido una película, Loca agencia de viajes (Les p’tites têtes, 1982). También es cantante, se dedicó a la política, está casado con una española y aún hoy día sigue actuando, y en 2014 consiguió el premio del jurado al mejor actor de reparto en el Festival Jean-Carmet de Moulins por su papel en la película Tonnerre (2013) de Guillaume Brac.
Dracula père et fils está basada en una novela obra de Claude Klotz (1932-2010), quien también publicara con el seudónimo de Patrick Cauvin. Fue creador de una saga de serie negra, con el nombre de Cauvin, protagonizada por un tal Reiner, cuyo nombre luego fue cambiado a Raner por razones legales[1]. Cuando había decidido cambiar de registro en 1974 con una novela de amor, su editor le pidió usar un seudónimo, y así adoptó el de Cauvin, con el cual tuvo más éxito que con el auténtico. Sus dos novelas de mayor logro (siempre como Cauvin) puede que sean Monsieur Papa (Monsieur Papa, 1976) y Un pequeño romance (E=mc² mon amour, 1977), ambas llevadas al cine. En 1970, con su verdadero nombre publicó Paris Vampire, que en 1983 fue reeditada como Dracula père et fils, aprovechando el relativo triunfo comercial del film.
Es sorprendente cómo Christopher Lee, después de echar pestes de las producciones de la Hammer, clamando que sus filmes no conservaban la esencia de la novela de Bram Stoker, acabara protagonizando esto. Ya había interpretado El conde Drácula / Nachts, wenn Dracula erwacht / Il conte Dracula / Count Dracula (1970), engañado por Jesús Franco, quien se jactaba de que, al fin, se respetaría letra y espíritu del libro. La presente comenzó el rodaje bajo el título de Père et fils, sin más, y Lee se escuda que en realidad no se trata de Drácula, pues viste de otra manera, se mueve de otro modo… En la película no se pronuncia el nombre del conde, pero después los productores le cambiaron el título a Dracula père et fils por motivos comerciales.
No he leído el libro (aunque lo tengo) y no puedo saber si la fidelidad es mucha o poca en la película. Lo que se ve resulta muy deslavazado, y semeja más una reunión de sketches con un eje vertebrador común, en especial al principio. Comienza en el siglo XVIII, donde una joven atractiva es secuestrada de una diligencia para ser conducida al castillo de Drácula (en esencia, diga lo que diga Lee, lo es) y darle un hijo. Durante el camino ha hecho buena migas (demasiadas) con un joven viajero, y este luego se topará con ella cuando ya es vampira. Da la impresión de que la trama se focalizará en esa relación, pero de pronto la historia salta muchos años y ese personaje masculino, como es lógico, desaparece.
Tenemos algunas escenas con el hijo de Drácula como un niño de apariencia de cinco años, haciendo travesuras: no quiere tomarse su biberón de sangre y engaña a la niñera vampiro, dejándola fuera del castillo cuando amanece y haciendo que muera destruida por el sol. Pasan doscientos años, y en la actualidad, el conde sigue teniendo la misma apariencia y su hijo Ferdinand parece tener unos treinta. Tiene un bigotito ridículo, es de una tremenda timidez y aún no ha catado hembra (ni macho). Sufre muchas reservas en morder: que si esta es demasiado vieja, este demasiado feo… Cuando llega el comunismo, el rey de los no muertos decide buscarse nuevos vientos, y esto resulta sorprendentemente similar a lo que aparece en la posterior Amor al primer mordisco (Love at First Bite, Stan Dragoti, 1979).
Como se ha referido, todo ese arranque semeja una serie de sketches humorísticos, más o menos graciosos, a costa de los vampiros. Hay un momento, por ejemplo, que Drácula (Christopher Lee) se cuela en una habitación donde una pareja yace en la cama; cuando el hombre se levanta para ir a la cocina, el no muerto aprovecha y muerde a la acompañante en el lecho, que comienza a desinflarse: era una muñeca hinchable. Después, a partir de que Ferdinand se aclimata a su nueva forma de vida y Drácula se convierte en una estrella del cine, más o menos se crea una trama más fluida, y todo se centra un poco más, focalizándose en cierta manera en la rivalidad que se establece entre padre e hijo por una mujer.
La verdad es que da un poco de lástima ver a Christopher Lee implicado en algo semejante, pero, por otro lado, lo más divertido resulta precisamente verle en un tono por completo diferente a lo que teníamos acostumbrado: le vemos sonreír con amplitud, hacer muecas, humillarse… Pero, sobre todo, parodia un personaje que le convirtió en todo un icono a nivel mundial. La película, en sí, tiene más o menos gracia, según los momentos, y a veces (demasiadas) uno siente la impresión de encontrarse ante una comedia chusca, gansa y tono muy infantil, con chistes muy obvios referentes a los vampiros y su confrontación con la realidad cotidiana.
Amén de esa estructura episódica que impide que el film tenga una cierta unidad, también se detecta un montaje catastrófico, donde no hay fluidez entre las distintas tomas. Se percibe que algunos momentos podrían dar de sí mucho más de lo que acaban siendo, y sorprende la torpeza de un realizador experimentado como Molinaro, a estas alturas de su carrera, que hace algo mustio, carente de ritmo y chispa. Una comedia mediocre, sin lugar a dudas.
Anecdotario
- Título anglosajón: Dracula and Son.
- En Estados Unidos se recortó en unos quince minutos y se redobló inventándose los diálogos.
- El rodaje tuvo lugar entre marzo y abril de 1976, en Lassay-les-Châteaux, Mayenne, para figurar el castillo de Drácula, y en el Hôtel George V, en París.
- En el momento de la filmación la actriz Marie-Hélène Breillat era la esposa de Molinaro.
- Christopher Lee rodó la película en francés, y luego hizo en doblaje al inglés, aunque en Estados Unidos no se utilizó ese audio (véase más arriba).
- Bernard Ménez ya había aparecido en otra parodia francesa de vampiros, Tendre Dracula / La grande trouille (Pierre Grunstein, 1974), con Peter Cushing.
- Gérard Jugnot apareció en otra parodia francesa de películas de vampiros, Les Charlots contre Dracula (Jean-Pierre Desagnat, 1980).
- Estrenada en Francia el 15 de septiembre de 1976.
Bibliografía
Drácula, padre e hijo; por Claude Klotz; traducción de Rosalía Vázquez. Esplugues de Llobregat (Barcelona): Plaza & Janés, 1982. Colección: El monigote de papel; nº 24. T.O.: Paris Vampire (Éditions Jean-Claude Lattès, 1970).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] En España está publicada una pequeña selección donde se conserva la denominación de Reiner.