En la Hungría del siglo XVII, la anciana viuda condesa Elisabeth Nádasdy mantiene su engañosa apariencia juvenil bañándose en la sangre de vírgenes que le suministra regularmente su fiel servidor, el capitán Dobi.
Dirección: Peter Sasdy. Producción: The Rank Organisation, Hammer Films para Rank Film Distributors [RU], Twentieth Century Fox [EE.UU.]. Productor: Alexander Paal. Guion: Jeremy Paul, según argumento de Alexander Paal y Peter Sasdy, a partir de una idea de Gabriel Ronay [según el libro The Bloody Countess de Valentine Penrose, sin acreditar]. Música: Harry Robertson [acreditado como Harry Robinson]. Fotografía: Kenneth Talbot. Dirección artística: Philip Harrison. Montaje: Henry Richardson. FX: Tom Smith (supervisor de maquillajes), Bert Luxford (efectos especiales). Intérpretes: Ingrid Pitt (condesa Elisabeth Nádasdy), Nigel Green (capitán Dobi), Sandor Elès (Imre Toth), Maurice Denham (Master Fabio), Patience Collier (Julie), Peter Jeffrey (capitán Balogh), Lesley-Anne Down (Ilona), Leon Lissek (sargento de Bailiffs), Jessie Evans (Rosa), Andrea Lawrence (Ziza), Susan Brodrick (Teri), Ian Trigger (payaso), Nike Arrighi (gitana), Peter May (Janco), John Moore (sacerdote), Olive Gregg (condesa Elisabeth Nádasdy [voz]), Joan Haythorne, Marianne Stone, Charles Farrell, Sally Adcock, Anne Stallybrass, Paddy Ryan, Michael Cadman, Hülya Babus, Lesley Anderson, Biddy Hearne, Diana Sawday, Andrew Burleigh, Gary Rich, Albert Wilkinson, Ismed Hassan, Maxwell Craig… Nacionalidad y año: Reino Unido 1971. Duración y datos técnicos: 93 min. Color 1.66:1.
Countess Dracula [vd/tv/dvd: La condesa Drácula, 1971] a priori podría considerarse simplemente la biografía de un personaje real, la condesa Bathory. Erzsébet Báthory de Ecsed nació el 7 de agosto de 1560 en Nyírbátor, Hungría. Con Vlad el Empalador como tío abuelo, su familia era una de las más adineradas de Transilvania, los Erdély, y se cree que de niña sufría ataques de epilepsia. Disfrutó de una cultura superior a la media en la época, superando a hombres y hasta al príncipe de Transilvania, y fue prometida a los once años con su primo, el conde Ferenc Nadasdy, tras lo cual pasó a habitar el castillo de él al año siguiente. A los quince se casó con el conde, que entonces contaba con veinte años, y fue él quien adoptó el nombre de soltera de ella, pues era mucho más ilustre. Se trasladaron a vivir al castillo de Čachtice junto a la suegra, Úrsula, con la cual la muchacha no mantenía relaciones muy cordiales, y él estaba ausente de continuo, guerreando y empalando a sus enemigos. A los diez años de casados la condesa tuvo su primera hija, Ana, para después dar a luz a Úrsula, Catalina y, finalmente, a Pablo.
Copia del retrato original perdido de 1585 de Elizabeth Báthory
Ferenc murió el 4 de enero de 1604 de una súbita enfermedad tras una batalla y dejó viuda a Erzsébet, que entonces contaba con cuarenta y cuatro años. La mujer expulsó del castillo a su suegra y dio comienzo a su cadena de asesinatos, trasladando a los sirvientes de aquélla a los sótanos para torturarlos. Al poco, un pastor protestante local informó sobre los rumores de que la condesa practicaba brujería, y que para ello utilizaba la sangre de muchachas jóvenes. El rey Matías II de Hungría ordenó una investigación en el castillo y con ese fin mandó al conde palatino Jorge Thurzó, que se hallaba enemistado con la noble. Según el conde, encontraron a un montón de muchachas en diversos estados de tortura, algunas desangradas. En 1612 comenzó el juicio, y Erzsébet se negó a declarar. El mayordomo manifestó que en su presencia se había asesinado al menos a treinta y siete muchachas de entre once y veintiséis años. La acusación se centró únicamente en las nobles, pues las plebeyas carecían de la menor importancia. Todos los sirvientes de la condesa fueron declarados culpables, ya fuera de asesinato o encubrimiento, y algunos de brujería.
El cuadro de Istvan Csok que aparece durante los créditos de la película
Los seguidores fueron decapitados y quemados. A las brujas les arrancaron los dedos con tenazas y las quemaron vivas, y como la ley impedía procesar a una noble, la condesa fue confinada en su castillo; se la emparedó y por un hueco se le suministraba alimento. Todas sus propiedades fueron confiscadas, objetivo que buscaba el rey desde tiempo atrás. El 31 de julio de 1614 la condesa dictó testamento y el 21 de agosto uno de los carceleros la vio caída en el suelo. Había muerto. Y fue entonces cuando nació la leyenda.
Los restos en ruinas del castillo de Čachtice
Se dice que, al poco de la muerte de su marido, una sirvienta le hizo daño peinándola, y la condesa le atizó un bofetón. La sangre de la chica cayó sobre la piel de la noble y ésta pareció percibir que en esa zona perdía las arrugas. Creyó que ese era el remedio a la vejez y consultó con brujas y alquimistas; degollaron a la criada y la Bathory se bañó en su sangre. Después, sus servidores le hicieron llegar más y más jóvenes. Se dice que también disfrutaba quemando los genitales de algunas sirvientas con hierros o carbones al rojo. Profería mordiscos a quienes caían bajo sus garras y bebía directamente la sangre que manaba. Se estima que, según la cuenta oficial, sus víctimas llegaron a ochenta, aunque algunos refieren que tal vez fueron hasta seiscientas cincuenta. Pero todo esto también podrían haber sido invenciones de sus enemigos y en realidad ser inocente.
Existe un terrible libro que narra con profusión todos estos hechos, escrito por Valentine Penrose. Y el tema, por supuesto, ha dado origen a otras películas, más o menos acordes a la leyenda[1], y se considera que la novela Carmilla de Sheridan Le Fanu es más o menos una variación (que contaría con adaptaciones más fieles por la propia Hammer). La Bathory aparece en muchos libros o películas[2] directamente como una mujer vampiro.
El acercamiento que la Hammer ofrece de la leyenda es muy peculiar. Tiene su parte de crónica histórica, pero el enfoque va más allá. Según Dennis Meikle[3], «lo que debería haber sido un sencillo terror histórico que narraba la leyenda de la “condesa sangrienta” Elizabeth Bathory se convirtió en una mezcla de Jekyll y Hyde y The Queen of Spades». Esta última era una elegante película británica, dirigida en 1949 por Thorold Dickinson, y basada en el cuento de Alexandr Sergueievich Pushkin «La dama de pique»[4]. Inédita en España en cine, pero emitida por televisión como La dama blanca, la película se centra en un pacto diabólico que realiza un oficial del ejército para ganar siempre a las cartas. Personalmente, considero la relación un poco traída por los pelos.
Según parece, el proyecto vino a la Hammer de manos del propio director, Peter Sasdy. Nacido como Peter George Sasdy en 1935 en Budapest, Hungría, emigró al Reino Unido, y de joven trabajó en una cafetería, para después hacer un curso de dirección en la BBC. Comenzó a trabajar en el medio con la serie médica Emergency-Ward 10 (1957-1967), en la temporada 1959-1960, y otras series en las que trabajaría son Patrulla fantasma (Ghost Squad, 1961-1964), Sherlock Holmes (Sherlock Holmes, 1964-1968), con Peter Cushing, Out of the Unknown (1965-1971), Viaje a lo desconocido (Journey to the Unknown, 1968-1969), Arturo de Bretaña (Arthur of the Britons, 1972-1973), El regreso del Santo (Return of the Saint, 1978-1979), la hammeriana La casa del terror, El diario secreto de Adrian Mole (The Secret Diary of Adrian Mole Aged 13¾, 1985) o la mini-serie Sherlock Holmes y la prima donna (Sherlock Holmes and the Leading Lady, 1991), con Christopher Lee como el genio de Baker Street.
Paralelamente a ello, en cine debutó en la propia Hammer con El poder de la sangre de Drácula (Taste the Blood of Dracula, 1970), película que se ve enturbiada por una estética algo televisiva, aparte de la simplificación a todos los niveles que le otorga el guion un tanto obvio debido a Anthony Hinds, escrito, como siempre, con su seudónimo de John Elder. Después de la presente ofrecería su mejor film para la Hammer, Las manos del destripador (Hands of the Ripper, 1971), y ya fuera de la compañía brindaría otras obras del género como la simpática Holocausto radiactivo (Doomwatch, 1972), basada en una mítica serie de televisión —inédita en España, para variar—, la curiosa Noche infernal (Nothing But the Night, 1973), la desastrosa I Don’t Want to Be Born [vd: Poseído al nacer / Sharon’s Baby / No quiero nacer, 1975] o Welcome to Blood City [tv: Bienvenidos a la Ciudad Sangrienta, 1977], imitación de Almas de metal (Westworld, Michael Crichton, 1973). Peter Sasdy representaba la «savia nueva» que buscó la Hammer, con el fin de «modernizar» el espectro de directores de la compañía, y este otorgaba un tratamiento demasiado deudor de sus años en televisión, con profusión de zooms, colores eléctricos y una incómoda superficialidad.
Sasdy, pues, se acercó a James Carreras con la idea, y este negoció un acuerdo con Rank, la compañía que, a partir de esta cinta, distribuiría cuatro films de la empresa. Para brindarle cierta «credibilidad» al film, aparte de Peter Sasdy, que era un inmigrante húngaro, se situó como productor a Alexander Paal[5], que tenía igual origen[6]. El guion fue desarrollado por Jeremy Paul[7], a partir de un argumento concebido por Sasdy y Paal, forjado a partir de las investigaciones que les aportó Gabriel Ronay, quien después, con todo el material que recopiló publicó el libro The Truth About Dracula (1972).
Tras ser rechazado el rol principal por Diana Rigg, fue elegida Ingrid Pitt, pero para brindarle un tono más exótico su voz fue doblada por Olive Gregg[8], algo que indignó mucho a la actriz (y lo cual no era la primera vez que sucedía). Más tarde, esta declararía: «En verdad no fue una película demasiado terrorífica. Creo que no resultó lo suficientemente cruel o aterradora. Necesitaba más crueldad, degollamientos, podencos, sangre…»[9] Junto a Ingrid Pitt, compartió protagonismo el excelente actor Nigel Green, que interpreta al capitán Dobi, amante de la condesa.
Con el fin de ahorrar presupuesto, la película aprovechó los escenarios existentes en los estudios Pinewood y diseñados por Maurice Carter para la cinta histórica Ana de los mil días (Anne of the Thousand Days, Charles Jarrott, 1969), lo cual le concede una vistosidad apabullante y le dispensa un fondo histórico muy verosímil, dentro del contraste que supone que sean decorados bosquejados para una película que transcurría en la Inglaterra de Enrique VIII, entre 1526 y 1536. Y es que el acercamiento que le dispensa Sasdy no es el de un film de terror convencional —pese a que la Hammer lo lanzó con la frase «La primera película de terror basada completamente en una historia real»—, sino que su intención era hacer otra cosa. Según el compositor Harry Robinson[10]:
Estaban haciendo un drama histórico. Lo único es que, en mi opinión, se perdieron durante el proyecto. Alguien de la oficina de producción dijo: «Se supone que esto es una película de terror», así que añadieron algo de ello. Hubiera sido mucho más horrible si realmente se hubieran apegado a lo que hizo Elizabeth Bathory.
Decíamos al inicio que, a priori, el film podría considerarse la biografía de un personaje real. Sin embargo, el acercamiento final que se hace —y motivo por el cual es incluido en esta selección— bascula entre esa crónica real y la fabulación de la misma, convirtiéndola en una película fantástica. Así, vemos a la condesa como una anciana, cargada de arrugas, y después de bañarse en la sangre va rejuveneciendo de forma paulatina —al igual que Drácula en la novela de Bram Stoker, y de ahí, posiblemente, la alusión inicial a Jekyll y Hyde, inadecuada a mi juicio—. Así pues, podría considerarse Countess Dracula como una variación del vampirismo, donde la condesa se alimenta de sangre no por medio de la mordedura, sino a través de la piel.
En todo caso, las críticas previas citadas que se le achacaron al film son muy pertinentes, porque se trata, en verdad, de una película de carácter histórico donde, en su hora y media de metraje, acaso se intercalen diez o doce minutos de terror. Y eso es un elemento que para determinados seguidores del género puede resultar muy decepcionante.
Pero el caso es que la cinta exhibe un guion de una riqueza psicológica bastante inhabitual en el cine Hammer de la época; John Elder, desde luego, hubiera sido incapaz de aportar esos matices, y habría expuesto todo desde un aspecto mucho más obvio. En este sentido, resulta muy atrayente el desarrollo que se ofrece del personaje del capitán Dobi y las fases por las cuales éste va transitando. El capitán es un hombre de armas intrépido y aventurero; en su juventud, mientras vivía el marido de la condesa, mantuvo relaciones con esta, y en ocasiones se supone que las han seguido manteniendo. Ahora que ella ha quedado viuda él pretende llevar más lejos la relación casándose con ella, tanto por el amor que le profesa como por su ambición personal. Al principio él finge ante sí mismo ceguera frente al comportamiento sádico de la mujer para con sus súbditos, aunque finalmente, cuando percibe que todo repercute en la felicidad de ella, no le importa perpetrar cualquier cosa con el fin de satisfacerla.
Es también bastante interesante la relación de Dobi con dos personajes tan distintos como son el bibliotecario Fabio e Imre Toth, el apuesto soldado con el que la condesa mantendrá relaciones en su encarnación fingida de su propia hija. Con el sabio parece mantener una relación de amistad donde cultiva su parte intelectual, jugando con él al ajedrez, si bien en todo momento ese trato se matiza con veladas —y no tan veladas— amenazas ante la posible indiscreción del anciano. Más adelante no dudará incluso en «suicidarle», traspasando así las barreras de lo permisible.
En cuanto al soldado, con él establece una amistad de carácter lúdico, un compañero de juerga, bebida y mujeres. Aunque con él también implanta una relación utilitaria: cuando comprueba que él siente un interés especial por la condesa —si bien, a sus ojos, no se trate de ella— intentará deshacerse de él de una manera un tanto esquinada pero no por ello menos efectiva (aunque fallará en cierto sentido en sus planes).
Otro elemento curioso referente a Dobi es que, ante la exigencia de la condesa de que le traiga otra virgen para sacrificar y bañarse en su sangre, aquel le aporte a la propia hija de la Bathory. Se trata de un elemento que luego no es replanteado, lo cual excusa en cierta manera el comportamiento del personaje, cuando todas las culpas caen sobre la noble, en un final que resulta, por lo demás, muy precipitado, abrupto.
Cuando comienza el film la condesa Bathory es presentada como una anciana. Ello se muestra por medio de un pésimo maquillaje supervisado por Tom Smith. Además, al inicio de la película existen fallos de rácord en los insertos de primeros planos de la condesa, viéndose unas muy ostentosas verrugas que no existen en los planos medios y generales; esas excrecencias serán después frecuentes en las facciones de la actriz, ahora respetando la continuidad. Cuando se mancha accidentalmente el rostro con la sangre de la criada, la piel de la condesa perderá parte de las arrugas y se mostrará tersa y juvenil. No es una visión subjetiva de ella, sino que otros personajes serán testigos del mágico suceso.
En la población corre el rumor de que la condesa es una bruja, y en cierta manera así es. Utiliza la sangre de las muchachas para recuperar una juventud perdida, añadiendo tersura a su piel y recuperando el tono rubio de sus cenicientos cabellos. Más adelante, cuando falle uno de los sacrificios, por medio de un libro en la biblioteca centrado en Hechizos de sangre, tal como indica su título, averiguará que, para que se produzca el portento, es necesaria la sangre de una virgen —en ese sentido, resulta un poco inverosímil creer que la gitana, perteneciente a un circo itinerante, lo sea—. Tal como decíamos, ello provoca una suerte de vampirismo dermatológico que convertirá a la condesa en una vampira un tanto peculiar. El final del film ofrece a una mujer de la población llamándola, precisamente, condesa Drácula[11].
Resulta curioso, por lo demás, plantear la historia como una especie de versión perversa —más aún, de hecho— del cuento de Blancanieves, pues existen ciertos paralelismos que se dan en ambas historias. Así, la Bathory podría ser un trasunto de la madrastra, celosa de la belleza de la hija. Hace desaparecer en el bosque a su hija/stra, a la cual se acoge en una cabaña donde convive con un mudito —si se me permite el chascarrillo—. Mientras, ella, en el reino, se aprovecha de su poder y su belleza.
Pese a que el guion procura una solidez sorprendente, chirrían los insertos centrados en una muy juvenil Lesley-Anne Down —la referida hija—, los cuales semejan añadidos a posteriori. Además, la personalidad de la condesa asoma como muy errática. Así, cuando rejuvenece, su carácter se torna de un infantilismo exagerado, y cuando envejece de nuevo varía de forma aparatosa: en una misma escena, la de la rabieta, llora ante Dobi, pidiéndole ayuda, y pocos minutos después se muestra colérica, dominante y déspota con él.
La puesta en escena de Peter Sasdy, en todo caso, no puede decirse que esté a la altura del guion —pese a las deficiencias referidas—, y de nuevo se distingue esa incómoda condición televisiva de la que antes nos hacíamos eco. Sasdy narra todo con una corrección de frialdad artesanal, induciendo que los personajes deambulen por los escenarios y reciten los diálogos, sin más. Solo hay tres momentos donde el director parece que intenta jugar con la cámara y de esa manera narrar por medio de la imagen. Una vez la condesa perpetra su primer sacrificio, en el plano siguiente en que aparece se la ve cabalgando y avanzando a cámara lenta durante unos segundos, para después ajustarse la velocidad normal; diríase que es un modo de patentizar la situación sobrenatural de ese hecho. En otro instante, cuando la Bathory percibe que las arrugas han regresado a su rostro, durante la rabieta que sufre, hay un momento en que se abraza a la columna del dosel de la cama, y entonces la cámara efectúa un giro lateral, para configurar la alteración psicológica que se origina en ella. Por último, cuando la condesa reza para que todo vuelva a su cauce, durante la oración el plano soporta una iluminación sobrenatural, para cambiar el foco a uno más realista una vez finaliza ésta, sin cambiar de encuadre.
También queda patente una pésima dirección de actores, donde gran parte de ellos sobreactúa de un modo lastimoso, quedando en especial de manifiesto en los personajes que incorporan los actores Maurice Denham como Fabio —y este, por lo general, destacó como un intérprete excepcional—, así como el muy mediocre Sandor Elès como el soldado Toth, que semeja una especie de mezcla entre Errol Flynn y Alain Delon. Así, no es difícil que el actor Nigel Green sobresalga abrumadoramente por encima de los demás, dado el atractivo diseño del personaje y el modo, entre gallardo e irónico, con que lo aborda.
Aparte de escenas de desnudos incorporadas ex profeso, se rodaron en ocasiones dos versiones alternativas de determinadas tomas, tal como se hacía en los fantaterrores españoles de la época. Así, había planos con desnudos y sin desnudos, estos últimos destinados a la copia a distribuir en Estados Unidos. La versión editada en DVD en España por parte de Filmax incorpora esos desnudos.
Anecdóticamente añadamos que, según algunas fuentes, hay un cameo en el film de nada menos que Sir Elton John, hacia el minuto cuarenta y dos de metraje, luciendo camisa blanca y sombrero, y sentado junto a otros tres individuos, uno de ellos con la cara pintada de blanco, en una taberna donde entran Nigel Green, Sandor Elès y Peter Jeffrey. Por mi parte, no estoy del todo seguro que se trate de él, y en otras fuentes no se cita esa circunstancia. El estreno del film no representó un gran éxito, y Michael Carreras confesaría que perdieron dinero, si bien triunfó más entre la crítica que entre el público.
Anecdotario
- El rodaje tuvo lugar entre el 27 de julio y el 4 de septiembre de 1970.
- El cuadro que aparece tras los créditos iniciales es una pintura de 1896 del artista húngaro Istvan Csok. Muestra a la verdadera condesa Bathory disfrutando de la tortura de algunas jóvenes por parte de sus sirvientes. En el patio interior de uno de sus castillos, las jóvenes desnudas son empapadas con agua y mueren congeladas en la nieve.
- En los créditos iniciales aparece el siguiente rótulo: «Los personajes e incidentes representados y los nombres utilizados aquí son ficticios y cualquier parecido con los nombres, personajes o historia de cualquier persona es totalmente accidental y no intencionado».
- Estrenada en el Reino Unido el 3 de febrero de 1971. En España no se llegó a estrenar en cines en su época, dado su alto grado de erotismo, aunque mucho más tarde, tras su exhibición en un ciclo Hammer en el Festival Internacional de Cine Imaginario de Madrid Imagfic, en marzo de 1988, una distribuidora compró Countess Dracula junto a otras películas de la Casa con el fin de estrenarlas en cine en versión original subtitulada, si bien fue posponiéndose y, al final, se canceló. Más tarde se ha emitido por televisión —con un doblaje absolutamente atroz— y editado en DVD.
Bibliografía
La condesa sangrienta; por Valentine Penrose; traducción de María Teresa Gallego y María Isabel Reverte. Madrid: Siruela, 2008. Colección: Siruela bolsillo; nº 29. T.O.: Erzsébet Báthory la Comtesse sanglante (1962).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Sin ánimo de exhaustividad, citemos: Ceremonia sangrienta/Le vergini cavalcano la morte (Jorge Grau, 1973), Cuentos inmorales (Contes immoraux, Walerian Borowczyk, 1973), Bathory: La condesa de sangre (Bathory/Bathory: Countess of Blood, Juraj Jakubisko, 2008), La condesa (The Countess, Julie Delpy, 2009).
[2] La noche de Walpurgis (León Klimovsky, 1971), El rojo en los labios (Les lèvres rouges, Harry Kümel, 1971)…
[3] MEIKLE, Denis: A History of Horrors: The Rise and Fall of the House of Hammer. Lanham (Maryland): Scarecrow Press, 2001; pág. 188.
[4] También publicado en español como «La dama de espadas», «La reina de espadas» o «La dama de los tres naipes». Véase Antología universal del relato fantástico; recopilación de Jacobo Siruela; traducción (para ese cuento) de Amaya Lacasa Sancha. Girona: Atalanta, 2014. Colección: Ars Brevis; nº 79.
[5] Este también sugirió a la Hammer una película sobre Vlad Tepes, a protagonizar por Mike Raven, pero James Carreras la echó atrás por no dar de lado a Christopher Lee. Lee encarnó al Empalador en el documental Vem var Dracula? [tv: En busca de Drácula, Calvin Floyd, 1975], en las escenas de recreación histórica. También fue el presentador y narrador.
[6] Fue su última película, después de trabajar para la Hammer en Mantrap o Four Sided Triangle, ambas dirigidas por Terence Fisher en 1953. O también en el film de culto Three Cases of Murder [tv/dvd: Tres casos de asesinato, David Eady, George More O’Ferrall, Wendy Toye, 1955]. Murió al año siguiente, en 1972, en Madrid, a los sesenta y dos años. Estuvo casado con la actriz Eva Bartok.
[7] Guionista de Arriba y abajo y de muchos episodios de la serie de Sherlock Holmes con Jeremy Brett. En cine solo escribió la presente.
[8] Ese mismo año, esta actriz de origen sudafricano dobló también a Valerie Leon en Sangre en la tumba de la momia (Blood from the Mummy’s Tomb, Seth Holt, Michael Carreras, 1971).
[9] Citado en FELLNER, Chris: The Encyclopedia of Hammer Films. Lanham (Maryland): Rowman & Littlefield Publishers, 2019; pág. 71.
[10] En entrevista con Bruce Hallenbeck para la revista Little Shoppe of Horrors, y citado en JOHNSON, Tom; DEL VECCHIO, Deborah: Hammer Films: An Exhaustive Filmography. Jefferson (Carolina del Norte): McFarland & Co., 2012.
[11] En un momento determinado de la película, un diálogo insinuará su relación familiar con Vlad Tepes, sin decirlo literalmente.