Un grupo de jipis pasan su existencia en espera de algo que les muestre algún sentido a la vida. En la tropa entra un cuarentón llamado Khorda, que les embelesa con sus comentarios filosóficos y comienza a erigirse como un gurú que domina a todos. Más adelante, Pico descubrirá que se trata de un vampiro.

Dirección: Ray Danton. Producción: R. F. Brown Productions, World Entertainment Productions para American International Pictures (AIP). Productor: Fred Sadoff. Productor delegado: James H. Nicholson. Productor asociado: Robert Quarry. Guion: R. L. Grove. Fotografía: Bill Butler  [acreditado como Wilmer C. Butler]. Música: Bill Marx. Montaje: Harold Lime. FX: Mark Bussan (efectos de maquillaje), John Oliver (efectos especiales). Intérpretes: Robert Quarry (Khorda), Bill Ewing (Pico), Brenda Dickson (Rona Ashby), John Fiedler (Pop), Bobby Pickett (Kirkwood), William Jordan (Monk Reynolds), Betty Anne Rees (Esslin), LaSesne Hilton (Barbado), John Lasell (sargento Kelly), Michael Cronin (Mike), Charles Hornsby (Charles), Kitty Vallacher (Bridey), Tari Tabakin (Mavis), Freda T. Vanterpool (bailarina), Olympia Silvers (Olympia), Bob Woods (policía), Ted Lynn (surfero)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1972. Duración y datos técnicos: 85 min. color 1.85:1.

 

Después del célebre díptico sobre el conde Yorga, Robert Quarry protagonizó esta nueva película donde también interpreta a un vampiro[1], esta vez llamado Khorda, para que tenga suficientes sonoridades a algún país del este de Europa (recuérdese a la familia Korda, importantes productores y directores de cine en los años treinta y cuarenta, procedentes de Hungría), e incluso se dignó en añadirse al grupo de producción junto a su amigo Fred Sadoff. Años más tarde, por cierto, el actor apareció en el film Moon in Scorpio [vd: La luna en Scorpio, Gary Graver, 1987], donde daba vida a un tal doctor Khorda, aunque ahí no es un vampiro.

Deathmaster [vd: Muerte maestra / El ataúd maldito, 1972] cuenta con guion de un tal R. L. Grove, del que no se conocen más labores fílmicas, así que es posible que pudiera tratarse de un seudónimo (¿el propio Quarry?). La dirección, por lo demás, corre a cargo de Ray Danton, antiguo intérprete que ganó un Globo de Oro a actor novel más prometedor por el dramón de Susan Hayward Mañana lloraré (I’ll Cry Tomorrow, Daniel Mann, 1955), y que luego protagonizaría la estupenda La ley del hampa (The Rise and Fall of Legs Diamond, Budd Boetticher, 1960), superando el centenar de apariciones entre cine y televisión. Como realizador solo tiene tres películas acreditadas, seguidas de una veintena de trabajos en la pequeña pantalla: debutó con la presente, y después tenemos la coproducción con España La tumba de la isla maldita / Hannah, Queen of the Vampires (1973) y terminó con otra también del género, Psychic Killer (1975).

Esta película es muy hija de su época. La trama se circunscribe en torno a un grupo de jipis, que pasan su existencia entre porros, motos y dejar la vida pasar, en espera de que algo trascendente les ilumine. Dentro de ese entorno se integra Khorda, un gurú que dominará a los chavales por medio de largas parrafadas pretendidamente trascendentes, pero que se basan en una mezcla de obviedades y vaguedades. Se supone que el personaje es una especie de émulo de lavadores de cerebros al estilo de Charles Manson, y critica cómo un grupo de muchachos confundidos pueden ser manejados por líderes más o menos carismáticos. El hecho de que sea un vampiro, y les integre en rituales que aparentan satánicos, hacen pensar que el reverso a todo ello sería el cristianismo y la forma de solventar esos males.

El film arranca con un individuo enigmático que, en plena playa, se dedica a celebrar una ceremonia mágica. De resultas de ello aparece, arrastrado por la marea, un ataúd, que el tipo se llevará con él. Después veremos al vampiro Khorda, y aquel que lo trajo de vuelta es su servidor Barbado, que es humano (y lampiño), aunque aquí se da un hecho curioso: como es un servidor del mal, en un momento dado, mientras lucha con el protagonista este le pintará con su propia sangre una cruz en la mejilla, lo que le haré soltarle. Por su parte, Khorda exhibirá una melenita estilo Jesucristo Superstar, llevará bigote y perilla y viste una túnica. No solo es un vampiro canónico, que duerme durante el día, le repelen las cruces y puede ser vencido con una estaca, sino que también tiene poderes mágicos, como hacer que las luces se enciendan y apaguen a voluntad, desaparecer en el aire o controlar mentalmente a la gente (aunque el protagonista parece ser inmune, sin ninguna explicación).

Como guía de la historia tenemos a una pareja integrada en ese grupo, formada por Rona y Pico, este último un chaval con pintas de indio americano, que sabe kung fu (solo al principio, luego da la impresión que se le olvida) y semeja algo más despierto que el resto de los jipis, aunque, como los demás, se pasa gran parte del tiempo preguntándose por el sentido de la existencia. La pareja es amiga de un tendero calvo, Pop, también con ciertas ínfulas jipiosas y que parece saber de todo.

En ese entorno se establecerá una lucha entre el bien y el mal, con Pico intentando rescatar a Rona del antro donde habitan los jipis comandados por el vampiro. Este, como se ha referido, se pasa gran parte del tiempo soltando simplezas trascendentes a los chavales; muchos de esos diálogos fueron improvisados por el propio Quarry. Más adelante, en el clímax final, veremos a Khorda exhibir unos colmillos muy bien resueltos, mientras que los del resto de los vampiros semejan comprados en una tienda de chuches. La explicación es que los que porta Quarry son los mismos que empleó en el díptico Yorga, y le fueron realizados por su propio dentista, que se los ajustó especialmente.

Hay bastantes momentos que provocan la carcajada involuntaria, como el instante referido del kung fu, el hecho de que a modo de prueba de la maldad de Khorda haga a los chavales bailar sin parar en plan místico, o que cada vez que el vampiro suelte una sentencia rotunda se escuche un acorde de sitar, el clásico instrumento musical indio tan vinculado al movimiento jipi gracias al compositor e intérprete Ravi Shankar. Añadamos también un instante en el que Pop deduce la perversidad de la congregación cuando ve que tienen unos alicates (así, sin más) o la aparición de su perro de lanas muerto con la marca del vampiro en el cuello, y atacado en pleno día sin que se sepa cómo.

Danton dirige sin nervio, centrándose de forma obsesiva en situaciones paralelas al intríngulis de la cinta y perdiéndose en ellas, incapaz de crear un film con atmósfera y sentido de la inquietud. Y el vampiro parece un pobre infeliz que busca realizarse manipulando a un grupo de pánfilos carentes de verdadera entidad. Por todo ello, el resultado es un sinsentido con una pretenciosidad risible, y que simplemente usa una temática de moda en la época para ganarse al público joven. Pese a su excelente fotografía, está escrito, dirigido e interpretado de manera torpe, salvo acaso el chaval protagonista que encarna a Pico, Bill Ewing, que transmite cierta sinceridad y espontaneidad, aunque el personaje está tan mal desarrollado en el guion que poco puede hacer. Con todo, no tuvo una carrera demasiado destacada, e hizo un poco de todo sin sobresalir en nada. Al igual que la propia película, que intenta abarcar mucho y carece de enjundia alguna.

 

Anecdotario

  • Título de rodaje: Guru Vampire.
  • Títulos alternativos: Khorda / The Deathmaster.
  • Títulos en Argentina: El ataúd [cine] / El ataúd maldito
  • Título en México: El ataúd maldito.

  • Rodada con un presupuesto estimado de 110.000 dólares en diciembre de 1970. La filmación tuvo lugar en la playa de Santa Mónica, en Topanga y en Los Feliz, en el estado de California, en 17 días.
  • Según se dice, Ray Danton era una persona de trato bastante difícil pero con quien Quarry congenió bien y supo entenderse sin problemas.
  • Estrenada en Estados Unidos a partir del 5 de julio de 1972. En España parece haberse editado en vídeo con los títulos Muerte maestra y El ataúd maldito, aunque puede que en el segundo de los casos las fuentes lo confundan con la edición argentina o mexicana. 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: *½

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] En realidad, el rodaje se produjo después del primer Yorga, en un intento desesperado por parte de Quarry de conseguir sacar provecho económico al asunto. Por ello, tuvo problemas con la AIP, que compró el film para su distribución y retrasó su estreno un par de años, mientras se ponían a preparar la segunda entrega de Yorga.