Una pareja se cuela en un centro experimental del gobierno, aparentemente abandonado, y se lanzan a una piscina que hay en el lugar, siendo atacada por algo que mora en su interior. Una investigadora que es enviada en su búsqueda da con el lugar y, sospechando que podrían estar ahogados, vacía el estanque en las aguas del río cercano, liberando lo que había en él: pirañas mutantes asesinas.

Dirección: Joe Dante. Producción: New World Pictures. Productor: Jon Davison. Co-productor: Hisako Tsukuba [acreditado como Chako Van Leeuwen]. Productores delegados: Roger Corman, Jeff Schechtman. Guion: John Sayles, según una historia de Richard Robinson y J. Sayles. Fotografía: Jamie Anderson. Música: Pino Donaggio. Montaje: Mark Goldblatt, Joe Dante. Dirección artística: Bill Mellin, Kerry Mellin. FX: Rob Bottin, Vincent Prentice (efectos de maquillaje), Douglas Barnett, Dave Morton (efectos mecánicos), Jon Berg (efectos especiales), Robert Short, Chris Walas (accesorios especiales), Adam Beckett (animador), Bill Hedge, Peter Kuran, Rick Taylor, Chris Casady (efectos fotográficos), Pat O’Neill (efectos ópticos especiales), Jules Roman, Jerome Seven (ayudantes de efectos), Phil Tippett (diseñador y animador de criaturas). Intérpretes: Bradford Dillman (Paul Grogam), Heather Menzies-Urich [acreditada como Heather Menzies] (Maggie McKeown), Kevin McCarthy (Dr. Robert Hoak), Keenan Wynn (Jack), Dick Miller (Buck Gardner), Barbara Steele (Dra. Mengers), Belinda Balaski (Betsy), Melody Thomas Scott (Laura Dickinson), Bruce Gordon (coronel Waxman), Barry Brown (soldado), Paul Bartel (Mr. Dumont), Shannon Collins (Suzie Grogan), Shawn Nelson (Whitney), Richard Deacon (Earl Lyon), Janie Squire (Barbara Randolph), Roger Richman (David), Bill Smillie, Guich Koock, Jack Pauleson, Eric Henshaw, Robert Vinson, Virginia Dunnam, Diamond Farnsworth, Bruce Paul Barbour, Robyn Ray, Mike Sullivan, Jack Cardwell, Sally Bondi, Joe Dante, Amy Holden Jones, R. C. Keene, Andrew G. La Marca, John Sayles, Phil Tippett… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1978. Duración y datos técnicos: 94 min. / 106 min. [versión ampliada para TV] – color – 1.85:1 – 35 mm.

 

Tiburón (Jaws, Steven Spielberg, 1975), representó un enorme éxito comercial en todo el mundo: con un presupuesto estimado de nueve millones de dólares consiguió una taquilla mundial de 476,5 millones. Algo así no podía caer en saco roto, y con rapidez se comenzó a organizar un montón de producciones similares, tanto secuelas oficiales por parte de la Universal, la compañía que le dio origen, como otras debidas a casas más pequeñas pero igual de ambiciosas. Hubo nuevas películas con tiburones, sí, pero también surgió otro tipo de animales que atacaban a la especie humana, y no solo marinos; hubo títulos como Orca: La ballena asesina (Orca, Michael Anderson, 1977), Tentáculos (Tentacoli, Ovidio G. Assonitis, 1977), ¡Tintorera! (¡Tintorera!, René Cardona Jr., 1977) o Barracuda (Barracuda, Harry Kerwin, Wayne Crawford, 1978), entre otros muchos, pero de igual modo Grizzly (Grizzly, William Girdler, 1976) o La bestia bajo el asfalto (Alligator, Lewis Teague, 1980) entre esos que trasladaban la estructura del film de Spielberg a tierra firme.

  

La última de las citadas tenía guion de John Sayles, al igual que Piraña (Piranha, 1978), considerada casi de forma unánime como una de las mejores imitaciones que surgieron, inclusive por parte del propio Spielberg. Era el primer guion para cine que escribía Sayles, y durante la postproducción le daba la impresión de que se encontraban ante un bodrio de proporciones monumentales. El autor estaba muy desanimado, y consideraba la opción de regresar al campo de la novela y olvidarse de Hollywood. El director escogido, Joe Dante, era uno de tantos descubrimientos de Roger Corman: en 1974 el astuto productor le brindó trabajar en su compañía New World Pictures en el departamento de edición de tráileres, y un año después le fue ofrecida la oportunidad de dirigir su primer largometraje, en colaboración con Allan Arkush, un estudiante de cine que también estaba trabajando en New World, y así juntos dieron lugar a Esos locos del cine[1] (Hollywood Boulevard, 1976), una visión satírica sobre el negocio del Séptimo Arte. Y entonces llegaron las pirañas… El éxito del film pilló a todos descolocados: con un presupuesto que se estima entre 600.000 y 770.000 dólares, según las fuentes, el resultante en la taquilla mundial alcanzó nada menos que dieciséis millones de dólares, y por lo general la crítica la valora positivamente, al menos ahora.

Tal como haría más adelante con Aullidos (The Howling, 1981) ―también con guion de Sayles―, Dante impregna el film de una cierta ironía, aunque, desde luego, Piraña no puede ser considerada como una comedia. La película está inundada de referencias mordaces que transitan de forma paralela a su narración más canónica, como si dijéramos: desde el inicio, donde en unos billares se está jugando con una máquina de, precisamente, el Tiburón de Spielberg, a continuas referencias de los personajes a lo que está por venir, y donde el elemento más destacado es el de la hija pequeña del protagonista, que tiene miedo de meterse en el agua por si hay algún bicho que la pueda morder…

El film ofrece cierta diversidad de personajes, que poco a poco van confluyendo en la trama de un modo lógico. Tenemos a la protagonista femenina, Maggie, una especie de investigadora, que va en busca de una pareja que ha desaparecido. Vagando por la zona se topa con un individuo que vive por allí, Paul, y con rapidez y descaro le endilga la tarea de ayudarle. Serán los héroes de la película, un borrachuzo y una detective de tercera. Descubrirán que el centro experimental del gobierno no está tan abandonado como parece, pues todavía sigue allí trabajando un científico, y más adelante aparecerán un militar y otra científica, involucrados en la cría de pirañas mutantes asesinas, con el fin de utilizarlas en la guerra. Todos ellos se harán los despistados, eludiendo responsabilidades.

La diversión es constante desde el inicio. Las pirañas van río abajo, derechas, primero, a un campamento de niños, donde está la hija de Paul, Suzie, y después a un parque acuático donde el típico hombre de negocios sin escrúpulos (un gozoso Dick Miller, habitual en las filmografías de Corman y de Dante) está celebrando la inauguración. Sabe lo de las pirañas, puesto que está compinchado en el negocio con el militar, pero no le preocupa demasiado: lo importante es el dinero, no la vida de los demás. De tal manera, un poco obvia, desde luego, pero Piraña no es un film para andarse con sutilezas, Sayles desliza sus habituales inquietudes sociales. Por un lado, tenemos esa carencia de recato de los financieros ambiciosos, y por otro el propio gobierno que incentiva investigaciones para usarlas en dudosas guerras.

Además, la película está inundada de un reparto de lo más suculento: Heather Menzies-Urich (en aquel entonces aún no llevaba el apellido de su marido, Robert Urich), Kevin McCarthy, Keenan Wynn, Dick Miller, Barbara Steele, Belinda Balaski, Melody Thomas Scott y Paul Bartel. Y como protagonista tenemos a Bradford Dillman, un actor, no bueno, sino excelente, pero que tendría muy mala suerte. Había estudiado en el Actor’s Studio y trabajado en Broadway, y en cine aportó interpretaciones prodigiosas en títulos como Impulso criminal (Compulsion, Richard Fleischer, 1959), pero su carrera se fue deslizando poco a poco hacia la televisión y el cine barato.

Piraña ofrece los suficientes elementos como para que los personajes resulten interesantes sin perder tiempo en entrar en el meollo (sobre el pasado de Paul tenemos que imaginarnos muchas cosas, pero eso le hace más atrayente aún). Aparte del tema de los peces asesinos, que atacan en una cadencia adecuada, se desarrolla la subtrama conspiratoria, e incluso en el laboratorio del inicio tiene aparición un adorable monstruito animado por stop-motion, homenaje a Ray Harryhausen (también hay otro engendro, sin duda efectuado por medio de una manopla). Los efectos especiales dispensan roles primerizos para artistas del medio de posterior fama, tales como Rob Bottin, Chris Walas, Peter Kuran o Phil Tippett, entre otros. Piraña no será una obra maestra, ni lo pretende, pero es un entretenimiento gozoso que se disfruta de principio a fin.

 

Anecdotario

  • Título en Argentina y México: Piraña.
  • En 1979, la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la galardonó con un premio Saturn en la categoría de mejor montaje, y también la nominó en la de mejor película de terror (ganó The Wicker Man).
  • La filmación ocupó entre el 15 de marzo y el 5 de abril de 1978, y se rodó principalmente en Griffith Park, cerca de Los Ángeles, y en Texas, en San Marcos, Seguin y Wimberley.
  • Steven Spielberg describió esta película como «el mejor de los rip-offs de Tiburón (1975)». Universal Studios intentó demandar a New World por emular el film. Sin embargo, Steven Spielberg vio la película con antelación y le encantó. Después de eso, Universal retiró la demanda.
  • En la escena en la cual se echa al agua, Kevin McCarthy quien lo hace  es Eric Braeden (Huida del planeta de los simios, Colossus: el proyecto prohibido). En realidad, estaba contratado para el papel de Grogan, pero decidió abandonar por otro proyecto, pero antes rodaron esos planos.
  • Joel Goldsmith, hijo de Jerry y también futuro compositor, aquí trabaja como mezclador de sonido en exteriores.

  • Aunque Heather Menzies había posado desnuda en el Playboy en 1973, ella temía que su entonces marido no lo aprobara, así que los pechos que se ven son en realidad de una camarera a la que convencieron para ello.
  • El papel de Barbara Steele fue escrito originalmente para un hombre.
  • En un principio, Bradford Dillman no estaba contento con la naturaleza unidimensional de su personaje, y preguntó al guionista John Sayles por qué era tan plano. Sayles respondió que Roger Corman no solía utilizar buenos actores en sus películas, por lo que deliberadamente no desarrollaba los personajes. Pero como Dillman era un actor «de verdad», estaba más que encantado de aumentar la profundidad de su rol.
  • A Peter Fonda se le ofreció originalmente el papel de Paul Grogan, pero lo rechazó. Diane Baker fue también tanteada para un papel no confirmado, pero no lo aceptó.
  • La banda sonora compuesta por Pino Donaggio costó diez mil dólares. Los efectos especiales alcanzaron los cincuenta mil.

  • Las pirañas se hicieron sujetando peces marioneta de goma a palos.
  • En un principio, Rick Baker se iba a encargar de los efectos de maquillaje. En su lugar, recomendó a Rob Bottin, que entonces tenía diecisiete años.
  • Según Joe Dante, el ruido que hacen las pirañas bajo el agua es el sonido de taladros dentales.
  • Mientras los protagonistas exploran el laboratorio, aparece un pequeño lagarto humanoide bípedo. Joe Dante esperaba que la criatura apareciera varias veces a lo largo de la película, cada vez más grande; incluso consideraba terminar la película con una versión gigante del monstruo atacando un muelle. Desgraciadamente, no tenían ni de lejos el presupuesto necesario.
  • Las películas Raw Force [vd: Raw Force – Invasores de la tumba de jade, Edward D. Murphy, 1982] y Not of This Earth [vd/tv/dvd: Vampiro del espacio, Jim Wynorski, 1988] reciclan imágenes de la presente.
  • Más o menos secuela: Piraña II: los vampiros del mar (Piranha Part Two: The Spawning, James Cameron, [Ovidio G. Assonitis, Miller Drake], 1981).
  • Remakes:

Piraña / Piraña 95 (Piranha, Scott P. Levy, 1995) [telefilm].

Piraña 3D (Piranha 3D, Alexandre Aja, 2010).

  • Estrenada en Estados Unidos el 3 de agosto de 1978 y en España el 20 de diciembre de 1978.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***½

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Por algún misterioso motivo, en muchas fuentes es citada como Esas locas del cine, cuando es erróneo.