Tom Stewart es un pianista de jazz que una noche se encuentra en un faro abandonado con Vi, con quien ha mantenido una relación. Ella le exige proseguir con el romance, pero él quiere acabar, pues en poco se casará con Meg. En una discusión, Vi cae del faro y, cuando está pendiente del mismo, Tom duda en socorrerla y ella se desploma a las indómitas aguas. Sin embargo, el fantasma de la mujer le acosará desde entonces.
Dirección: Bert I. Gordon. Producción: Cheviot Productions para Allied Artists Pictures. Productores: Bert I. Gordon, Joe Steinberg. Guion: George Worthing Yates, según una historia de Bert I. Gordon. Fotografía: Ernest Laszlo. Música: Albert Glasser; Calvin Jackson (secuencias adicionales de jazz moderno). Montaje: John A. Bushelman. Dirección artística: Gabriel Scognamillo. FX: Herman E. Townsley (efectos especiales), Bert I. Gordon, Flora M. Gordon (efectos visuales). Intérpretes: Richard Carlson (Tom Stewart), Susan Gordon (Sandy Hubbard), Lugene Sanders (Meg Hubbard), Juli Reding (Vi Mason), Joe Turkel (Nick, el chantajista), Lillian Adams (Mrs. Ellis), Gene Roth (Mr. Nelson, dependiente del puesto de comida), Vera Marshe (Mrs. Hubbard), Harry Fleer (Frank Hubbard), Merritt Stone (cura), George Stanley (invitado a la boda), Dick Walsh (invitado a la boda), Leslie Thomas (invitado a la boda), Paul Frees (Frank Hubbard [voz])… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1960. Duración y datos técnicos: 75 min. B/N 1.37:1.
Tras la infantil The Boy and the Pirates (1960) Bert I. Gordon cambió por completo de registro y abordó una, en teoría, adulta historia de fantasmas. Eso sí, siguió anclado en el ambiente playero del film previo, y aquí nos presenta a un músico de jazz que vive cerca de un faro abandonado, y que tiene previsto casarse con una guapa muchacha del lugar, Meg. Sin embargo, el fantasma de una antigua relación, literalmente, llegará para incordiar.
El guion corresponde a George Worthing Yates, un interesante narrador que ya había trabajado con anterioridad con Gordon[1], y que estaba especializado en el género de la ciencia ficción (aunque también tocó otras materias, como la aventura[2], el wéstern o el cine negro). Puede que por ello no se amoldara en demasía a un formato como el terrorífico, que exige unas características muy especiales. Además, como casi siempre en el cine de Gordon, pese a contar con guionistas profesionales la idea siempre partía de un planteamiento previo concebido por el realizador. Aquí, Yates debió amoldarse a una exigencia que destroza cualquier posibilidad de crear algo con atmósfera cuando se incluye en la trama un personaje como la niña Sandy Hubbard, interpretada por la repelente hija del director, Susan Gordon, que entonces gozaba de diez años de edad. Intentar hacer algo medianamente denso con la cría colándose en casi todas las escenas es un empeño imposible.
Claro que también se ha de tener en cuenta que el propio Bert I. Gordon estaba muy poco dotado para ofrecer lo que aquí se necesitaba: sutileza, inquietud, atmósfera, misterio… La película carece de cualquiera de esos elementos, y se desliza de forma cansina, torpe y convencional a través de su metraje, una escasa hora y cuarto, pero que se hace interminable. Gran parte del film se dilata con diálogos superfluos, relaciones de folletín, y además se introduce en la trama a un absurdo chantajista que desvía el curso narrativo de elementos más interesantes. Y la niña, claro.
En esta ocasión, los trucajes de Gordon y su esposa se reducen a unos pocos efectos «fantasmales» como es alguna sobreimpresión de la fantasma con el camisón agitado por el viento, que es el más efectivo de todos. Tenemos además las pisadas que van apareciendo en la arena de la playa, y que se resuelven de un modo obvio o, el efecto más alucinante de todos, cuando sobre una repisa aparece la cabeza cortada de la mujer, hablando, en un detalle que no se sabe si está introducido para provocar inquietud o risa, pero que produce el segundo de los efectos, en especial cuando Richard Carlson lo agarra y se percibe que, en esos instantes, es la testuz de un maniquí de plástico. Resaltar también una idea interesante: Carlson saca del mar el cadáver de la mujer, lo deposita sobre la playa y este se comienza a cubrir de algas; cuando las revuelve no hay nada más que eso. Sin embargo, el efecto está resuelto de un modo chapucero, amontonando sargazos a puñados por el efecto del paro de imagen, cuando debiera haber estado resuelto de un modo más calmo, lento, elegante…
Dado que el protagonista es músico de jazz, Gordon decidió que la banda sonora debía seguir esa misma onda. La melodía es interesante, pero no casa con las imágenes de una cinta de terror atmosférico, y de nuevo tenemos otra oportunidad desperdiciada, que conduce al film hacia otro elemento que va en perjuicio de una resolución global positiva. La cinta, por tanto, es un cúmulo de despropósitos, pese a que, en un inicio, la idea podría parecer muy atractiva, y en manos de otro director más dotado, y eliminando los personajes del chantajista y la cría, podría haber deparado una historia de fantasmas tradicional y cautivante. El título original, por supuesto, se refiere a lo atormentado que está el protagonista a causa de las apariciones del espectro de la mujer que otrora fue su amante. Pero uno se pregunta, en vista de los resultados, si, para el espectador, el tormento no es otro que la propia niña.
Tras la presente, Gordon se embarcó en un proyecto televisivo derivado del presente film: Gordon convirtió la película en el piloto de una propuesta serie, Famous Ghost Stories (1961), con presentación de Vincent Price para, a continuación, darse una versión recortada del film, mas el proyecto no tuvo continuidad. Y luego regresó al planteamiento infantil con la curiosa The Magic Sword [tv/dvd: La espada mágica, 1962].
Anecdotario
- Título en Argentina: Sangre en el faro.
- Título alternativo en la televisión norteamericana: Eye of the Dead.
- Rodada en Malibú, California, así como en las islas Santa Catalina y Anacapa, de las Channel Islands, en California.
- Una parte de la partitura procedía en realidad de House on Haunted Hill [tv/dvd: La mansión de los horrores, 1959], de William Castle, que Allied Artists había distribuido el año anterior.
- Aunque el papel de Frank Hubbard fue interpretado en la pantalla por el actor Harry Fleer, su voz fue doblada por Paul Frees, algo habitual en la carrera de éste, ya que a menudo se le llamaba para doblar las voces de los actores durante las fases de postproducción, siempre de forma no acreditada.
- Este film es de dominio público, de ahí la existencia de copias en estado tan lamentable.
- Estrenada en Estados Unidos el 22 de septiembre de 1960. Con el título argentino ha tenido algún pase televisivo en España, al parecer.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] En concreto en El gigante ataca [tv/dvd: El asombroso hombre creciente] (The Amazing Colossal Man, 1957), Attack of the Puppet People [tv/dvd: La rebelión de los muñecos, 1958], War of the Colossal Beast [tv: La guerra de la bestia gigante, 1958] y Earth vs the Spider [tv/dvd: La araña, 1958]. La presente fue su última colaboración juntos.
[2] Suya (en unión con John Twist, que luego lo desarrolló como guion) fue la idea de la decepcionante Simbad, el marino (Sinbad, the Sailor, Richard Wallace, 1947), que eliminaba todo elemento fantástico de la trama.