Estados Unidos, en la actualidad. Jimmy, un muchacho de once años, vive en una zona de playa y se divierte recreando las acciones de los piratas, a los que admira. Un día encuentra en la orilla una botella de aspecto extraño, y cuando reflexiona en voz alta que le gustaría estar entre los bucaneros, el genio del frasco se libera y le traslada justo ahí, al barco de Barbanegra, en el siglo XVIII.

Dirección: Bert I. Gordon. Producción: Bert I. Gordon Productions para United Artists. Productor: Bert I. Gordon. Guion: Lillie Hayward, Jerry Sackheim, según una historia de Bert I. Gordon. Fotografía: Ernest Haller. Música: Albert Glasser. Montaje: Jerome Thoms. Dirección artística: Edward L. Ilou. FX: Herman E. Townsley (efectos especiales), Bert I. Gordon, Flora M. Gordon (efectos visuales). Intérpretes: Charles Herbert (Jimmy Warren), Susan Gordon (Katrina Van Keif / Kathy), Murvyn Vye (Blackbeard [Barbanegra]), Paul Guilfoyle (Snipe), Joe Turkel [acreditado como Joseph Turkel] (Abu el genio), Archie Duncan (Scoggins), Than Wyenn (Hunter), Albert Cavens [acreditado como Al Cavens] (capitán holandés), Mickey Finn (Peake), Morgan Jones (Mr. Warren), Timothy Carey (Morgan), George Bruggeman (pirata), Duke Fishman (pirata), Chuck Hamilton (pirata), Cap Somers (pirata), Ray Spiker (pirata)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1960. Duración y datos técnicos: 82 min. color 1.66:1.

 

La década de los cincuenta fue la edad de oro de la ciencia ficción, y sirvió para que Bert I. Gordon tratase los temas que tanto le gustaban, con animales o personas aumentados o reducidos de tamaño. Su última película de ese periodo fue Earth vs the Spider [tv/dvd/bd: La araña, 1958], y con la permuta de dígito su cine dio un brusco giro. Diríase que, temeroso del cambio de gustos del público, temía que la ciencia ficción ya no llamase la atención e intentó diversificar su oferta temática, aunque casi siempre aprovechando para implantar en sus nuevas aportaciones algo en lo que encajar sus habituales trucajes. Su primer film de los sesenta fue The Boy and the Pirates (1960).

 

Estamos aquí frente a una película, diríase, para niños. Un muchacho fantasioso que ve sus sueños convertirse en realidad cuando, por arte literalmente de magia, se ve trasladado al mundo que venera, el de los piratas. Otro director diferente a Bert I. Gordon hubiese aprovechado, quizás, el elemento imaginativo para insertar al chaval en el ambiente de una película de piratas y, a partir de ahí, jugar con las convenciones de ese género, sin más, olvidándose de la fantasía, y convirtiendo ese dispositivo en un fácil deus ex machina sin mayor justificación dramática. Gordon, sin embargo, sigue aferrado a ello de dos maneras diferentes.

Por un lado, el genio de la botella cumple el deseo del niño, sí, pero, tal como estamos acostumbrados a las historias de las mil y una noches, el acto dispone de una trampa. El djinn lleva atrapado en el interior del frasco dos mil años y, por supuesto, tiene ganas de salir a estirar las piernas. Engaña pues al chaval: cuando pasen tres días, el chico se verá intercambiado en el interior de la botella por el genio, mientras que este será libre. Eso, a menos que consiga devolver la redoma al lugar donde la encontró, y el barco surca aguas del Caribe, lejos de su casa. Ello ayuda, por supuesto, a que el espíritu sobrenatural esté en constante presencia durante toda la historia, y ahí Gordon y su esposa pueden jugar con los habituales trucajes de cambio de tamaño que solían utilizar en el cine de la década anterior.

El otro elemento fantástico que adorna la narración es el propio hecho del traslado del chico de una época a otra, y la serie de situaciones anacrónicas que se desatan, con la sorpresa que para los demás representan determinados elementos, como las cerillas que Jimmy lleva encima, o los propios conocimientos históricos que posee el chaval, y que aprovecha en su beneficio. Lamentablemente, elementos tan sugestivos no son aprovechados y son un mero adorno o recurso cómico en las pocas ocasiones en que son abordados.

El film está protagonizado por un niño ―interpretado por Charles Herbert, al que podemos recordar por el clásico de ciencia ficción The Colossus of New York [dvd/tv: El coloso de Nueva York, Eugene Lourié, 1958]― y, por tanto, posee un enfoque propio para chavales. Sin embargo, manifiesta elementos que podrían parecer un tanto «fuertes», dentro del contexto mojigato del cine contemporáneo: es una cinta de piratas, aunque suavizada por el elemento infantil y humorístico que a veces se da, pero vemos luchas y, por tanto, muertes. Barbanegra ―interpretado por el actor Murvyn Vye, caracterizado de igual manera a la de otros intérpretes del mismo rol en otras películas, procedente de los grabados que existen del personaje histórico― es presentado al inicio como un recurso algo cómico, pero a medida que avanza la trama se va volviendo más oscuro, más temible y, por último, incluso disparará sin compasión contra uno de sus marinos, viéndose a este sangrar de manera abundante por el vientre, algo insólito en un film infantil.

The Boy and the Pirates arranca francamente bien, y promete ser una divertida y trepidante cinta de aventuras, adornada además con elementos fantásticos. Sin embargo, en un momento determinado parece que las ideas se les acaban a los guionistas, Lillie Hayward y Jerry Sackheim, y hacia la mitad el film ofrenda un bajón tremendo, con larguísimas escenas de diálogos que alargan de forma indecible las situaciones, en un film que no llega a la hora y media de duración. El momento en el cual Barbanegra y el cocinero traman en el camarote del primero se hace interminable, por ejemplo, y eso no se puede perdonar en una película que se pretende divertida y trepidante.

Y, al fin y al cabo, The Boy and the Pirates acaba dejando traslucir las limitaciones narrativas que sufría un realizador como Bert I. Gordon. En las escenas de efectos especiales podía ser efectivo: aquí, juega con la perspectiva, con planos cercanos del niño y lejanos del genio, para aparentar la pequeña estatura del segundo (unos veinte centímetros), junto a los típicos trucajes de sobreimpresión. Sin embargo, cuando hay que desarrollar situaciones, personajes, Gordon falla y el resultado se hace algo plúmbeo y elemental. Su discurrir errante por la década de los sesenta prosiguió, y la siguiente película que rodó fue una intriga de fantasmas, Tormented [tv: Sangre en el faro, 1960], donde volvía a sacar, igual que en la presente, a la repelente de su hijita, Susan Gordon.

 

Anecdotario

Título en Argentina y México: El niño y los piratas.

Timothy Carey fue despedido de esta película porque lanzó a Charles Herbert por la cubierta del barco pirata.

Este film tuvo una adaptación al cómic en la colección Dell Four Color nº 1117 (junio de 1960).

En la película Muñeco diabólico (Child’s Play, 1988), hay un momento en que se ve la presente proyectada en un televisor (hacia el cuarto de hora de iniciada).

Estrenada en Estados Unidos el 13 de abril de 1960. En España nunca se ha visto, salvo error.

 

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: *½

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra