Una institutriz llega a una casa apartada para educar a Silvia, una niña enferma. El padre vive allí con su segunda esposa, así como la servidumbre, y Silvia parece tener un buen amigo, Hugo, si no fuera porque este no existe, y es solo una estatua.

Dirección: Carlos Enrique Taboada. Producción: Producciones AGSA. Productor delegado: Adolfo Grovas. Guion: Carlos Enrique Taboada. Fotografía: Ignacio Torres. Música: Raúl Lavista. Montaje: Carlos Savage. Decorados: Eduardo Carrasco. FX: Ricardo Sáinz (efectos especiales). Intérpretes: Marga López (Julia Septién), Joaquín Cordero (Eugenio Ruvalcaba), Norma Lazareno (Mariana), Aldo Monti (Carlos), Lucy Buj (Silvia), Rafael Llamas (profesor Esquivias), Ada Carrasco (Paulina), Lilia Castillo [acreditada como Lilia Richars] (Herminia), Manuel Dondé (Bruno), Jorge Mateos (Dr. Molina), Miguel Gómez Checa (teniente de policía), Eduardo MacGregor (Fabián), Jorge Pablo Carrillo (Hugo)… Nacionalidad y año: México 1969. Duración y datos técnicos: 100 min. – Eastmancolor – 1.37:1 – 35 mm.

 

Carlos Enrique Taboada Walker (18 de julio de 1929 – 15 de abril de 1997) es uno de los directores de cine mexicano más prestigiosos en lo que respecta al género de terror. Hijo de los actores Julio Taboada y Aurora Walker, comenzó su carrera en 1950 como guionista y director en la televisión azteca. En 1954, decepcionado con la recepción de su primer libreto para cine se retiró de la escritura durante cinco años. Hacia el final de su carrera le sucedió exactamente lo mismo, justo cuando comenzaba a recibir crédito internacional por su trabajo. Entre sus labores como escritor para cine se puede mencionar la saga compuesta por La maldición de Nostradamus, Nostradamus y el destructor de monstruos, Nostradamus, el genio de las tinieblas y La sangre de Nostradamus, de 1959, Orlak, el infierno de Frankestein (1960) o El espejo de la bruja (1962). Como director debutó con La recta final (1964), pero debe su fama al grupo de filmes de terror Hasta el viento tiene miedo (Hasta el viento tiene miedo, 1968), El libro de piedra (1969), Más negro que la noche (1975) y Veneno para las hadas (1984).

El libro de piedra arranca como si fuera un refrito de Otra vuelta de tuerca (The Turn of the Screw, 1898), la novela de Henry James, con la institutriz llegando a la mansión misteriosa para cuidar de una niña que tiene visiones de alguien que parece no estar vivo, y que suele aparecerse en las cercanías de un estanque. Sin embargo, pronto la idea se desvía de ese origen para proporcionar visos novedosos. La mansión misteriosa no es tal, sino un cortijo típicamente mexicano, y casi todas las escenas están rodadas a la luz del día, donde el escalofrío se transmite en el calor de la tarde entre la verde hojarasca. Y no hay fantasmas, en el estilo tradicional, sino una cautivante trama de brujería que se va desvelando poco a poco.

Todo se circunscribe alrededor de una estatua de un niño sosteniendo un libro, la cual fue traída de Europa, de un pueblo austríaco, siglos atrás. De forma paulatina se irá descubriendo la naturaleza de esa efigie, mientras Silvia, en apariencia, tiene como amigo invisible a Hugo, el crío que la construcción representa, y al que, sin embargo, en ocasiones parece tener miedo.

La historia se refiere casi en su integridad desde el punto de vista de la institutriz, Julia (Marga López, la estrella del cine mexicano procedente de Argentina), pero esa narrativa se ve alterada en un par de ocasiones: una, cuando Eugenio, el padre de la cría, y Carlos, un amigo, se acercan a la capital para entrevistarse con un experto de lo sobrenatural, el cual les desvelará secretos terribles; y otra, cuando la madrastra, Mariana, sea objeto de las acechanzas de Silvia, o acaso se trate de Hugo.

La narración se va desvelando de un modo paulatino, sin prisas, refiriendo la vida cotidiana en el caserón, mientras, casualmente, se van produciendo algunos extraños indicios, donde se puede especular sobre la condición malvada de Silvia, sobre sus poderes sobrenaturales, o acerca de la extraña influencia mental que ejerce la soledad en ella unido a su desorbitada fantasía. Taboada construye un guion bien trabajado, donde pequeñas alusiones tienen después su confirmación para ir forjando esa telaraña de misterio. Se trata de un terror sutil, elegante, punteado por momentos de inquietud. La puesta en escena es sencilla y sobria, aunque hay un instante de gran intensidad cuando Julia descubre la estatua, en el cual el realizador alterna primeros planos de la mujer y del niño de la estatua, cambiando siempre el encuadre, para reforzar la inquietud que ello provoca en la institutriz. Nos hallamos, pues, ante una joya del terror mexicano que merece mucho la atención.

 

Anécdotas

  • Título anglosajón: The Book of Stone.
  • El rodaje tuvo lugar en Amecameca, Estado de México, México Distrito Federal y en los Viveros de Coyoacán, también de México Distrito Federal, entre el 5 de agosto y el 30 de septiembre de 1968.
  • Parece ser que esta es la única película que interpretó el niño Jorge Pablo Carrillo, que encarna a Hugo.
  • Remake: El libro de piedra (2009), de Julio César Estrada.
  • Estrenada en México el 18 de julio de 1969. En España es inédita (aunque muy posiblemente se haya programado en algún festival del género, como Sitges).

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ****

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra