Un equipo científico británico detecta la entrada en la atmósfera terrestre de un gran objeto volador que tiene todas las trazas de estar tripulado. Cuando descubren la zona en la que parece haber caído, hacia allí se dirigen, pero encuentran el lugar acordonado por el ejército. Los científicos consiguen convencer a los militares de que la ayuda por su parte es necesaria y, una vez localizan el objeto, que ahora adopta el tamaño de una esfera como una pelota de baloncesto, lo trasladan al laboratorio.
Dirección: John Gilling. Producción: Armitage Film Productions Ltd., Harris Associates, New Art Productions. Productor: Ronald Liles. Productor delegado: John I. Phillips. Guion: Jim O’Connolly, basado en la novela de Frank Crisp. Fotografía: Stephen Dade. Música: Johnny Gregory. Montaje: Philip Barnikel. Dirección artística: Harry White. FX: Bunty Phillips (maquillaje). Intérpretes: John Saxon (Dr. Jack Costain), Maurice Denham (Dr. Morley), Patricia Haines (Ann Barlow), Alfred Burke (superindente Hartley), Warren Mitchell (Reg Lilburn), Stanley Meadows (detective Tom Grant), Aubrey Morris (Thorburn), Ballard Berkeley (comandante Savage), Marianne Stone (Madge Lilburn), Geoffrey Lumsden (coronel Davy), Barbara French (Joyce Malone), Tony Wager (soldado Higgins), David Gregory (soldado Jones), Robert Crewdson (Medra), Robert Rietty (voz de Medra), Douglas Livingstone, Tom Gill, Vincent Harding, Romo Gorrara, John Carson, Jack Watson, Roy Everson, Fred Davis, Aidan Harrington, Walter Henry, George Hilsdon, Gerry Judge, Colin McKenzie, Jim O’Brady, Bill Risley, John Sherlock, Reg Thomason… Nacionalidad y año: Reino Unido 1965. Duración y datos técnicos: 79 min. B/N 1.37:1.
El cine de las islas británicas a veces podía ser muy localista, como ciertas muestras de género humorístico o musical, pero en ocasiones buscaba la exportación, principalmente a Estados Unidos, donde además podía colocarse con facilidad debido a la concomitancia del idioma. Durante la década de los años cincuenta se habían realizado algunas cintas de temática criminal que habían contado con alguna estrella norteamericana, de capa más o menos caída, para protagonizarlas y lograr el estreno en el país del dólar. También el género de ciencia ficción, en ocasiones abordado por la industria británica, jugaba con ese factor, y en la década previa se dan casos como Howard Duff, que participó en la hammeriana Spaceways [dvd: Spaceways, Terence Fisher, 1953], Gene Nelson, intérprete de Timeslip (Ken Hughes, 1955), Paul Douglas con The Gamma People (1956), que dirigiera John Gilling, el adusto Brian Donlevy, “héroe” de El experimento del Dr. Quatermass (The Quatermass Xperiment, 1955) y Quatermass 2 [tv: El experimento del Dr. Quatermass II; dvd: Quatermass 2, 1957], ambas realizadas por Val Guest de nuevo para la Hammer, Forrest Tucker en The Strange World of Planet X (Gilbert Gunn, 1958) y The Trollenberg Terror (Quentin Lawrence, 1958), el vaquero Rod Cameron en Escapement (Montgomery Tully, David Paltenghi, 1958) o Marshall Thompson en Fiend Without a Face [tv: Monstruo sin rostro, Arthur Crabtree, 1958] y First Man Into Space [tv: El primer hombre en el espacio, Robert Day, 1959].
Como puede verse, no es poco. Esa táctica proseguiría en la década de los sesenta con Macdonald Carey en otra producción Hammer, Estos son los condenados (The Damned, Joseph Losey, 1962) o el cantante Howard Keel en The Day of the Triffids [tv/dvd: La semilla del espacio, Steve Sekely, Freddie Francis, 1963]. Cuando John Saxon protagonizó The Night Caller tenía veintinueve años de edad, es decir, era joven y apuesto, pese a su incipiente calvicie, y se le veía como un actor ecléctico, que se adecuaba a papeles muy diversos dentro del cine de género. Intérprete de diversos films bélicos, aquí sin embargo da vida a un científico, rol que repetiría con posterioridad.
Ya hemos referido en la sinopsis al equipo investigador que detecta la llegada de un objeto extraterrestre a la Tierra. Ese grupo lo forman el veterano doctor Morley (Maurice Denham), el joven doctor Jack Costain, a quien da vida John Saxon, y una hermosa ayudante, Ann Barlow (Patricia Haines). Ellos tres moverán los hilos de todo una vez que consigan que los militares entren en razón, y es que el ejército es abordado en el film de una manera que no lo pone en muy buen lugar. Tal vez debido a cierta aridez argumental en ese inicio, se añaden ciertos elementos humorísticos, pero lo cierto es que los soldados, tanto los de baja graduación como los de alta, son enfocados como de una estupidez supina, y la ciencia debe estar a su lado para efectuar lo que es necesario a cada momento.
El film está basado en una novela de Frank Crisp titulada The Night Callers (en plural) publicada en 1960, y que adapta a formato cinematográfico Jim O’Connolly, activo productor británico, con cierta incidencia en el campo del guion ―suya fue la idea original, sin acreditar, de Estudio de terror (A Study in Terror, James Hill, 1965), que enfrentaba a Sherlock Holmes con Jack el Destripador―, y que llegaría a dirigir ocho películas, entre ellas El circo del crimen (Berserk, 1967) y The Valley of Gwangi [tv/dvd: El valle de Gwangi, 1969]. El film se divide en dos fases muy diferentes: la primera se enfoca en la investigación conjunta entre militares e investigadores, y pese al tono ocasional de guasa y a la absurda jerga científica que se declama en ocasiones, la atmósfera convocada es muy agradable, pues remite de forma inequívoca a El experimento del Dr. Quatermass. Después la acción pasa a la encuesta policial sobre la desaparición de diversas mujeres (ese mismo salto de tono se da en la novela), y parecemos estar ante otra película.
Cierto interés suponen las visitas de varias muchachas con ansias de ser modelo a la oficina de un individuo, visto siempre entre sombras, y que parece someterlas a un trance hipnótico. Lo más interesante de esta parte es el modo en que refleja los ambientes del Soho londinense de la época, con los lugares turbios por los que transitan los policías. Pero ese tono inicial se ha perdido, y el film da un drástico bajón en interés. Este se recupera un tanto en el anticlimático clímax, si se nos permite el juego de palabras, con el plano del extraterrestre protegido por un muro y con unas llamas batiendo tras él, y el extraño ambiente que ello provoca, amén de la irrupción brusca del rótulo THE END.
La trama, pues, de un planteamiento inicial de interés pierde la atención del espectador, salvo momentos puntuales. John Gilling, experimentado tanto en los géneros de la ciencia ficción como en el criminal, parece consciente de ello e intenta otorgar brío a las imágenes, jugando con los movimientos de cámara o los encuadres, con planos de aproximación a los personajes cuando se enfrentan a una situación, o encuadres inclinados, como el de la madre vista a través de los barrotes de la escalera aproximándose a la puerta donde se halla el extraterrestre.
Precisamente el extraterrestre, proveniente de Ganímedes, aun con lo poco que se le llega a ver, es el elemento más interesante del film por el modo en el que Gilling lo retrata, es decir, siempre entre sombras, como esa impresionante silueta recortada tras el cristal de la puerta. Lo poco que vislumbramos de él lo muestra vestido en un ceñido traje de cuero, manos incluidas, y la cabeza tapada por una especie de ajustado casco. Su presencia siempre crea un tono inquietante, y es lo mejor del film sin lugar a dudas. Resulta un tanto divertido, sobre todo al inicio, comprobar que el alienígena sabe conducir coches, vislumbrándose su garra (un torpe guante de goma) aferrada el volante.
John Saxon se mueve con facilidad de un episodio a otro de la película, como un reflexivo científico al inicio o como un hábil colaborador de la policía después. En todo caso, su papel se ve empañado por la forma en que el torpe guion lo maneja, metiéndolo y sacándolo de la trama sin ton ni son. Más curioso resulta el cometido que la trama ofrece a los otros dos científicos del film, el anciano doctor Morley y la joven ayudante Ann Barlow, pero nada más explicaremos al respecto de cara a futuros espectadores. El actor Alfred Burke da vida al superindente Hartley de la policía con los rasgos habituales del funcionario civil que suelen aparecer en los filmes británicos, y tenemos muchos personajes secundarios que intentan aportar cierto tipismo localista, como Aubrey Morris, en el papel del soplón homosexual ―es quien recoge las cartas que envían las chicas y se las facilita al extraterrestre, y también parece un viejo conocido del policía, por algún asunto criminal―, o los militares graciositos. Saxon, inmediatamente después de esta, protagonizó otra película de ciencia ficción que se ha convertido en mítica, Queen of Blood [tv/dvd: Planeta sangriento, 1966], de Curtis Harrington.
Anécdotas
- Títulos en Estados Unidos: Blood Beast from Outer Space / Night Caller from Outer Space.
- La versión que se estrenó originalmente en los Estados Unidos reemplaza el tema musical de los créditos iniciales por una canción interpretada por Mark Richardson. También amputa algunos planos de la escena en la tienda, donde se ven colgando algunas fotografías con topless.
- En 2011 se realizó una espantosa versión coloreada de la película.
- Estrenada en el Reino Unido el 31 de diciembre de 1965. En España permaneció inédita hasta una emisión televisiva.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: **
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra