El calentamiento global ha fundido los casquetes polares y producido un aumento de las aguas, de tal modo que ahora la humanidad sobrevive en pequeños grupos de débiles construcciones sobre el mar. Los tiburones se han agrupado en manadas y atacan a las personas. Mientras, un grupo científico intenta lanzar un cohete a la atmósfera, para revertir el efecto del CO2.
Dirección: Mark Atkins. Producción: Syfy, Slightly Distorted Productions, The Asylum. Productor: David Michael Latt. Co-productor: Paul Bales. Productor delegado: David Rimawi. Productor asociado: David L. Garber. Productora ejecutiva: Lauren Elizabeth Hood. Guion: Marc Gottlieb, Mark Atkins. Fotografía: Mark Atkins. Música: Kays Al-Atrakchi, Brian Ralston. Montaje: Mark Atkins, Erica Steele. Diseño de producción: Sean Brebnor. FX: Scott Wheeler (supervisor de efectos visuales), Kevin Lane (efectos digitales). Intérpretes: Brandon Auret (Dillon Barrick), Stephanie Beran (Dra. Shayne Nichols), Lindsay Sullivan (Dra. Roy Shaw), Lauren Joseph (Beatrice), Daniel Barnett (Moffat), Christia Visser (Dra. Caroline Munro), John B Swart (Hideo Ishiro), Alex Anlos (Nathan Terry), Angie Teodora Dick (Joanne D’amato), Ryan-Wayde Hannival (Lookout), Zane Westermeyer (Butcher), Keisha Shadè Akinyemi (extra)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 2016. Duración y datos técnicos: 90 min. color 1.78:1.
Toda una superproducción, diríase: una película producida por la inefable The Asylum con destino al canal televisivo SyFy, dos de los perpetradores de engendros fílmicos mayores del cine exploitation actual. Además, cuentan con la ayuda de otra compañía, Slightly Distorted Productions, especializada en efectos especiales y que ha colaborado en producciones más ambiciosas. Realiza el cotarro un tal Mark Atkins, director de fotografía de más de una veintena de series Z fantásticos o limítrofes, y que como metteur en scene es responsable de una docena de productos de igual calibre, comenzando con el thriller Night Orchid (1997) y finalizando, de momento, con Monster Island (2019), así como tres telefilmes y nueve direct to video.
Como es norma en este tipo de producciones, el argumento semeja un cóctel de seis o siete películas: el entorno en que transcurre está copiado de Waterworld (Waterworld, Kevin Reynolds, 1995), dentro de un recinto centrado en el cine de escualos propiciados por la mítica Tiburón (Jaws, Steven Spielberg, 1975) ―para mayor inri, el barco del protagonista es muy parecido al Orca, hay un personaje que se llama Roy Shaw (mezcla de Roy Scheider y Robert Shaw), y hasta se ven planos calcados del clásico, como el de un personaje al borde de la popa y el tiburón brotando de pronto―. Y existe un guiño innegable en la construcción del título a El planeta de los simios (Planet of the Apes, Franklin J. Schaffner, 1968), que se confirma con el plano sorpresa final, pero que es destripado en la secuencia de créditos iniciales.
Por lo demás, y como también suele ser costumbre en este tipo de películas (o telefilmes, tanto da), el reparto está compuesto de intérpretes tan desconocidos como mediocres, aunque la palma se la lleva una tal Angie Teodora Dick como la líder de una de las comunidades acuáticas, una imbécil integral (el personaje, desde luego, no la actriz), del que uno se pregunta cómo su grupo ha sobrevivido hasta ese momento.
La película es mala, a qué negarlo, a lo cual se une un guion que acude a una verborrea seudocientífica para aparentar que están diciendo cosas con fondo, pero que provoca que te desconectes en esos momentos. Los personajes carecen de personalidad, los efectos especiales son pobretones y la música machacona y de sintetizador. Pero lo cierto es que, dentro de este tipo de subproductos, hay cosas mucho peores, y el caso es que entretiene mínimamente, una vez aceptas las reglas del juego. Algo es algo.
Anécdotas
- Algunos personajes tienen nombres que son evidentes homenajes, como la doctora Caroline Munro, o la doctora Roy Shaw (mezcla de Roy Scheider y Robert Shaw, protagonistas de Tiburón), e incluso podría conjeturarse de que Joanne D’amato supone una incomprensible distinción al director Joe D’Amato.
- Hay un personaje llamado Hideo Ishiro, que al final sale provisto de un sable japonés para combatir a los tiburones… y que está interpretado por un caucásico.
- El rodaje tuvo lugar en Sudáfrica, en Western Cape y Cape Town.
- Secuela: El imperio de los tiburones (Empire of the Sharks, 2017), también de Mark Atkins.
- Estrenado en Estados Unidos el 27 de julio de 2016.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra