A una pensión de un pueblecito inglés, azotado por la nieve, llega un misterioso hombre embutido en ropas y con la cara totalmente vendada. Cuando tras ciertos encontronazos intentan echarle del alojamiento, este se desnuda entre histéricas carcajadas, desvelando que debajo… no hay nada. Pronto, la noticia de que hay un hombre invisible asola el país.

Dirección: James Whale. Producción: Universal Pictures. Productor: Carl Laemmle Jr. Guion: R. C. Sherriff, [y, sin acreditar, Preston Sturges, Philip Wylie], según la novela de H. G. Wells. Fotografía: Arthur Edeson. Música: Heinz Roemheld y música de stock de W. Franke Harling. Montaje: Ted J. Kent. Dirección artística: Charles D. Hall. FX: Jack P. Pierce (maquillaje), John P. Fulton (efectos especiales), Frank D. Williams (supervisor de efectos visuales), John J. Mescall (fotografía de miniaturas). Intérpretes: Claude Rains (Dr. Jack Griffin, el invisible), Gloria Stuart (Flora Cranley), William Harrigan (Dr. Arthur Kemp), Henry Travers (Dr. Cranley), Una O’Connor (Jenny Hall), Forrester Harvey (Herbert Hall), Holmes Herbert (jefe de policía), E. E. Clive (guardia Jaffers), Dudley Digges (detective jefe), Harry Stubbs (inspector Bird), Donald Stuart (inspector Lane), Merle Tottenham (Millie), Robert Adair (detective Thompson), Bob Reeves (detective Hogan), Crauford Kent (doctor), Jameson Thomas (médico del hospital), Walter Brennan (propietario de la bicicleta), John Carradine (informante sugiriendo la tinta), Dwight Frye (reportero), Ted Billings, Robert Brower, D’Arcy Corrigan, Jack Deery, Mary Gordon, Bobbie Hale, Stuart Hall, Tiny Jones, Violet Kemble Cooper, Paul Kruger, John Merivale, Monte Montague, Jack Montgomery, Charles Morton, Jack Richardson, Tom Ricketts, Kathryn Sheldon, Emma Tansey, Leo White, Bert Young… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1933. Duración y datos técnicos: 72 min. – B/N – 1.37:1 – 35 mm.

 

La Universal había llevado a la pantalla determinados clásicos del terror cuando se pusieron a adaptar la obra El hombre invisible, uno de los clásicos de la ciencia ficción que, además, como en tantos otros casos por parte de su autor, H. G. Wells (1866-1946), también era una fábula moral y social, centrada en la máxima «el poder corrompe». El hombre invisible (The Invisible Man) es la quinta novela de Wells, después de La máquina del tiempo (The Time Machine, 1895), La visita maravillosa (The Wonderful Visit, 1895), La isla del doctor Moreau[1] (The Island of Doctor Moreau, 1896) y Las ruedas del azar (The Wheels of Chance: A Holiday Adventure, 1896). Como su título desvela, se centra en la temática de la invisibilidad, que él popularizó enormemente, si bien ya es usada desde la antigüedad, en textos mitológicos. Dentro de la literatura de ficción, acaso el primero en usarlo fue Fitz James O’Brien en su excelente relato «What Was It? A Mystery» (1859)[2], y también cabe citar «El hombre de cristal» («The Crystal Man», 1881) de Edward Page Mitchell y «The Damned Thing» (1893)[3] de Ambrose Bierce. The Invisible Man apareció serializada en Pearson’ Weekly a lo largo de 1897, y ese mismo año se publicó como libro por parte de C. Arthur Pearson. El propio Wells, en 1897, publicó «La historia de Plattner» / «El caso Plattner» («The Plattner Story»), por Methuen & Co., y la polémica surgió con la novela de Jules Verne Le Secret de Wilhelm Storitz, según parece escrita hacia 1897, pero no publicada hasta 1910.

En lo que respecta a la producción de la presente película, todo comenzó en 1931, tras el éxito de Drácula, cuando Richard L. Schayer y Robert Florey[4] sugirieron adaptar la obra de Wells. La Universal, sin embargo, se centró en otros planes, pero compraron los derechos por diez mil dólares a Wells, quien exigió en el contrato aprobación final del guion. Aparte de ello, Universal compró también los derechos de la novela de Philip Wylie The Murderer Invisible (1931)[5], con la intención de extraer algunos de los elementos más horripilantes para incorporarlos a la historia de Wells, y acaso así agregar el film al ciclo de terror.

Carl Laemmle Jr. quería como director de la película a James Whale. Además, después del triunfo de Frankenstein, Boris Karloff firmaba un contrato con Universal por cinco años, y el 29 de diciembre de 1931, el periódico Los Angeles Record informó que la próxima cinta de Karloff sería The Invisible Man. Un mes después, Whale abandonaba, receloso de que se le comenzara a etiquetar como director de «películas de terror». Por ende, fue reemplazado por Florey, quien preparó un guion junto a Garret Fort, habitual de la casa. Se basaba, más que en la novela de Wells, en la de Wylie, y en su alocado argumento se agrupaban un pulpo invisible, ratas invisibles y la explosión de la Grand Central Station. Karloff seguía en el proyecto como actor, pero mientras se desarrollaba la redacción del libreto apareció en El caserón de las sombras (The Old Dark House, 1932), dirigido por James Whale. En el ínterin, Whale había dirigido El horror al matrimonio (The Impatient Maiden, 1932), un drama pre-Code que resultó un sonoro fracaso, así pues había optado por volver al género.

James Whale

En junio de 1932, el productor Samuel Bischoff decide abandonar la Universal para crear un estudio independiente, e invita a Florey a unirse a él. Ello deja El hombre invisible huérfano de director, y de guion. Ese mismo mes es presentado a la compañía un nuevo libreto, este obra de John L. Balderston, destinado al nuevo realizador al cargo, Cyril Gardner. Este es un cineasta poco conocido en la actualidad, que dirigiría solo diez filmes a inicios del sonoro, comenzando con El cuerpo del delito (1930), codirigida junto a A. Washington Pezet, una versión en español de la aventura de Philo Vance The Benson Murder Case (1930), de Frank Tuttle. También fue una versión en castellano Cascarrabias (Cascarrabias, 1930), ya en solitario, y ahora a partir de Grumpy (1930), que también dirigiría Gardner, esta vez al lado de George Cukor. Balderston trabajaría sobre la novela de Wells, desarrollando hasta tres guiones diferentes, pero seguía sin funcionar. Nuevos guionistas se incorporan al proyecto, John Huston y el citado editor de escenarios del estudio Richard Schayer. Sin guion aún entre manos, Universal cede a MGM a Karloff para que protagonice La máscara de Fu Manchú (The Mask of Fu Manchu, 1932).

El precipitado anuncio de El hombre invisible a protagonizar por Boris Karloff

En noviembre de 1932 Whale entra de nuevo en el proyecto, para dirigir el filme a partir de un nuevo libreto, ahora de Preston Sturges, el futuro realizador de diversas obras maestras de la comedia. En él, un químico ruso hace invisible a un loco para vengarse de los bolcheviques que han destruido a su familia. Después de trabajar en el guion durante ocho semanas, Sturges entrega su trabajo y la Universal lo despide al día siguiente. Según R. C. Sherriff, se trataba de «una especie de Pimpinela Escarlata transparente»[6]. Ese mismo mes se anuncian dos nuevos proyectos para Karloff, un film denominado The Wizard[7], dirigido por E. A. Dupont[8], y a continuación El hombre invisible para Whale. Este también escribirá un guion para el proyecto, que es descrito como inspirado tanto por El fantasma de la ópera como por Dr. Jekyll y Mr. Hyde, intercalados con toques religiosos como los de sus películas Frankenstein y El caserón de las sombras. Sin embargo, H. G. Wells lo rechaza, y Whale abandona de nuevo el proyecto. Este pasa a dirigir El beso ante el espejo (The Kiss Before the Mirror, 1933) y como director para El hombre invisible se elige a Dupont, cuyo proyecto de The Wizard se cancela. Un nuevo guionista entra en juego, John Weld, del que nada sabemos. Examina diversos borradores rechazados, y se le ocurre hacerse con la novela de Wells para estudiarla, y que la Universal ni siquiera tenía entre la documentación.

The Wizard, en su versión muda

De nuevo Whale entra en el proyecto. En ese lapso se han desarrollado un sinfín de bocetos, uno incluso ambientado en Marte. Cuando Whale vuelve de nuevo, propone como guionista a R. C. Sherriff, autor de la obra teatral antibelicista Journey’s End (1928), que precisamente Whale había adaptado con anterioridad, amén de dirigir las representaciones en Londres y Nueva York. Sherriff, desde Londres, se pone a ello. El guion definitivo era relativamente fiel al libro, salvo la inevitable trama amorosa, que parece proceder del libro de Philip Wylie, al igual que algunos de los atentados terroristas, o que el socio de Griffin perezca al final, cuando en la novela se salva. Por tanto, Wells aprueba ese libreto. Pero en el lapso algunas fuentes anuncian que Karloff abandonaba el proyecto. Tras considerarse a Colin Clive, Claude Rains entra en escena.

Podría decirse que El hombre invisible (The Invisible Man, 1933) es una película inglesa rodada con capital norteamericano. Sobre todo las escenas iniciales ambientadas en la localidad de Iping, en Sussex, destilan genuino sabor British, como esa taberna llena de lugareños característicos, y esa propietaria que interpreta Una O’Connor, y cuyo humor entusiasmaba a Whale. El director volvería a contar con ella en La novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein, 1935), donde interpreta dos papeles: el no acreditado inicial, como doncella de Mary Shelley, y el de la sirvienta Minnie, que huye despavorida ante la presencia del monstruo con los mismos grititos que profiere aquí. Al margen de ello, O’Connor desarrolló una carrera de secundaria en papeles tanto cómicos ―está divertidísima en la deliciosa El pecado de Cluny Brown (Cluny Brown, Ernst Lubitsch, 1946)― como serios ―la magistral No estamos solos (We Are Not Alone, Edmund Goulding, 1939)―.

A ese peculiar local, una noche de ventisca invernal llega el misterioso Griffin, enfundado en una ropa que se ha hecho mítica. En la habitación de la pensión está intentando desarrollar una nueva fórmula que lo haga visible, pues ha probado sobre sí mismo la técnica de la invisibilidad sin tener un remedio a mano. Sin embargo, la monocaína que contiene la solución química comienza a producirle un efecto secundario como es desequilibrarlo mentalmente, hasta convertirlo en un maníaco homicida. Es curioso que, frente al humor con el que Whale impregna la cinta, sitúe como contraposición una violencia explícita, como los diversos asesinatos que Griffin irá cometiendo o ese espectacular descarrilamiento de un tren. Imagino que esos elementos, incorporados en una época donde la censura del Código Hays aún no había hecho tanto daño al ciclo de terror de la Universal, fueron añadidos con el fin de integrar la película dentro de esa tanda.

La excelente fotografía en blanco y negro de Arthur Edeson (La gran jornada, El puente de Waterloo, El doctor Frankenstein, El caserón de las sombras, La tragedia de la Bounty, El halcón maltés…) consigue aportar al film un agradecido ambiente donde contrastan los momentos de la ventisca con los acogedores interiores de la taberna o la casa de los Cranley, para después volver a mostrar la oscuridad donde se oculta el invisible en la terrible escena del descarrilamiento. Al principio, algunas de las locuras que perpetra el hombre invisible pueden ser divertidas, como echar tinta en la cara del policía o hacer circular la bicicleta sola, pero ya en esos momentos da muestras de esa locura que va apoderándose de él, como cierta violencia ejercida contra algunos de los vecinos. Paulatinamente, ese desquiciamiento irá a más, hasta convertirse en un peligroso egomaníaco.

Whale, además, interrumpe tajantemente la ñoña historia romántica acabando con el antipático galanteador de Flora. Con anterioridad, esta había sido prometida de Griffin pero, en cuanto este entra en la categoría de los criminales, sabemos que esa relación está condenada. Tenemos pues a Griffin como un enemigo de la sociedad, debido a ese desequilibrio mental, que hace que todo el mundo se una con el objetivo de acabar con el criminal. Excelente ejemplo de ello representa el final, donde los policías se cogen todos de la mano para cercar al asesino. De ese modo, parece decirnos Whale, unidos entre todos podremos derrocar a los dictadores que desean dominar el mundo. Así, cuando Griffin clama sus intenciones de dominar el mundo, Claude Rains adoptó una pose muy característica de Benito Mussolini, quien había accedido al cargo de «Diputado del Reino de Italia» en junio de 1921. Mientras, en la vecina Alemania, Adolf Hitler había tomado el cargo de líder del Partido Nacionalsocialista Obrero Alemán en julio de 1921, Comandante de las Sturmabteilung en septiembre de 1930 y Reichskanzler de Alemania en enero de 1933. El rodaje de El hombre invisible comenzaría poco después, en junio de 1933 (hasta agosto de ese año). Las dictaduras, pues, estaban presentes en el momento de la concepción de la película, como temible telón de fondo.

Dos platos fuertes, en todo caso, cumplen su función dentro de la cinta. Por un lado tenemos los efectos especiales, obra de John P. Fulton. Si bien algunos han quedado algo anticuados, como determinadas transparencias, otros siguen resultando sorprendentes, como aquellos en los cuales el hombre invisible se va desnudando[9], y que aún hoy día siguen impresionando. Y el otro plato fuerte, por supuesto, es la extraordinaria interpretación de Claude Rains. Casi la totalidad de la película la pasa enfundado en una ropa y una máscara (formada por vendajes, gafas oscuras que incluso tienen tapas laterales y una nariz falsa de cartón) que le impiden mostrar cualquier gestualidad facial. Es por ello que la mímica del cuerpo es tan importante y, sobre todo, su espléndida voz, que matiza en todo momento, desde instantes donde su acento británico se percibe elegante y refinado hasta que sube en las escalas del histerismo, y termina rubricándolo con unas carcajadas histéricas impresionantes.

 

Anécdotas

  • Rodada con un presupuesto estimado de 328.033 dólares.
  • Cuando R. C. Sherriff llegó a la Universal para hacerse cargo del guion, pidió una copia del libro de Wells, pero no tenían ninguno. Sin embargo, había ya catorce tratamientos previos hechos por guionistas anteriores, uno ambientado en la Rusia zarista, otro en Marte… Sherriff tuvo que comprarlo en una tienda de segunda mano.
  • El actor inicialmente previsto como protagonista era Boris Karloff. Se suele decir que no lo aceptó porque no se le veía en la película, pero al parecer tuvo una pelea con Whale y rompieron la relación profesional. Colin Clive también optó al papel, pero prefirió irse de vacaciones. El director contrató a Rains cuando oyó su voz en la prueba de cámara que estaba haciendo.
  • Chester Morris fue considerado para el papel de doctor Kemp.
  • Mark Hamill fue inspirado por la interpretación de Rains en esta película para encarnar al Joker en la serie de animación (y en particular su desquiciada risa).

  • Otras versiones de la novela (casi todas muy poco fieles):

Bud Abbott and Lou Costello Meet the Invisible Man [tv/dvd: Abbott y Costello contra el hombre invisible, 1951], de Charles Lamont [EEUU].

Tômei ningen (1954), de Motoyoshi Oda [Japón].

Görünmeyen adam Istanbul’da (1955), de Lütfi Akad [Turquía].

Matinee Theater: “The Invisible Man” (1957), de Alan Hanson [EEUU; episodio serie TV].

El hombre invisible (The Invisible Man, 1958-1960) [Reino Unido; serie TV 2 temporadas 26 episodios].

The Invisible Man (1975), de Robert Michael Lewis [EEUU; telefilm; le siguió la serie consignada a continuación].

The Invisible Man (1975) [EEUU; serie TV 12 episodios].

El hombre invisible (Riding with Death, 1976), de Alan J. Levi, Don McDougall [EEUU; telefilm; le siguió la serie consignada a continuación].

El hombre invisible (Gemini Man, 1976) [EEUU; serie TV 12 episodios].

Chelovek-nevidimka (1984), de Aleksandr Zakharov [URSS].

The Invisible Man (1984), de Brian Lighthill [Reino Unido; miniserie TV 6 episodios].

El hombre invisible (The Invisible Man, 2000-2002) [serie TV 2 temporadas 45 episodios].

El hombre sin sombra (Hollow Man, 2000), de Paul Verhoeven [EEUU].

El hombre invisible (The Invisible Man, 2020), de Leigh Whannell [EEUU].

  • Secuelas de la presente película:

El hombre invisible vuelve (The Invisible Man Returns, 1940), de Joe May.

La mujer invisible (The Invisible Woman, 1940), de A. Edward Sutherland.

Invisible Agent [dvd: El espía invisible, 1942], de Edwin L. Marin.

La venganza del hombre invisible (The Invisible Man’s Revenge, 1944), de Ford Beebe.

  • Estrenada en Estados Unidos el 31 de octubre de 1933 en Greeley, Colorado, el 3 de noviembre en Boston, Massachusetts y el 13 de noviembre a nivel nacional. En España se estrenó el 15 de marzo de 1934.

 

Bibliografía

El hombre invisible; por H. G. Wells; Presentación: Herbert George Wells de Vicente Muñoz Puelles; traducción de Julio Gómez de la Serna. Barcelona: Anaya, 2008. Colección: Tus Libros Selección; nº 21. T.O.: The Invisible Man (1897).

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ****

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

[1] Esta novela también ha sido editada en nuestro idioma con los títulos El creador de monstruos, La isla de las almas perdidas y Un terrible experimento. La segunda de las denominaciones –editada en 1944– proviene de la película homónima de 1933; también se publicó una novelización del film como La isla de las almas perdidas o La mujer pantera (Barcelona: Cine Juventud, ca. 1933).

[2] Publicado en castellano principalmente como «¿Qué era aquello?», pero también como «¿Qué era?», «¿Qué fue eso?», «La cosa», «¿Qué era eso?» y «¿Qué es eso?».

[3] Traducido en español como «La cosa maldita», «La maldita cosa», «El maldito engendro», «La maldita criatura», «¡Ese maldito engendro!», «El engendro maldito» y «Esa maldita cosa».

[4] Schayer fue uno de los que contribuyeron en el guion de Frankenstein, y Florey uno de los responsables del desarrollo de la idea de la adaptación del clásico de Mary Shelley, así como director durante una etapa, hasta que fue eliminado del proyecto, después de rodar las míticas bobinas de prueba con Bela Lugosi en los decorados de Drácula.

[5] Esta novela tiene como protagonista a un científico, William Carpenter, grande y fuerte como un ogro, que acoge en su casa a su sobrina Daryl, que vive en la miseria a consecuencia de la crisis económica de la época, y la toma como ayudante de un proyecto, que no es otro que hacerse invisible. Lo logra con plantas y animales, pero cuando lo aplica sobre sí mismo, el producto tarda en hacer efecto, y es visto como un esqueleto andante. Logra salvarse de un linchamiento y hace planes para conquistar el mundo. Primero se venga de algunos enemigos, y después comienza a perpetrar actos de terrorismo.

[6] Weaver, Tom; Brunas, Michael; Brunas, John: Universal Horrors (2 ed.). Jefferson (Carolina del Norte): McFarland & Company, 2007; pág. 79.

[7] Esta había de ser un remake sonoro de la desaparecida El brujo (The Wizard, Richard Rosson, 1927), basada en la novela Balaoo de Gaston Leroux, y donde un científico trasplanta una cabeza humana al cuerpo de un gorila.

El adorable The Neanderthal Man

[8] Dupont fue un realizador alemán de gran prestigio por aquella época. En Alemania dirigió, por ejemplo, La antigua ley (Das alte Gesetz, 1923) o, sobre todo, la mítica Varieté (Varieté, 1925). Cuando llega a Estados Unidos no se le prestará la atención debida y acabará rodando películas menores. Hacia el final de su carrera dirigirá la fantástica The Neanderthal Man [dvd: El hombre de las cavernas, 1953].

[9] Dentro de la infinidad de gags que adornan la deliciosa película cómica Amazonas en la Luna (Amazon Women on the Moon, 1987), dirigida por Joe Dante, Carl Gottlieb, Peter Horton, John Landis y Robert K. Weiss, tenemos uno titulado «Son of the Invisible Man», debido a Gottlieb, y protagonizado por Ed Begley Jr., que parodia espléndidamente el film de Whale, recreando la fotografía y los ambientes de la obra originaria.