Una familia de ricos y liberales habitantes del Upper East Side están inmersos en las lecciones de la vida como si fuera un musical de los años treinta. La extensa familia del abogado liberal Bob incluye a una esposa, hijas, un hijo, un abuelo, una doncella alemana, una hijastra e incluso un exmarido.
Dirección: Woody Allen. Producción: Miramax, Buena Vista Pictures, Magnolia Productions, Sweetland Films. Productor: Robert Greenhut. Co-productora: Helen Robin. Productores delegados: J.E. Beaucaire, Jean Doumanian. Co-productores delegados: Letty Aronson, Charles H. Joffe, Jack Rollins. Guion: Woody Allen. Fotografía: Carlo Di Palma. Montaje: Susan E. Morse. Diseño de producción: Santo Loquasto. Intérpretes: Natasha Lyonne (Djuna «D.J.» Berlin), Alan Alda (Bob Dandridge), Woody Allen (Joe Berlin), Drew Barrymore (Skylar Dandridge), Lukas Haas (Scott Dandridge), Goldie Hawn (Steffi Dandridge), Gaby Hoffmann (Lane Dandridge), Edward Norton (Holden Spence), Natalie Portman (Laura Dandridge), Julia Roberts (Von Sidell), Tim Roth (Charles Ferry), David Ogden Stiers (Arnold Spence), Itzhak Perlman, Edward Hibbert, Patrick Cranshaw, Billy Crudup, Robert Knepper, Scotty Bloch, Isiah Whitlock, Kevin Hagan, Navah Perlman, Waltrudis Buck, Christy Carlson Romano, Arlene Martell… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1996. Duración y datos técnicos: 101 min. color 1.85:1.
El cine musical clásico norteamericano siempre se ha dividido en dos corrientes alternas. Por un lado, tenemos lo que podríamos llamar el «musical realista», donde los personajes cantan y bailan debido al ensayo de una comedia musical que van a representar en teatro (por ejemplo, los musicales de los años treinta y cuarenta del pasado siglo con Fred Astaire y Ginger Rogers o con Judy Garland y Mickey Rooney); paulatinamente, se fue integrando la música con mayor naturalidad en el desarrollo de la trama, y de pronto, en medio de una conversación, los personajes se ponían a cantar y/o bailar, inclusive en medio de la calle, sin la aparente sorpresa de nadie: esto último es lo que llamaríamos el «musical fantástico», por ejemplo, Un día en Nueva York (On the Town, 1949, Stanley Donen, Gene Kelly) ―no lo confundamos con los musicales fantásticos argumentalmente, como Brigadoon (Brigadoon, 1954, Vincente Minnelli), El Valle del Arco Iris (Finian’s Rainbow, 1968, Francis Ford Coppola) o Damn Yankees [tv: Malditos yanquis, 1958, George Abbott, S. Donen], ni con las representaciones operísticas, en que la música es un recurso narrativo―. Ese tipo de «musical fantástico», por tanto, podríamos circunscribirlo dentro del género fantástico, que acaso estaría ambientado en una realidad alternativa donde se interpolan las relaciones personales mediante diálogos y música: no sería una metáfora, se trataría de una visión fantástica y alegórica de la realidad.
En esta joya, Woody Allen rinde homenaje a los musicales clásicos de la época dorada de Hollywood, pero enclavándolo en una de sus habituales tragicomedias de vínculos interpersonales, y otorgándole, mediante la perspectiva de la narración, elementos fantásticos. Magistral, en ese caso, el último número musical, con Woody Allen y Goldie Hawn a orillas del Sena ―evidente homenaje a Una cara con ángel (Funny Face, 1957, S. Donen)―, donde la protagonista femenina, en sus arrebatos líricos, podrá volar y evolucionar por encima de su atípico galán. Pero es que además Allen nos obsequia con un desternillante número donde los espíritus salen de sus ataúdes y se ponen a bailar un mambo, con un momento antológico en que el abuelo muerto lanza las cenizas de una urna al aire (¿las de su esposa?) y éstas forman una silueta, sumándose a la celebración.
Independientemente de todo ello, Allen volvía a mostrar aquí el impresionante momento de inspiración artística que estaba atravesando desde la mítica Annie Hall (Annie Hall, 1977), olvidados ya sus inicios, divertidos pero notablemente torpes desde un punto de vista cinematográfico. Una vez más, lo que en apariencia es una comedia divertida y brillante oculta un asiento amargo y fatalista, con una visión nada regocijada del trato humano, y con quien peor se porta Allen es con su propio personaje: conquista a una descerebrada (adecuadísima Julia Roberts) mediante el engaño, para después ser abandonado por ésta, y tras comprobar que todavía está enamorado de su ex, sabe que no podrán unirse de nuevo sentimentalmente, aún con los rescoldos que persisten encendidos. Enumerar los momentos brillantes, divertidos, inteligentes de esta película hecha como las de antes pero rabiosamente actual sería una catalogación repetitiva e interminable, y además, uno sería incapaz de conferirle la chispa y el talento de que dispone el judío artista. Insistir, una vez más, que el único heredero que tenemos de Groucho Marx ha vuelto a engendrar una joya del cine.
Anécdotas
- Título en Argentina y Uruguay: Todos dicen te quiero. En México y en Venezuela: Todos dicen que te amo.
- Rodada con un presupuesto estimado de veinte millones de dólares. La taquilla mundial hizo un montante de poco más de dieciséis millones.
- Las canciones son arregladas y conducidas por Dick Hyman, e interpretadas musicalmente por Dick Hyman and the New York Studio Players. Algunas de las canciones están compuestas por Hyman, pero la mayoría de ellas son clásicos estándar.
- Woody Allen no informó a los actores que se trataba de un musical hasta después de firmado el contrato.
- Todos los actores cantan con sus propias voces, excepto Drew Barrymore, a quien le dobla Olivia Hayman. Ella convenció a Allen que su voz era demasiado horrorosa, incluso para los estándares naturales que él buscaba. Sin embargo, Allen tuvo que decirle a Goldie Hawn que cantase peor, pues cantaba demasiado bien, y buscaba que sonara más de “gente normal”. A Edward Norton también le corrigió en ese sentido.
- Entre los intérpretes estaba Kim Rossi Stuart, cuyo papel fue eliminado totalmente en el montaje final.
- Estrenada en Estados Unidos el 6 de diciembre de 1996, en Los Ángeles y en Nueva York, y después el 17 de enero de 1997 a nivel general. En España se estrenó el 26 de febrero de 1997.
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra