Londres, 1893. El escritor H. G. Wells está dando una cena a un grupo de amigos con el fin de presentarles una máquina del tiempo que ha creado. Entonces, agentes de Scotland Yard irrumpen en la casa, anunciándole que uno de sus invitados parece ser Jack el Destripador. Antes de que lo localicen, Jack escapa en la máquina del tiempo. Wells decide ir tras él y aparece en el San Francisco de 1979.
Dirección: Nicholas Meyer. Producción: Orion Pictures, Warner Bros. Productor: Herb Jaffe. Productor asociado: Steven-Charles Jaffe. Guion: Nicholas Meyer, según argumento de Karl Alexander y Steve Hayes. Fotografía: Paul Lohmann. Música: Miklós Rózsa. Montaje: Donn Cambern. Diseño de producción: Edward C. Carfagno. FX: Richard Taylor (diseño de efectos ópticos), Chad Taylor (efectos visuales), Image West Ltd. (animación electrónica). Intérpretes: Malcolm McDowell (Herbert George Wells), David Warner (Dr. John Leslie Stevenson / Jack el Destripador), Mary Steenburgen (Amy Robbins), Charles Cioffi (teniente Mitchell), Kent Williams (ayudante), Andonia Katsaros (Mrs. Turner), Patti D’Arbanville (Shirley), James Garrett (Edwards), Keith McConnell (Harding), Leo Lewis (Richardson), Byron Webster (McKay), Karin Collison [acreditada como Karin Mary Shea] (Jenny), Geraldine Baron (Carol), Laurie Main (inspector Gregson), Joseph Maher (Adams), Michael Evans (sargento), Corey Feldman (niño en el museo), Ray Reinhardt, Robert Shaw, Stu Klitsner, Nicholas Shields, Gene Hartline, Clement von Franckenstein, Shirley Marchant, Larry J. Blake, Shelley Hack… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1979. Duración y datos técnicos: 112 min. color 2.39:1.
Sin lugar a dudas, Nicholas Meyer es un individuo bastante peculiar. Dejando al margen el hecho de ser un escritor que acabó dirigiendo cine ―tal como Michael Crichton, o incluso Paul Auster o Norman Mailer―, su carrera en el mundo de la imagen (tanto en la pequeña como en la gran pantalla) ofrece de por sí bastantes características curiosas. Su debut en estos campos se produjo, en cine, en 1973, escribiendo para una divertida cinta de serie B, Invasion of the Bee Girls [vd/tv: La invasión de las abejas reina, Denis Sanders], y en televisión un año más tarde con el telefilm El monasterio de la muerte (Judge Dee and the Monastery Murders, Jeremy Kagan). Dejando a un lado sus propias aportaciones para adaptar sus originales literarios ―en realidad, solo una, Elemental, Dr. Freud (The Seven-Per-Cent Solution, Herbert Ross, 1976), siendo además notablemente infiel―, tiene además otro curioso telefilm, La noche que aterrorizó a América (The Night That Panicked America, Joseph Sargent, 1975), acerca del hecho real de la transmisión radiofónica por parte de Orson Welles de La guerra de los mundos de H. G. Wells, ha hecho diversas aportaciones al universo de Star Trek, de una de las cuales luego hablaremos, o ha escrito para diversas aportaciones de cine estándar de serie A, como Sommersby (Sommersby, Jon Amiel, 1993) o La mancha humana (The Human Stain, Robert Benton, 2003).
Los pasajeros del tiempo (Time After Time, 1979), debut como director de Meyer, tiene un punto de partida bastante peculiar. Al parecer, el autor de un libro, Karl Alexander, amigo de Meyer, se presentó ante él con solo 55 páginas escritas, para que le hiciera un comentario crítico. A Meyer le gustó tanto que, sin estar acabada la redacción, compró los derechos y él mismo escribió el guion del film en su integridad, solo a partir de ese arranque. Finalmente, Alexander acabó el libro[1] y lo publicó, saliendo más o menos simultáneo a la película.
El film arranca en 1893, es decir, cinco años después de que acontecieran los auténticos crímenes del Destripador. Ello da a entender que Jack realizó los asesinatos conocidos y luego, por algún motivo, paró de matar, hasta que pasados esos años sintió de nuevo el impulso. El asesino tiene como apellido Stevenson, es decir, el mismo que el del autor de El extraño caso del doctor Jekyll y el señor Hyde (The Strange Case of Dr Jekyll and Mr Hyde, 1886), acerca de la dualidad salvaje que todos llevamos dentro. Es médico, como muchas de las teorías apuntan… y es amigo de H. G. Wells, que ha inventado una máquina del tiempo. Este último detalle, sin duda, es un guiño a la película El tiempo en sus manos (The Time Machine, 1960), de George Pal, donde al creador del cronomóvil se le confiere el nombre del autor de la novela. Y, cuando vemos a Wells por primera vez, está informando a un grupo de amigos sobre su invención, igual que en la película, y en el libro.
Tras la huida de Jack, Wells va tras él y se ve trasladado al San Francisco de 1979. Él pensaba que reaparecería en Londres, sin tener en cuenta que, durante el tiempo que dura el viaje, la Tierra ha estado girando. Así pues, el escritor utópico y socialista llega al Estados Unidos de la época actual a la del rodaje… y todo ello supone un choque con todo lo que tenía concebido. Él pensaba que, pasado todo ese tiempo, la Tierra estaría gobernada por la razón y la inteligencia, y se topa con que seguimos tan salvajes como tiempo atrás, e incluso ha habido dos guerras mundiales. Además, cuando encuentra a Jack, este le comenta que ahí él es uno más. Antes era una excepción, sin embargo ahora no llama la atención en perspectiva con otros asesinos del momento (la policía hará mención del asesino Zodiac).
También, al llegar a ese presente, el choque cultural y emocional que se desate en Wells dará lugar a una serie de elementos humorísticos que hay que reconocer que no chirrían con el resto del film, y no desentona en absoluto ver a Herbert luchar con un cepillo de dientes eléctrico y, justo en el plano siguiente, ver a Jack en busca de una nueva víctima. Pero lo más destacado es el encuentro que tiene Wells con San Francisco. Justo cuando sale del museo una avalancha de Hare Krisnas parece echársele encima. Se da la curiosa circunstancia de que, años después, Nicholas Meyer se incorporó a la franquicia cinematográfica de Star Trek y, después de dirigir el episodio dos de la saga, participó en el guion de la cuarta, Misión: salvar la Tierra / Star Trek IV: Misión, salvar la Tierra (Star Trek IV: The Voyage Home, Leonard Nimoy, 1986), con la tripulación de la Enterprise viajando al pasado… a San Francisco en concreto. Él intentó cambiar ese destino, para no repetirse, pero era obligado argumentalmente dado que ahí estaba (estará) la sede de la Flota Estelar. De todas maneras, muchos elementos de una película se repiten en la otra, dentro de ese tono de ironía y contrastes[2].
Meyer también aporta cierto guiño a su pasado literario, en concreto a su conexión con Sherlock Holmes. Cuando la policía pregunta a Wells su nombre, temiendo que lo reconozcan ―no sucede así con Amy, que no suele leer―, da el nombre del detective de Baker Street, suponiendo acaso que en ese futuro ya no sea conocido. Y añadamos, obvio es, las conexiones que siempre ha habido ―Sir Arthur Conan Doyle aparte― entre Holmes y el Destripador; precisamente ese mismo año se estrenaba una película que mezclaba ambos personajes, Asesinato por decreto (Murder by Decree, Bob Clark, 1979).
Con su experiencia previa en literatura y como guionista, Meyer hilvana una trama muy bien sostenida, que alterna con pericia ciencia ficción, terror, comedia y análisis social. Los diálogos son muy buenos, como cabría esperar en un escritor, y matiza muy bien el trío de protagonistas, que, por lo demás, están servidos por unos actores extraordinarios. McDowell y Warner aportan la matización típicamente británica a sus personajes, y se da un curioso contraste entre sus voces y el matiz nasal de Steenburgen. Cabe destacar, por encima de todos, la adorable candidez que aporta McDowell a Wells, contraponiendo sus aires suficientes en su época y luego cómo se topa con determinados avances que lo dejan descolocado… por ejemplo, en el ámbito feminista.
Como ya dijimos, esta es la opera prima como director de Meyer. Es sorprendente, sin embargo, lo bien que mantiene el pulso narrativamente, sobre todo por esa alternancia de tonos referidos, que se sostiene a lo largo de todo el film y en ningún momento suelta un resbalón fuera de tono. A destacar también el uso de la cámara como elemento narrativo, algo que cada vez se da más de lado, como ese movimiento hacia el rostro de McDowell cuando se apercibe de lo que está sucediendo, o ese plano en picado con que se muestra a los representantes de Scotland Yard, para potenciar el poder que desprenden, incrementado además por la altura de los actores. Compárese luego los planos al mismo nivel que el de Wells con los que rueda a los policías estadounidenses, y se percibe cómo por medio de la cámara calibra la situación moral de los personajes. El resultado es una absoluta delicia, una película completa, entretenida y de un muy buen nivel artístico.
Anécdotas
- Título en Argentina y México: Escape al futuro.
- En 1980, la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la premió en la categoría de mejor actriz, guion y música, y la nominó en las de mejor película de ciencia ficción, actor, actor secundario (D. Warner), director y vestuario. En el Festival de Avoriaz de ese mismo año consiguió el Gran Premio, así como el premio Antennae II. En los premios Edgar Allan Poe fue nominada a mejor película, y en los Hugo a mejor representación dramática.
- Malcolm McDowell y Mary Steenburgen se enamoraron durante el rodaje de la película, y estuvieron diez años casados.
- McDowell, para preparar su papel, escuchó grabaciones de H. G. Wells. Dijo que tenía la voz muy aguda y con acento cockney, así que decidió no imitarle.
- Mary Steenburgen volvió a estar implicada en líos temporales en Regreso al futuro. Parte III (1990), de Robert Zemeckis.
- La acción transcurre en Londres, el 5 de noviembre de 1893, y en San Francisco, entre el 5 y el 10 de noviembre de 1979.
- El rodaje tuvo lugar en septiembre de 1978 en San Francisco (Cow Hollow, Golden Gate Park, Embarcadero Center, Richmond District, Financial District, Civic Center, North Beach, Marina District, Golden Gate Bridge, Nob Hill, Chinatown, Justin Herman Plaza, One Embarcadero Center, Palace of Fine Arts, San Francisco General Hospital, Ghirardelli Square, etc.), así como en los Warner Bros. Studios en Burbank.
- Amy Robbins fue el auténtico nombre de la segunda esposa de H. G. Wells. Sin embargo, a pesar del romance de la película, el matrimonio en la vida real de Wells y Amy fue terrible. Wells engañaba a su esposa repetidamente y no se disculpó por ello. De hecho, era tan egoísta que les decía a sus amigos que a los hombres se les debería permitir tener tantas amantes como quisieran. Las esposas, sin embargo, dijo Wells, debían ser castas, por el bien de la apariencia.
- Al inicio, en la escena del museo, el niño que aparece es Corey Feldman en su debut fílmico.
- En los relatos de Sherlock Holmes, su casera se llamaba Mrs. Hudson, salvo en “Un escándalo en Bohemia”, que es llamada Mr. Turner, igual que la criada de Wells aquí. Más adelante, en la película Wells se hará llamar Sherlock Holmes.
- La primera elección de Meyer para interpretar al Destripador fue Edward Fox. También consideró a Mick Jagger.
- Para el papel de Amy el estudio quería a Sally Field, mientras que Meyer quería para el papel a Shelley Hack, su novia (que aparece en un cometido minúsculo).
- Para el papel de Wells el estudio quería a Richard Dreyfuss, y la primera elección de Meyer fue Derek Jacobi.
- El título original de la película procede de una canción de 1947, compuesta por Jule Styne y Sammy Cahn, que se ha convertido en un estándar. La primera grabación fue de Sarah Vaughan, y también la han interpretado Chet Baker, Stan Getz, Frank Sinatra, Connie Francis, Dinah Washington, Rod Stewart, Brent Spiner… Después, Cindy Lauper se inspiró en el título de la película para otra canción en 1983; lo usó con carácter temporal, pero finalmente lo dejó fijo.
- Una escena eliminada mostraba a Wells conociendo a un punk que estaba tocando música boom-box extremadamente fuerte en un autobús en San Francisco. Nicholas Meyer reutilizó posteriormente esta idea en Star Trek IV: Misión, salvar la Tierra (1986).
- Inspiró, más o menos, la serie Los pasajeros del tiempo (Time After Time, 2017). Fue un enorme fracaso, y de los doce episodios que se rodaron en Estados Unidos solo emitieron cinco, aunque en España se vio entera.
- Estrenada en Estados Unidos el 31 de agosto de 1979, en una premier en Nueva York, luego tuvo otra premier en Iowa City el 27 de septiembre, y al fin se estrenó masivamente el 28 de septiembre. En España se estrenó el 1 de febrero de 1980.
Bibliografía
Los pasajeros del tiempo; por Karl Alexander; traducción de Andrés Bosch Vilalta. Barcelona: Planeta, 1980. Colección: Fábula; nº 61. T.O.: Time After Time (1979).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Tuvo inclusive una secuela, Jaclyn the Ripper (2009), así como una versión musical, en 2007, con letra de Stephen Cole y música de Jeffrey Saber, así como una serie de televisión de la que hablamos en el anecdotario.
[2] Hay más conexiones con el universo trek. Tanto Malcolm McDowell como David Warner aparecerían en distintas películas y episodios de la saga. En un momento determinado, Wells dice: “Tengo un montón de libros que escribir, sean los que sean”; eso mismo dice Mark Twain en el episodio de Star Trek: La nueva generación titulado “Time’s Arrow, Part II (1992). Y, más traído por los pelos, en uno de los bancos por los cuales pasa Wells en el nombre figura la palabra “Enterprise”