Cuando un hombre lobo ataca a un niño, su padre lo defiende, recibiendo un mordisco en el brazo. A la luna llena siguiente, papá comenzará s sufrir un sarpullido…

Dirección: Nathan Juran [acreditado como Nathan H. Juran]. Producción: Pacific Bay Entertainment, RKF para Universal Pictures. Productor: Aaron Rosenberg. Productores asociados: Vicki Rosenberg, Russell F. Schoengarth. Guion: Bob Homel. Fotografía: Michael P. Joyce. Música: Ted Stovall. Montaje: Barton Hayes. FX: Thomas R. Burman (maquillaje), James W. Elkin (efectos ópticos). Intérpretes: Kerwin Mathews (Robert Bridgestone), Elaine Devry (Sandy Bridgestone), Scott Sealey (Richie Bridgestone), Robert J. Wilke (el sheriff), Susan Foster (Jenny), Jack Lucas (Harry), Bob Homel (hermano Christopher), George Gaynes (Dr. Marderosian), Loretta Temple (Monica), David S. Cass Sr. (comisario), Harold Goodwin (Mr. Duncan), Tim Haldeman (primer guardia), John Logan (segundo guardia), Eric Gordon (jipi ‘Jesus Freak’), Paul Baxley (primer hombre lobo)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1973. Duración y datos técnicos: 93 min. color 1.85:1.

 

Antes de nada, cabe citar el título castellano del presente film, El niño que lloraba al hombre lobo (The Boy Who Cried Werewolf), en el cual los traductores españoles transcribieron el término inglés «cry» como «llorar» en lugar de «gritar», que es otra de sus acepciones (pues se procuraba llevar a cabo una paráfrasis del título del famoso cuento «El niño que gritó lobo»), si bien en este caso consiguieron ceder un tono involuntariamente poético al cotarro.

Pasando al film en sí, es en verdad lamentable comprobar el nivel al que llegaron los responsables del mismo. Nathan [Hertz] Juran dirigió alguna obra maestra del cine fantástico como Simbad y la princesa (The Seventh Voyage of Sinbad, 1956) y Twenty Million Miles to Earth [dvd: La bestia de otro planeta, 1957] y varios clásicos menores del género, entre los que cabe enumerar The Deadly Mantis [dvd: El monstruo alado, 1957], Attack of the Fifty Foot Woman [dvd: El ataque de la mujer de 50 pies, 1958] o La gran sorpresa (First Men in Moon, 1964). Aaron Rosenberg, por su parte, fue productor de varias joyas del wéstern dirigidas por Anthony Mann y protagonizas por James Stewart, entre las que cabe citar Winchester 73 (Winchester ’73, 1950), Horizontes lejanos (Bend of the River, 1952) o Tierras lejanas (The Far Country, 1955), o también La pradera sin ley (Man without a Star, 1955), de King Vidor, con Kirk Douglas. El film que nos ocupa, por el contrario, es un absoluto desastre.

La exigua trama pergeñada por el lamentable Bob Homel[1] refiere la llegada a su hogar de un hombre y su hijo de doce años una noche de luna llena; entre los arbustos que rodean la cabaña hay un hombre lobo que les vigila atento y, pasado un buen rato, decide atacar al muchacho; el padre sale en su defensa y es mordido en un brazo antes de acabar con el atacante. En el ardor de la lucha el hombre no ha sido capaz de apreciar la condición licantrópica del agresor, no así el chico, que comenzará a clamar que les atacó un hombre lobo, ante el consiguiente escepticismo del padre, la madre y el sheriff. Pronto el progenitor comenzará a sufrir transformaciones, pero al no recordar lo que acontece por la noche, el niño continuará sin ser creído… Como puede verse, un plagio del magistral film negro La ventana (The Window, 1949), de Ted Tetzlaff, basado en un relato de William Irish, pero con hombre lobo y unos cuantos elementos más, a cual más desdeñable.

Asombra la desidia con la cual ha sido encarada la realización de la película, sin duda debido ello a la avanzada edad de Juran: contaba sesenta y seis años y fue su último trabajo para el cine. El resultado es incapaz de transferir atmósfera, magia ni convicción alguna, teniendo el aspecto de cualquier producción televisiva de la época, como si de un episodio de Starsky y Hutch se tratara. Lo peor de ello, con todo, es el inefable guion, donde su responsable acumula tontería tras tontería. No solo propone una comuna hippie que plasma como una secta de fanáticos religiosos ―donde el líder es interpretado por el sagaz guionista―, sino que toda la trama constituye una parábola en contra del divorcio. El padre, como se ha dicho, será convertido en hombre lobo a ojos del muchacho; con ello, se plantea cómo el chico ve a su progenitor distinto, convertido en un extraño, un monstruo, una vez ha asumido la condición de divorciado; la madre, por su parte, es descrita como una de esas mujeres modernas que buscan una profesión liberal y que no asumen su condición de ama de casa ―los momentos más felices de la familia se muestran cuando la esposa regresa al hogar y cocina para los hombres―. A este reaccionario guion se suma la religión como único elemento capaz de solventar el conflicto.

Desde el punto de vista de film de hombres lobo, poco cabe comentar. El maquillaje asemeja a Kerwin Matthews ―intrépido Simbad en el film que citamos más arriba― a un perrito de lanas, y se expone el curioso elemento mitológico de que los licántropos tienen el dedo índice más largo que el corazón[2]. Solo cabe anotar dos factores altamente carcajeantes: el primero, contemplar al hombre lobo cavando de forma aplicada con una pala; el segundo, durante la cacería final del licántropo, se oirá un aullido en los bosques y el niño clamará: «Ese es mi papá».

 

Anécdotas

  • Título en Perú: El maleficio de la luna llena.
  • Universal la estrenó en programa doble con Ssssilbido de muerte (Sssssss, Bernard L. Kowalski, 1973), siendo esta la última doble sesión estrenada por el estudio.
  • Estrenada en Estados Unidos en una premier en Los Ángeles el 18 de julio de 1973 y, tras otras premieres, se estrenó masivamente en todo el país el 23 de noviembre. En España se estrenó el 1 de septiembre de 1975 en Barcelona, en el cine Montserrat Cinema, en programa doble con Emma, puertas oscuras (José Ramón Larraz, 1974).

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: *

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Como guionista es su única labor. Como actor hizo cinco películas, siendo esta la última; en televisión también tuvo pocas aportaciones en el trabajo de intérprete.

[2] Ello ya aparecía, por ejemplo, en el mítico relato “La granja fantasma” (“The Phantom Farmhouse”), de Seabury Quinn, aparecido originalmente en el Weird Tales correspondiente a octubre de 1923.