En el desértico Nimbus III, llamado el Planeta de la Paz Galáctica, un vulcano emocional, Sybok, secuestra a un grupo de personas, los representantes de la Federación, el Imperio Klingon y el Romulano. La tripulación de la Enterprise, la mayor parte de la cual se hallaba de vacaciones, es requerida para mediar y solventar el conflicto. Pero todo no es sino una trampa para conseguir Sybok una nave espacial con la cual ir al centro de la galaxia, lugar en el cual se ubica el Sha Ka Ree, y toparse cara a cara con Dios.
Dirección: William Shatner. Producción: Paramount Pictures. Productor: Harve Bennett. Productores ejecutivos: Gene Roddenberry, Ralph Winter. Guion: David Loughery, según argumento de William Shatner, Harve Bennett, D. Loughery, basado en la serie de Gene Roddenberry. Fotografía: Andrew Laszlo. Música: Jerry Goldsmith. Montaje: Peter E. Berger. Diseño de producción: Herman F. Zimmerman. FX: Associates and Ferren, Makeup Effects Laboratories. Intérpretes: William Shatner (capitán James T. Kirk), Leonard Nimoy (capitán Spock), DeForest Kelley (doctor Leonard «Bones» McCoy), James Doohan (capitán Montgomery «Scotty» Scott), Walter Koenig (comandante Pavel Chekov), Nichelle Nichols (comandante Uhura), George Takei (comandante Hikaru Sulu), David Warner (St. John Talbot), Laurence Luckinbill (Sybok), Charles Cooper (general Korrd), Cynthia Gouw (Caithlin Dar), Todd Bryant, Spice Williams-Crosby, Rex Holman, George Murdock, Jonathan Simpson, Beverly Hart, Steve Susskind, Harve Bennett, Cynthia Blaise, Bill Quinn, Melanie Shatner, Carey Scott. Nacionalidad y año: Estados Unidos 1989. Duración y datos técnicos: 107 min. color 2.20:1 (copias en 70 mm) 2.39:1 (resto de copias).
Misión: salvar la Tierra sería, hasta ese momento, la película de la franquicia con más éxito, logrando una recaudación en Estados Unidos de cerca de 109 millones de dólares. De hecho, motivada por este éxito, Paramount se planteó hacer, al fin, una nueva serie de televisión sobre la franquicia, que llegaría a ser La nueva generación.
En el campo de los premios también logró un gran éxito. Fue nominada a cuatro Oscars, en concreto los correspondientes a mejor fotografía, música, sonido y edición de efectos de sonido. También fue nominada a un Hugo como mejor representación dramática[1], los premios ASC asimismo nominaron la fotografía, y la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la nominó a once premios Saturn, en concreto mejor película de ciencia ficción[2], director, guión, actor (tanto Shatner como Nimoy), actor secundario (tanto Doohan como Koenig), actriz secundaria (Hicks), efectos especiales, maquillaje y vestuario, si bien al final solo ganó este último. Los premios de música para cine y televisión ASPAC sí premiaron a Rosenman, y los Genesis la premiaron como mejor película de aventuras. Incluso el muñeco de Spock de los Spitting Image había sido uno de los protagonistas de la gala de entrega de los Oscar de 1987.
Evidentemente, una entrega más estaba cantada. Y dado que las dos anteriores películas habían sido dirigidas por Leonard Nimoy, William Shatner consideró que él también estaba capacitado para asumir esa responsabilidad[3]; al fin y al cabo, según él, Nimoy había aprendido gracias a él. Tal como declara Ralph Winter, productor ejecutivo: “En un principio, todo nace del acuerdo de Bill Shatner de aparecer en Star Trek IV si dirigía la V. Bill es el autor de la historia, con las cosas que le interesan y las que quería contar”. Shatner, de hecho, refiere: “Si hacéis la película, debe tratar de Star Trek: en busca de Dios, que encuentra al demonio y termina confirmando que Dios existe”. Aunque parece ser que nadie más estaba interesado por esa premisa, e incluso Roddenberry declaró que él ya había probado ese planteamiento y no le había funcionado.
De todos modos, la cinta comenzó con una serie de tropiezos que redundaron en los resultados finales. Por un lado, el rodaje coincidió con una huelga de la Writer’s Guild of America (el sindicato de guionistas, para entendernos), lo cual provocó que la preproducción se acortara de forma drástica. Por otro lado, en vista del éxito del título anterior, Paramount presionó para que esta entrega también dispusiese de ese tono ligero, cuando obviamente, dada la premisa, no encajaba en el contexto, originando una descompensación formal constante. Bennett comenta: “Le dije [a William Shatner]: ‘Vale, chico, si vas a contar esta historia, hagamos que sea un viaje emocionante, interesante y divertido’. Esto llevó a la elección de David Loughery [el guionista] por su sentido del humor” [4]. Y éste informa: “Entre Harve, Bill y yo confeccionamos una trama alternativa a la original de Bill, que el estudio aceptó”.
Gene Roddenberry llegaría a declarar que ciertos dispositivos del guion resultaban apócrifos, si bien no sabía exactamente cuáles eran estos. Se especula que pudiera referirse a uno de los elementos más polémicos del mismo, como fue otorgar un hermano (hermanastro, mejor dicho) a Spock, Syvok[5]. Es curioso cómo con posterioridad ciertos guionistas del universo trek han decidido obviar muchos elementos de la presente película, mientras que otros los tienen en cuenta. En este último sentido, refiramos que en el episodio de ENT titulado “Fusion” aparece un grupo de vulcanos que practica la libre expresión de sentimientos, algo que ya predica en esta película Syvok. De igual modo, respecto al Dios alienígena que aquí aparece, el guionista Joe Menosky, habitual en TNG, refiere que pudiera tratarse de un renegado de la especie de los citerianos que aparecen en esa serie en el episodio “The Nth Degree”.
El esbozo de guion original se titulaba “An Act of Love”, y según refiere Shatner en sus memorias, inicialmente tenía un tono mucho más sombrío del que al final ofrecen los resultados. De hecho, la novelización de la película, que para muchos es superior al film en que se basa, aporta mayor profundización en determinados detalles, y desarrolla líneas dramáticas después abandonadas. Así, veríamos al fin la primera disputa, en serio, entre Kirk, Bones y Spock; de igual modo, estos dos últimos daban de lado a su capitán, y se unían a la facción de Sybok. Esto fue cambiado ante la argumentación de Nimoy de que Spock jamás abandonaría a Kirk, en especial tras lo que hizo por él en la tercera entrega; Kelley apoyaría esa postura.
El final original, al parecer, debiera haber costado cuatro millones de dólares, algo inviable en aquel entonces. William Shatner cuenta el final original a su modo: “De las rocas que Kirk ha dejado atrás, tras enfrentarse al diablo, Kirk tiene que regresar a la nave, huir. De las rocas salen, con una explosión, los hombres roca. Su aliento es de fuego y humo”. Los trajes de hombre-roca costaban cada uno 350.000 dólares, y para la escena se precisaban diez. Así pues solo se podía sacar un hombre roca. Se rodó la escena, pero quedó tan paupérrima que hubo de ser descartada (unos pocos fotogramas pueden ser vislumbrados cuando Dios dispara contra Kirk); el aspecto del hombre roca recordaba un tanto a la Cosa de los Cuatro Fantásticos, pero más estilizada. También se pretendía que en las escenas finales se mostrasen los diez niveles del Infierno, en homenaje a La Divina Comedia de Dante, nada menos. En la película, en el decorado de la ciudad Paraíso, alguien añadió a brochazos “Perdido”, en alusión a Milton, detalle que a Shatner encantó.
Un fallo del guion (escrito por David Loughery, tras ser ofrecido el trabajo a Nicholas Meyer, que lo rechazó) acontece cuando Kirk menciona que “una vez perdió un hermano, pero luego lo recuperó”, refiriéndose a Spock, si bien tanto éste como McCoy se quedan algo sorprendidos del comentario, pese a que estaban presentes cuando el auténtico hermano de Kirk, George, murió en el episodio de la serie clásica “Operation: Annihilate!”. Esa ambigüedad es corregida en la adaptación al cómic, en la que Kirk dice que “perdí dos hermanos, pero me alegro de que uno regresara”.
William Shatner, con la modestia que lo caracteriza, informa sobre su labor de dirección: “A veces [Leonard Nimoy] intentaba ayudarme sobre cómo hacer la película, pero no funcionó. Piensas ‘puedo hacerlo a mi manera’. No se me da bien enfrentarme a gente que tenga otras ideas. ¿Su idea es mejor que la mía? Quizás, lo han hecho antes, así que lo saben mejor que yo. Poco a poco di marcha atrás. Estaba presionado y reaccioné. En vez de ser firme en mis convicciones aprendí que nadie tiene razón. Nadie sabe. Porque no hay bien o mal. Solo tu actitud y tu opinión. El director tiene que tirar del carro hasta el final de la película”.
Resulta sorprendente que, pese a las limitaciones presupuestarias, pudieran contar de nuevo para la banda sonora con Jerry Goldsmith, que había hecho la música del primero de los films. Goldsmith recuperaría ciertos motivos ya compuestos con anterioridad, como el tema principal de la primera película (y que ya se estaba oyendo en la careta de la serie La nueva generación) o el leit motiv que identifica a los klingons.
Sobre los resultados, Shatner cuenta: “Cuando se realizó el primer montaje y los ejecutivos del estudio lo vieron, sus elogios fueron increíbles. Para ellos, yo era un director genial. Había hecho el montaje provisional. Todo lo que necesitaba era pulirlo e insertar los efectos y la música. Le pregunté a Harve Bennett: ‘¿Es tan buena como creo?’ Y él hizo [un gesto de entusiasmo]. Pensé: ‘Vaya, es tan buena que no lo puede contar con palabras’. Y se estrenó. Fue el verano de los primeros éxitos de taquilla. No recaudó tanto dinero como las otras películas. A la larga, tuvieron los mismos beneficios”.
A la hora de editarse la película en DVD Shatner solicitó a Paramount efectuar un director’s cut, y rodar nuevas escenas para reemplazar lo que no pudo hacerse en su momento, pero la compañía se lo denegó. Quién sabe, quizás hubiese surgido algo más consistente…
Para el papel de Sybok, la Paramount (y en especial Shatner) quería nada menos que a Sean Connery, pero no pudo ser, y también se intentó con Max von Sydow, quien tampoco fue factible, así pues el cometido lo ejerció Laurence Luckinbill, quien, por cierto, es yerno de Lucille Ball y Desi Arnaz Sr., cuya compañía de producción, Desilu, fue la que produjo la serie original. Se trata de un activo actor y director teatral, que ha trabajado ocasionalmente en cine y televisión. Encarnó a unos de los gais en Los chicos de la banda (The Boys in the Band, 1970), de William Friedkin, y fue Franklin Delano Roosevelt en una mini-serie en 1982.
El gran David Warner aparece en el cometido del terráqueo secuestrado por Sybok llamado St. John Talbot. De amplísima carrera a sus espaldas, debutó en el cine en 1962, y en 1966 logra su primer gran éxito protagonizando Morgan, un caso clínico (Morgan: A Suitable Case for Treatment), de Karel Reisz. Trabaja con Peckinpah en varias ocasiones y poco a poco se empieza a especializar, en cierto modo, en cine fantástico, destacando su papel de fotógrafo en La profecía (The Omen, 1976), de Richard Donner, o de Jack el Destripador en Los pasajeros del tiempo. En Star Trek, tras la presente película vuelve a aparecer en la sexta entrega cinematográfica, encarnando al canciller Gorkon, y en la serie TNG en el episodio doble “Chain of Command” como Gul Madred, el torturador de Picard. En los últimos años ha encarnado al capitán James Sawyer en varios de los telefilmes de la serie sobre Horatio Hornblower y, por lo general, está más centrado en televisión.
El klingon general Korrd es encarnado por Charles Cooper, un veterano intérprete desde los primeros años de la televisión. Aparece en un papel destacado en la excelente Falso culpable (The Wrong Man, 1956), de Alfred Hitchcock, pero sobre todo trabajará en la pequeña pantalla en infinidad de series. Reincidirá en la franquicia encarnando a K’mpec en dos capítulos de TNG.
George Murdock es Dios. Debuta con un excelente episodio de The Twilight Zone en 1962, y a sus espaldas tiene casi dos centenares de interpretaciones en series y películas. Tuvo un papel semi-recurrente en la serie Galáctica, estrella de combate (Battlestar Galactica; 1978-1979), volvió a participar en Star Trek dentro de la serie TNG encarnando al almirante J. P. Hanson en “The Best of Two Worlds”, y era uno de los hombres a la sombra en Expediente X (The X-Files; 1993-2002).
Destaquemos también la aparición del productor Harve Bennett como el almirante Robert Bennett, que al joven Sarek lo encarna Jonathan Simpson (en lo que fue su debut en una escasa carrera, y refiramos que ahora, en su madurez, tiene un enorme parecido con Mark Lenard), la joven Amanda es interpretada por Cynthia Blaise (habitual directora de dialectos, que como actriz solo ha vuelto a actuar otra vez dentro de una película en la que también efectúa su cometido tradicional), y que la ayudante que extiende el cuaderno de bitácora a Kirk es encarnada por Melanie Shatner, hija de William.
El tono algo disímil de esta película con respecto al resto de la saga se contagia a los efectos especiales. Así, sin que se sepa el motivo, los torpedos de fotones ofrecen un diseño y color distintos, y cuando la Enterprise alcanza velocidad factorial, el efecto visual es notoriamente diferente.
También se procedió a economizar, a tal punto que los pasillos y la enfermería de la Enterprise son los decorados realizados para la serie La nueva generación. El turbo-ascensor también procede de la serie, si bien a este se le efectuaron diversos cambios. El puente de mando, en cambio, sí fue un decorado realizado ex profeso para el film, pues el que existía con anterioridad de las películas previas quedó muy dañado durante una tormenta cuando se les ocurrió alojar todo temporalmente en el parking de la Paramount. Los planos de la Enterprise en el muelle son, por su parte, reciclados de la cuarta entrega de la serie.
La superficie de Nimbus III se diseñó mostrando una imagen microscópica aumentada de una garra de langosta. La ciudad se construyó en el desierto, con elementos de stock (de un modo muy adecuado, para aparentar una ciudad construida de cualquier modo por los colonos), con objetos de previas películas de la Paramount.
Cuando Kirk está escalando El Capitán, obviamente se alternan planos reales lejanos, con un escalador auténtico, e insertos de Shatner trucados. Herman Zimmerman, el diseñador de producción, comenta: “Construí un muro de unos veinte metros de alto y treinta y seis metros de longitud sobre un molde de acero y lo cubrí con capas de fibra de vidrio hechas de la superficie rocosa del Yosemite. Lo coloqué en ángulo en un parking para que al enfocarlo con la cámara se viera a Kirk escalando. Daba la impresión de que estaba en El Capitán. De hecho, estaba allí, pero a ochocientos metros de distancia”. Refiramos que cuando Spock aparece con las botas antigravedad, Nimoy se halla sobre una plataforma situada fuera de plano. También se ubicó un mástil que sujetaba su traje contra el muro falso. La caída de Kirk fue realizada por Kenny Bates, récord de caída libre en Estados Unidos en dos ocasiones. A esos planos se insertaron otros más cercanos, con Shatner y Nimoy en sobreimpresión sobre una pared falsa; en concreto en los planos de Shatner se distingue a la perfección la cuerda que lo sostiene.
Los efectos especiales, por cierto, no fueron esta vez realizados por la ILM, dado que la compañía estaba muy ocupada aportando sus labores para otras dos películas, Cazafantasmas II (Ghostbusters II, 1989), de Ivan Reitman, e Indiana Jones y la última cruzada (Indiana Jones and the Last Crusade, 1989), de Steven Spielberg. Shatner comenta: “Los de efectos especiales no lo hicieron bien. Todo salió mal”. Y el productor delegado Ralph Winter refiere: “Probé con cuatro empresas diferentes. Pedimos que hicieran a Dios en una columna de luz sin retoques ópticos. Cuando llegó Bran Ferren [especialista en efectos visuales] solventó todos los problemas in situ”. Los efectos especiales de las naves se rodaron en Nueva Jersey; cabe destacar, por cierto, los planos del pájaro de presa klingon destruyendo basura espacial, que ofrece una labor pésima, en especial el plano detalle del cañón klingon. Winter sigue comentando: “Algunos de los efectos de la película no tenían las típicas treinta o cuarenta capas para dar textura y riqueza, para hacerte sentir que la nave está realmente ahí. Ahora veo las cosas de modo diferente en cuanto a la infraestructura necesaria para realizar este tipo de películas”.
Star Trek V arrastra la mala fama de ser una de las peores películas de la franquicia, si no la peor. Es difícil calibrar esta última noción, pues a nuestro juicio varias de las aportaciones dentro de la tripulación de La nueva generación también tienen resultados muy pobres. En todo caso, la inquina que se proyectó contra ella fue apabullante (véanse “premios” Razzie en el anecdotario), y la mayor parte de los exabruptos fueron en contra de William Shatner. Corre el rumor de que el actor/director, debido al fracaso de su film, hubo de requerir inclusive asistencia psicológica, de la depresión que le devino. En todo caso, pensamos que el flojo resultado no solo es inherente a él.
Lo más llamativo de la cinta es la enorme variedad de tonos que sustenta; no nos referimos a la diversidad de escenarios, sino que da la impresión de encontrarnos, literalmente, con trozos de películas distintas, que no confluyen en estilo, ritmo, dimensión… El arranque semeja casi estar viendo un spaghetti-western dirigido por Enzo G. Castellari, pongamos por caso; después se nos introduce en el saloon de Nimbus III, con un inevitable dèja vu a la cantina de La guerra de las galaxias/Star Wars: Episodio IV – Una nueva esperanza (Star Wars/Star Wars: Episode IV – A New Hope, 1977), de George Lucas; y de inmediato nos trasladamos a las batallas desérticas habidas en Mad Max II: El guerrero de la carretera (Mad Max 2: The Road Warrior, 1981), de George Miller. Y así, va basculando la película, no solo en referencias visuales a otras películas, sino en una desintegración tonal que en nada beneficia el resultado global. Si la puesta en escena de Shatner es tan errabunda (los excelentes planos de ascensión de El Capitán fueron rodados por la segunda unidad[6], con un especialista experto en ascensiones, y que debía pesar como veinte kilos menos que Shatner, como queda patentísimo en todos los planos), el guion que lo soporta es igualmente disperso.
Ya hicimos alusión al intento de la productora de que el resultado detentase el mismo tono ligero de la previa, cuando la premisa en nada servía para tal objetivo. Así pues, hay un constante tira y afloja en la inflexión, con momentos interesantes que se desautorizan de forma invariable con la progresiva inclusión de, digámoslo con claridad, payasadas, y como prueba palpable tenemos la estúpida escena en que Scotty, tras referir que se sabe la Enterprise de memoria, se golpea contra un saliente y cae desmayado. Toda la película está socavada de detalles similares que hacen imposible tomársela en serio, pero que tampoco disponen de la chispa que arrojaba la cinta anterior, salvo algunas réplicas lanzadas por McCoy.
Cabe referir también, en el aspecto negativo, cómo un actor del abolengo de David Warner aparece en un cometido casi de extra, que se pasa toda la película contemplando lo que hacen los demás y soltando meramente tres o cuatro frases a lo largo de todo el film[7]. Para ello, que hubiesen optado por un actor televisivo convencional y hubiesen ahorrado presupuesto, que es algo que las imágenes destilan de forma constante, como la recogida de los tres campistas por parte de Uhura, donde se ve solo un foco de luz a modo de lanzadera.
Destaquemos, una vez más, a los klingons, introducidos en la historia para, en apariencia, aportar “más marcha” al conjunto, y apareciendo por completo superfluos. Máxime ante la forma de representarlos, como casi un grupo de macarras ociosos y chulescos, con ese cabecilla de greñas alborotadas por completo insufrible, más propio para una película de adolescentes que para algo serio.
Otro elemento pésimo del guion supone el plato fuerte que pretende presentar, esto es, el hermanastro de Spock, Sybok, un ser que detenta un poder en apariencia sobrenatural, como es convencer a cualquiera con tres palabritas para que se una a su causa. Ese poder de convicción aparece, en diversas escenas, representado de muy distinta forma. En el arranque del film, convence al lampiño J’Onn[8] con una leve imposición de manos durante unos segundos. También sospechamos que poco tiempo ha dispuesto para convencer a los veteranos tripulantes de la Enterprise para que se pasen a su bando, pues esa circunstancia se presenta en off; con el resto de la tripulación, suelta por megafonía cuatro tópicos de filosofía barata y ya los tiene a todos de su parte. En la crucial escena en la cual convence a Spock y McCoy da la impresión de disponer de poderes telepáticos e introducirse en las mentes de los personajes, haciéndoles no solo revivir episodios de su pasado, sino que todo aquel que está presente puede de igual modo verlo. Y tras momentos de gran tensión emocional, a la hora de comprobar el enorme poder de Sybok… ambos personajes le dan la espalda, demostrando que su capacidad no es tanta. Una contradicción tras otra, como se ve.
Pero lo peor de todo acontece en el clímax, cuando aparece ese Dios de pacotilla, con todo su entorno a ese mismo nivel, con unos efectos especiales paupérrimos, unos diálogos en consonancia, y una carencia de capacidad emocional apabullante. Semeja más uno de esos mediocres capítulos de la serie clásica, correspondientes a la tercera temporada, que una película con ambiciones más mayestáticas. Sobreimpresiones burdas y filtros de colores son lo que pretende aportar una atmósfera prodigiosa que solo asemeja el resultado a una serie Z. Algunos momentos destilan mayor grandeza gracias a la espléndida fotografía del mítico Andrew Laszlo y la competente partitura de Goldsmith.
El “otro” montaje
Anecdóticamente, añadamos cierta peculiar versión existente de este film. Corre por Internet una versión recortada en 63 minutos, y realizada en el año 2001 por un fan norteamericano llamado Jack Marshall (el co-creador de la serie de fans Star Trek: New Voyages) en la cual se han eliminado las escenas más ridículas (según Marshall) de la película, como la acampada del trio protagonista comiendo y cantando a lo boy-scout, se han añadido músicas y efectos sonoros de la serie original y, sobre todo, se ha reestructurado la historia al clásico formato de cinco actos de los episodios originales. Dado que Marshall cree firmemente que es la historia que más se asemeja a la forma de contar historias de TOS, se atrevió a divulgar libremente esta versión con el título de Star Trek Phase II: In Thy Image (el título que debía llevar el primer episodio de la fallida segunda serie), creyendo que el título le iba de perlas a la búsqueda de Dios que plantea el argumento. No es necesario decir que Paramount y sus abogados se le echaron encima de inmediato, al conocer que se distribuían copias gratuitas en convenciones de fans norteamericanas. Pero, por supuesto, en plena era de Internet fue como intentar ponerle puertas al campo, y a pesar de que Marshall abandonó el apoyo a esta versión, los fans la mantienen viva a través de las redes de intercambio de archivos.
Marshall, con anterioridad, había hecho algo similar con Star Wars: The Phantom Menace, reduciéndola a 70 minutos y eliminando digitalmente el personaje de Jar Jar Binks del metraje.
Anécdotas
- Título en Argentina, Colombia, México, Perú y Uruguay: Viaje a las estrellas V: La última frontera.
- En los premios Razzie de ese año fue “honrada” con premios a peor film, director y actor (Shatner en ambos casos), así como nominaciones a peor película de la década, actor secundario (Kelley) y guion.
- Kim Cattrall hizo una audición para el papel de la guerrera klingon Vixis.
- La acción acontece en 2287.
- Siguiente película de la saga: Aquel país desconocido / Star Trek VI: Aquel país desconocido (Star Trek VI: The Undiscovered Country, Nicholas Meyer, 1991).
- Estrenada en Estados Unidos el 9 de junio de 1989. En España no contó con estreno en cines, debutando originalmente en un canal privado televisivo, y después ha tenido ediciones en vídeo, DVD y Blu-ray, así como nuevos pases en distintas televisiones.
Carlos Díaz Maroto
y Luis Alboreca (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: *½
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Ganó Aliens, el retorno (Aliens), de James Cameron, y las otras nominadas eran La mosca (The Fly), de David Cronenberg, Dentro del laberinto (Labyrinth), de Jim Henson, y La tienda de los horrores (Little Shop of Horrors), de Frank Oz, todas ellas de 1986.
[2] Ganó Aliens también, y las otras nominadas eran El vuelo de Navegante (Flight of the Navigator), de Randal Kleiser, Peggy Sue se casó (Peggy Sue Got Married), de Francis Ford Coppola, y Cortocircuito (Short Circuit), de John Badham, todas de 1986.
[3] Como director ya había realizado con anterioridad ocho episodios de su serie T. J. Hooker; después de esta película volvería a dirigir para televisión en diversas ocasiones, y una película de terror y ciencia ficción con pésima fama, Groom Lake (2002), para la Full Moon.
[4] Loughery es guionista de la curiosa película La gran huida (Dreamscape, 1984), de Joseph Ruben, así como de ese inconmensurable bodrio que es Los tres mosqueteros (The Three Musketeers, 1993), en versión de Stephen Herek. Harve Bennett volvería a contar con él para tres episodios de su serie Misión en el tiempo.
[5] Ahora, Spock también tiene algo así como una hermana…
[6] En concreto, por Robert Carmichael, director de fotografía de la segunda unidad, y realizador de esa secuencia.
[7] En las escenas descartadas que incluye el DVD aparece una de poco más de dos minutos con Warner, que bien poco aporta, salvo algo más de humor chabacano.
[8] Encarnado por el actor Rex Holman, que fue Morgan Earp en el episodio “Spectre of the Gun” de la serie clásica. Tras esta película abandonó la carrera.