Steven Anders está con sus dos hijos adolescentes trabajando en una cueva cuando sucede un extraño fenómeno solar seguido de un leve terremoto. Cuando salen al exterior, el guía que les acompañaba se pone enfermo y, poco después, muere y queda reducido a un montón de cenizas blancas. Intentarán regresar a la civilización, o lo que queda de ella.

Dirección: John Llewellyn Moxey. Producción: Alpine Productions, Jozak Company, Metromedia Producers Corporation para National Broadcasting Company (NBC). Productor: Gerald I. Isenberg. Productor delegado: Charles W. Fries. Productor asociado: Gerald W. Abrams. Guion: Lewis John Carlino, Sandor Stern, según un argumento de L. J. Carlino. Fotografía: Michael D. Margulies. Música: Robert Prince. Montaje: John A. Martinelli. FX: Roger George (efectos especiales). Intérpretes: Peter Graves (Steven Anders), George O’Hanlon Jr. (David Anders), Kathleen Quinlan (Deborah Anders), Verna Bloom (Jenny), Michael-James Wixted (Michael), Noble Willingham (Jim Clancy), Jay W. MacIntosh (Barbara Anders), Doug Chapin (Tom Clancy), Ken Sansom (Jack McFadden), Beans Morocco [acreditado como Dan Barrows] (hombre con pistola)… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1974. Duración y datos técnicos: 74 min. – color – 1.33:1 – 35 mm.

      

Dentro de los telefilmes de la época, y de carácter fantástico, los que en España se emitieron dentro del espacio «Estrenos TV», ¿Dónde está todo el mundo?, o Supervivientes, que de los dos modos se emitió en nuestras televisiones, es uno de los más famosos, a tal punto que mucha gente lo recuerda por detalles aislados, si bien es fácil de localizar debido al protagonismo del célebre Peter Graves. Es, también, otro de los muchos telefilmes rodados con el fin de convertirlos, si el éxito acompañaba a su emisión, en futura serie regular, aquí focalizada, sin duda, en los intentos de los supervivientes de reconstruir una sociedad quebrada al tiempo que se van enfrentando a los diferentes peligros que manifiesta ese entorno.

En este caso, la historia parte de dos guionistas con cierto peso dentro del género. Lewis John Carlino escribió el libreto de la estupenda Plan diabólico (Seconds, John Frankenheimer, 1966), el que fuera su debut en el campo del cine, y por lo general se ha movido entre el fantástico y el thriller, con otras incursiones de todas maneras. En cuanto a Sandor Stern, es un habitual del mundo televisivo, y en cine dirigió y escribió una única película, la interesante Pin [vd/tv: Pin, 1988]. Supervivientes arranca con un grupo de personajes de acampada, dispuestos a entrar en una cueva. Juntos mantienen una charla en teoría anodina, donde algunos muestran apego hacia la cotidianidad de sus vidas, mientras otros buscan cierto cambio en estas. Quieran o no, esa realidad diaria se verá turbada de manera definitiva cuando acontezca el extraño percance científico.

El suceso que acontece recuerda un tanto a la influyente novela El día de los trífidos (The Day of the Triffids, 1951), de John Wyndham, en la medida de que todo arranca con un extraño fenómeno cósmico ―en este caso, una perturbación solar―, seguida de una manifestación repentina de una especie de gen recesivo en la especie humana, que le hace desarrollar una especie de virus que pone enfermo y provoca después esa repentina e insólita desintegración. Solo algunos tienen en su organismo la inmunidad inherente a esa plaga y, por tanto, el detalle de la cueva, al final, nada tiene que ver con lo que protege a los protagonistas, pero durante parte del metraje supone un elemento de suspense que va manteniendo la historia.

El otro dispositivo que caracteriza la narración es el de la reacción de los personajes. En mitad de la carretera los protagonistas se toparán con un individuo al que se le ha estropeado el coche y, a punta de pistola, les robará el suyo. Ese es el punto siempre discrepante que surge en las historias apocalípticas, donde el ser humano muestra lo peor de uno mismo cuando intenta sobrevivir. Otros personajes que irán apareciendo, o bien sufren un trauma a consecuencia de lo acontecido, o bien procurarán ayudar y mostrar el intento de volver a crear un nuevo tipo de sociedad. «Me gustaría que fueran mis vecinos», dice un individuo que se cruza con los protagonistas.

Pero, por supuesto, el detalle que más fama ha otorgado al film es el hecho de que los perros (y algún gato también) se vuelvan salvajes y ataquen a las personas. El lapso de tiempo que ha pasado no es el suficiente para que los canes se asilvestren, así pues el motivo ha de ser otro: o bien el mismo virus que ha atacado a las personas ha provocado esa otra reacción en los animales o, más bien, es una artimaña de guion: al ser los perros nuestros más fieles amigos desde los inicios de la civilización, y ser base de esta el hecho de haberlos ido domesticando, cuando esa civilización se desmorona, digamos que el proceso de adaptación de los perros en relación con nosotros también se colapsa, y vuelven a su condición de salvajes.

Todo ello es contado por el habitual John Llewellyn Moxey con una rotunda economía narrativa. Gran parte del film se ambienta en exteriores, en localizaciones deshabitadas, y por tanto el presupuesto está muy controlado. Solo hay un plano de Los Ángeles totalmente desierto, posiblemente rodado en un fin de semana a primera hora, quizás coincidiendo con algunas vacaciones, para evitar que haya gente en las calles. Aparte de ello, el zoom es un recurso narrativo indispensable para Moxey, que reencuadra a los personajes en todo momento para conferir de un ritmo visual a la narración sin tener que partir excesivamente los planos y simplificar el proceso de montaje.

Los actores, por lo demás, ayudan a brindar un toque de cercanía con el espectador, comenzando con el célebre Peter Graves, que dispensa de rotundidad y reflexión a su personaje, mostrando, de todas maneras, sus debilidades. Son un buen acompañamiento los dos hijos que tiene, el chico, David, interpretado por George O’Hanlon Jr., que ha estudiado y que comprende lo que sucede, pero que oculta su miedo con cierta agresividad, y la muchacha, Deborah, a la que da vida Kathleen Quinlan, una sólida actriz que aquí se nos muestra en sus inicios, y que va dominando paulatinamente ese temor y sacando fuerzas de flaquezas. Los personajes que les acompañan refuerzan esa solidez que caracteriza el escaso reparto de este atractivo telefilm.

 

Anécdotas

  • Título en Argentina: ¿Adónde se fue la gente?
  • El entrenador de los perros es el especialista en esas lides Lou Schumacher, que debutó en esa especialidad con La larga noche de la furia (1972), y también trabajó en la saga de los doberman, El día de los animales (1977) o Tarántula (1977).
  • Rodada en las localidades de Agoura, California (escena de la tienda), Malibu Canyon Road, Santa Monica Mountains, California, la propia Malibú y Los Ángeles, California.
  • Estrenada en Estados Unidos en televisión el 8 de octubre de 1974. En España se vio en distintos pases con los títulos de Supervivientes y ¿Dónde está todo el mundo?

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: ***

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra