El cadáver de Spock ha llegado de forma casual al planeta Génesis y la Enterprise regresa a la Tierra. Kirk recibe la visita de Sarek, que le refiere que no ha realizado con su hijo lo que es preciso, esto es, llevar el katra, el alma de Spock, de vuelta a Vulcano, para que pueda tener la oportunidad de encontrar la paz, por lo cual junto a un reducido grupo de tripulantes (McCoy, Scotty, Sulu y Chekov) roba la nave del muelle en el cual está ubicada, lista para su desguace, y regresa a Génesis. Mientras, una nave klingon intenta hacerse con el ingenio Génesis.

Dirección: Leonard Nimoy. Producción: Cinema Group Ventures, Paramount Pictures. Productor: Harve Bennett. Productor delegado: Gary Nardino. Guion: Harve Bennett, [Leonard Nimoy], según la serie de Gene Roddenberry. Fotografía: Charles Correll. Música: James Horner. FX: Industrial Light & Magic (efectos visuales), Movie Magic (efectos ópticos), The Burman Studio (maquillajes especiales). Montaje: Robert F. Shugrue. Intérpretes: William Shatner (almirante James T. Kirk), Leonard Nimoy (capitán Spock), DeForest Kelley (doctor McCoy), James Doohan (Scotty), Christopher Lloyd (comandante Kruge), George Takei (Hikaru Sulu), Walter Koenig (Pavel Chekov), Nichelle Nichols (comandante Uhura), Robin Curtis (teniente Saavik), Merritt Butrick (doctor David Marcus), Phil Morris (Foster), Robert Hooks (almirante Morrow), Carl Steven (Spock con 9 años), Vadia Potenza (Spock con 13 años), Stephen Manley (Spock con 17 años), Joe W. Davis (Spock con 25 años), Mark Lenard (Sarek), Judith Anderson (alta sacerdotisa vulcana), Grace Lee Whitney (Janice Rand), Scott McGinnis, Paul Sorensen, Cathie Shirriff, Stephen Liska, John Larroquette, David Cadiente, Miguel Ferrer. Nacionalidad y año: Estados Unidos 1984. Duración y datos técnicos: 105 min. color 2.20:1.

 

El éxito de la película previa fue clamoroso, consiguiendo el fin de semana de su estreno una recaudación de 14.357.221 dólares, lo cual en la época fue todo un récord. Además, su final semiabierto exigía una clarísima secuela, pese a que en su momento algunos creyeron, como Leonard Nimoy o Nicholas Meyer, que ese era el desenlace de la saga fílmica, y que la conclusión era la muerte de Spock, si bien el plano final, con la cámara retornando al mundo que había creado Génesis, y el ataúd de Spock entre la agreste naturaleza en expansión algo sugería (escena esta que fue añadida con posterioridad a un pase de prueba).

Harve Bennett comenta al respecto: «Nadie se esperaba que Star Trek II: La ira de Khan fuera semejante bombazo. Unos días después del estreno, Michael Eisner, director de la Paramount, me llamó para decirme que empezara a escribir Star Trek III. En mi vida me habían aprobado un proyecto tan rápido».

Así pues, Bennett desarrolla un boceto de veinte páginas titulado Return To Genesis [Regreso a Génesis]. Según confesó, le resultó muy fácil, empezando por el final, con Spock revivido, y yendo hacia el principio. La trama, al fin, arranca justo después de la segunda, si bien el personaje de Khan, curiosamente, no será mencionado en momento alguno de la historia. «Había que pulir un argumento muy prometedor», comenta Leonard Nimoy, y añade: «Estaba el planeta Génesis, que se creó en Star Trek II. Teníamos que tratar el tema de la muerte de Spock, descubrir qué pasaría con la cápsula de éste depositada en el planeta Génesis. Quería introducir a los klingons en el argumento porque había un arma muy potente en el planeta. Los klingons lo sabían y se sentían amenazados. Tenía un trasfondo del conflicto entre los soviéticos y norteamericanos». Y sobre eso último, Bennett apunta: «Para nosotros Génesis era la analogía de la amenaza nuclear de nuestra época. La carrera armamentística se convirtió en el tema de nuestra película. ¿Quién se iba a apoderar de este recurso? ¿Podrían robarlo? Si lo robaran, ¿podría convertirse en una amenaza? ¿Por parte de quién?»

Acerca del personaje de Spock, Nimoy continúa: «Había que mencionar la memoria, encauzar esos datos. Se nos ocurrió la idea de que los recuerdos de Spock se transmitieron, como un ordenador, como una descarga de datos, al cerebro de McCoy[1]. Lo llamamos el katra de Spock. Se definía por todo aquello que no pertenecía al cuerpo. Le transmitió todo menos su cuerpo. Le dio su espíritu, su inteligencia, su información. Todo ello lo recibió McCoy. Así fue como solucionamos ese tema. Interpretar a Spock era una preocupación para DeForest, ya que tenía que compaginar dos personalidades. McCoy seguía presente tanto física como intelectualmente». Es una lástima el escaso provecho que sacaron a tan sugestiva idea, aunque en el tema de la transmisión Nimoy apunta un detalle interesante: «Un espíritu poseía su cuerpo. Es un concepto conocido en la literatura. Se remonta a los escritos judaicos que recogen la creencia en el dybbuk, el alma de un individuo que entra en el cuerpo de otro. Esos elementos me sirvieron de inspiración».

Para terminar con el tema del guion, apuntemos un comentario de Bennett: «Me puse a escribir una escena, la última de la película. A partir de esa última escena empecé la búsqueda. En seis semanas ya teníamos un guion, al que se hicieron muy pocos cambios».

El rodaje comenzó oficialmente el 15 de agosto de 1983, con la escena inicial en el puente de mando de la Enterprise. En una parte primitiva del guion, el pájaro de presa klingon que aparece en principio debiera haber sido una nave romulana robada por los klingons; de hecho, en un inicio los “malos” eran romulanos, pero el estudio optó por los más populares klingons. Otro cambio fue la escena de la pelea entre Kirk y Kruge, que debía acontecer mientras grandes rocas brotaban del suelo a consecuencia de las perturbaciones del planeta, pero en el momento de rodar los mecanismos fallaron… salvo uno, que fue aprovechado para impulsar en el aire a Kruge y lanzarlo contra Kirk, iniciando así la lucha. Otro problema aconteció cuando se desató un incendio en los estudios, provocando daños menores en el decorado del planeta Génesis; según confiesa Shatner en sus memorias, él fue uno de los primeros en ayudar a combatirlo.

Para reaparecer en esta película, Leonard Nimoy solicitó ser asimismo el director (de igual modo, colaboró en el guion, aunque no quedó acreditado en ese cometido), tras rechazar Nicholas Meyer la labor, al considerar que el final de la previa era definitivo; también, antes de Nimoy, se tanteó al realizador James Goldstone, un director eminentemente televisivo (había hecho dos episodios de la serie clásica), pero que en los últimos años se había hecho cargo de algunas exitosas cintas para cine, como el atractivo film de aventuras El corsario escarlata (Swashbuckler, 1976), o las de género catastrófico Montaña rusa (Rollercoaster, 1977) y El día del fin del mundo (When Time Ran Out…, 1980).

Sobre Nimoy director, William Shatner relata algo que ha de tomarse con mucha cautela, como todo lo que cuenta el actor: «Les voy a contar una historia. Tienen que creerme porque es verdad. En aquella época yo trabajaba en una serie policíaca [T. J. Hooker]. Leonard me pidió dirigir un episodio[2]. Él no sabía qué hacer exactamente con la cámara. Así pues, Leonard dirigió un segmento de la serie en la cual yo trabajaba. Yo le ayudé en cada plano. Todo lo que aprendió se lo enseñé yo. Trasladó todo lo que aprendió en mi serie a la dirección de Star Trek III. Leonard fue mi… acólito. Mi aprendiz. Leonard nunca ha admitido públicamente todo lo que me debe». Eso es ser un buen amigo, sí señor.

Comoquiera que la reaparición de Spock tenía lugar muy avanzada la trama, Nimoy podía ocupar el tiempo en esa otra labor. En todo caso, su tarea como actor debía ser ocultada, y para ello en los informes de rodaje su personaje era nombrado como “Nacluv” (“Vulcan” al revés), y el actor que lo encarnaba era un tal Frank Force; este seudónimo lo aprovechó Nimoy, de igual modo, en los créditos finales de la película, al referir su cameo poniendo la voz al ascensor de la Excelsior. Redundando en el misterio sobre la ausencia o presencia de Spock, en los créditos iniciales hay una larga pausa entre la acreditación de William Shatner y DeForest Kelley, con la floresta de Génesis de fondo en ese instante.

En la primera película, James Doohan se inventó algunas palabras klingon. En ésta, a partir de ello, Marc Okrand creó el lenguaje que aquí se habla, y después fue ampliado paulatinamente para las siguientes películas, conformándose de hecho toda una semántica klingon[3]. En todo caso, choca que se pronuncien unas pocas palabras klingon, comunicándose estos entre sí en genuino inglés.

El puente de la USS Grissom[4] era el de la Enterprise, redecorado, y pintando los sillones de rosa. En cuanto al bar donde entra McCoy, era la enfermería de la Enterprise con nuevo mobiliario. Más trabajo ofreció la espléndida estación espacial que se ve. En primer lugar, se realizó una maqueta tridimensional de unos treinta centímetros de alto, para que todo el equipo la pudiera ver y estudiar, y sugerir cambios; incluso se colocó una mini-maquetita de la Enterprise entrando por una esclusa, para dar una idea de las proporciones. Una vez dado el visto bueno, se hizo una maqueta de casi dos metros, ya destinada para el rodaje. Se le colocaron muchas luces, para conferirle viveza y relieve, y en lugar de situar miles de cables individuales se utilizó plexiglás transparente. Fue pintado y luego pulido, y los agujeros por donde pasan las luces se realizaron mediante alfileres. El plano detalle de la Enterprise entrando por la esclusa se rodó con una parte del platillo de la estación más grande, a una escala de cuatro metros de ancho; las puertas funcionaban y se filmaban con cámaras de control de movimiento, abriéndose los portones cuando la cámara alcanzaba un punto determinado.

La Excelsior supuso una innovación, y su bosquejo le fue conferido a Bill George, diseñador adicional de naves. Según el guion debía de ser un modelo avanzado; había de ser algo nuevo, pero no en el sentido estricto. George, junto a su equipo, trazó varias naves futuristas con unas líneas muy puras; dos días antes de la presentación aquél pidió consejo al director de arte Dave Carson[5], y este le sugirió que improvisara. Interesado George en el diseño industrial japonés, abocetó la nave a partir de esa idea; así pues, partió de la estructura básica de los navíos de la franquicia y le añadió una estética japonesa, con un croquis muy escueto y simple. El diseño del platillo lo efectuó más angular, y la base más gruesa y ancha, «como unas branquias o un radiador», en palabras de George. Le fueron mostrados a Leonard Nimoy todos los diseños, y él eligió el de inspiración nipona.

En cuanto al ave de presa klingon, Nimoy sugirió a los de la ILM que pareciese literalmente eso, un ave de presa lanzándose sobre su víctima, con las alas extendidas, y alguien ofreció la idea de que las alas de la nave tuviesen dos posiciones, inclinándose cuando efectuaba un ataque y se lanzaba en picado. De los diversos bocetos que se le presentó a Nimoy, este cogió detalles de cada uno de ellos, y se realizó uno definitivo con la fusión de todos esos elementos.

La maqueta de la Enterprise era la original de la primera película, que medía tres metros de largo por uno con veinte de ancho. De gran peso, debía llevar seis puntos de sujeción para no bascular y estropear la toma. Los fáseres, por otro lado, fueron modernizados, haciéndolos más potentes, y por tanto efectuando un nuevo diseño de los mismos. Se intentó descartar todo elemento genérico, y partiendo de ahí realizar innovaciones en los mismos. Phil Norwood, de ILM, diseñó pues un nuevo fáser, pero intentando que se pareciera al de la serie original; lo hizo más alargado y estilizado, y además había un segundo fáser, más pequeño, inserto dentro del primero. El tricorder también fue rehecho, al principio en un diseño más complejo, con tapas que se abrían, pero después simplificado.

Las explosiones están rodadas al revés, para aprovechar en ese sentido la gravedad. Como en el espacio no hay gravedad, cuando se filma al revés todo se desploma hacia dentro; cuando la cámara está al revés con respecto al platillo el efecto es espléndido. Ken Ralston creó un método por medio del cual se enceraba una sección de la nave, después quemaba con una antorcha fotograma por fotograma pequeñas secciones del exterior de la Enterprise, y así mejoraba la imagen de los desperfectos. También juntaron secciones con acero y les prendieron fuego, lo que provocó muchas chispas, produciendo un efecto de cortocircuitos por todo el interior de la nave que resultaba espectacular.

El director de fotografía, Charles Correll, cuenta: «En las primeras reuniones mencioné que estaría bien filmar en exteriores, en concreto en la isla de Kauai. Acababan de filmar allí King Kong. Yo había visto algunas tomas diarias. Era un lujo fenomenal, una suntuosidad filmar esos exteriores. Me parecía el lugar ideal. Pero tuvieron que rechazar mi idea porque en Star Trek III había un terremoto tremendo que destrozaba el planeta. Hubiera sido imposible hacer eso rodando en exteriores. Montamos toda la parafernalia, los bosques y todo eso, en el estudio 15 de Paramount». La destrucción del planeta se hizo, pues, con una gran maqueta en el decorado. La maqueta tenía un mecanismo para que, literalmente, el suelo se abriera. Resultó complicado efectuar los efectos pirotécnicos; una parte del decorado quedaba libre, para proteger al actor, y luego se hacía brotar las llamaradas en el otro extremo.

Star Trek III es una especie de película-espejo con respecto a Star Trek II; un espejo, en concreto, distorsionado. La trama prosigue a las pocas horas de finalizada La ira de Khan, y encadena directamente en el ámbito dramático; además, gran parte del equipo técnico y artístico (sobre todo en el primero de los casos) de la precedente prevalece aquí. El cambio más significativo, y substancial, se circunscribe al guion y la dirección.

En este caso, el productor Harve Bennett, que con anterioridad había esbozado un argumento después desarrollado por otros guionistas, ahora se atreve él solo y consuma el guion en su totalidad. De un modo inteligente, hace uso del rumbo (dramático, estilístico) que ha tomado la historia previa, y prosigue a partir de ahí. El arranque detenta interés y expectación, pero al cabo de poco queda en evidencia lo exiguo de los recursos de que dispone el narrador, y va dando bandazos entre diversos grupos de personajes, sin profundizar en ninguna de las situaciones. Buena prueba de ello es la inseguridad de la que hace gala con respecto al personaje de McCoy, con el cual, de hecho, no sabe qué hacer; hubiese sido una buena oportunidad para adjudicar un papel de exhibición para un actor tan bueno como era DeForest Kelley, aprovechando la dualidad que imperaba en su subconsciente, pero salvo en los primeros minutos, el resto de la película su personaje está en pie, hierático, al fondo del puente de mando, mientras los demás actúan.

Por otro lado, la convicción de Bennett de que «en una película de Star Trek ha de haber un villano» la traslada aquí a través de la intervención de los klingons, recurso argumental que se percibe por completo postizo: sin ellos la trama no hubiese variado de un modo sustancial, y habría aportado la posibilidad de desarrollar más a fondo la “búsqueda” (más espiritual que física) de Spock, que es lo que de verdad nos interesa a todos. En este aspecto, resaltemos también la forma tan estúpida (no hay otra forma de definirla) como muere el hijo de Kirk; da la impresión de que había que quitárselo de encima, sin más (peor destino ostenta el personaje de su madre, que desaparece sin explicación alguna), y se aporta una incidencia absurda, sin tensión dramática (además, pésimamente narrada por Nimoy desde el punto de vista visual). También es de objetar la forma tan tosca de explicar el fallo del proyecto Génesis: el doctor Marcus utilizó una proto-materia muy peligrosa e ilegal para conseguir los efectos deseados de construir vida. Ello parece planteado para que el hijo de Kirk deba morir de forma heroica para limpiar su honor, consiguiendo todo lo contrario, como ya se ha explicado. Esto nos conduce al casi nulo desarrollo de los personajes; parece que muchos han sido creados para momentos puntuales, como la aparición de la teniente Saavik, cuyo único propósito es el de servir de ayuda a Spock y nada más. Qué decir de todos los demás, entre ellos los klingons, unos malos de opereta: todo es blanco o negro, no hay grises.

Pasando al cometido de Leonard Nimoy como director, es una lástima que Nicholas Meyer rechazase la invitación de dirigir esta película también; es una lástima que ni siquiera un realizador de recursos tan romos como James Goldstone tampoco estuviese disponible. Fue una pésima decisión, a nuestro juicio, otorgar créditos de realizador a Nimoy, cuando se muestra tan inmaduro e incapaz en un cometido que le viene en exceso grande. El resto de su carrera como director demuestra a las claras que si Leonard Nimoy fue un actor algo mejor de lo que se le suele valorar (más bien cabría calificarlo de acomodaticio, al igual que hizo William Shatner), como narrador visual carece de la mirada precisa para dar perspectiva a una historia. Una cinta con tanta “marcha” como la presente aparece agarrotada, fría, plúmbea, sin dinámica en sus escenas de acción, sin calado en sus escenas de introspección, sin chispa en sus escenas de humor. Y cuando existen planos que superan eso, como el magnífico “frente a frente” de la Enterprise con la nave klingon, es más debido a un acierto de los expertos en efectos especiales que en la labor de Nimoy. De hecho, éste consigue salir un tanto airoso de su cometido dado el espléndido soporte que se le dispensa en diversas áreas, como la excelente fotografía, la magnífica música del por lo general irregular James Horner, los efectos especiales de primer orden y unos personajes con química que captan el interés del espectador por encima de las circunstancias sobre las cuales se les hace discurrir.

Star Trek III: en busca de Spock, por tanto, es un film que ofrece un desnivel escandaloso en la saga tras las dos excelentes muestras previas, una película de indudable nivel técnico pero con una narrativa titubeante e indocta, de talante televisivo en el peor sentido del término: muchos episodios de la serie clásica hacen gala de una puesta en escena más trabajada que este torpe modelo del cine más servicial y manufacturero.

 

 

Anécdotas

  • Títulos de rodaje: Star Trek III: Return to Genesis / Star Trek III: In Search of Spock.
  • Título en Argentina, México, Perú y Uruguay: Viaje a las estrellas III: En busca de Spock.
  • En 1985 la Academy of Science Fiction, Fantasy & Horror Films la nominó en las categorías de mejor película de ciencia ficción, director, actor (W. Shatner), actriz secundaria (J. Anderson), efectos especiales y vestuario. Ese mismo año, en los premios Hugo estuvo nominada como mejor representación dramática.
  • Rodada con un presupuesto estimado de diecisiete millones de dólares. El primer fin de semana logró una taquilla de 16.673.229,03 dólares.
  • Robin Curtis reemplaza a Kirstey Alley como Saavik. Cuando se contrató a Alley en la previa, no hubo la menor alusión a una secuela y hubo que renegociar. Cuando ella solicitó demasiado dinero se la sustituyó.
  • El personaje de Saavik, era originalmente mitad vulcano mitad romulano, aunque eso se eliminó en el montaje final. En la novelización de esta película el hecho menciona.
  • Para el personaje del klingon Kruge, Nimoy quería a Edward James Olmos, pero Harve Bennett lo desaprobó, prefiriendo a Christopher Lloyd por considerarlo más intimidatorio.
  • Phil Morris encarna a Foster, que en el montaje definitivo apenas tiene un par de líneas.
  • La alta sacerdotisa vulcana es encarnada por la mítica Judith Anderson, la maquiavélica señora Danvers, el ama de llaves de Rebeca (Rebecca, 1940), de Alfred Hitchcock.
  • Secuela de Star Trek II: La ira de Khan (Star Trek II: The Wrath of Khan, Nicholas Meyer, 1982). La siguiente película de la saga fue Misión: salvar la Tierra / Star Trek IV: Misión, salvar la Tierra (Star Trek IV: The Voyage Home, Leonard Nimoy, 1986).
  • Estrenada en Estados Unidos el 1 de junio de 1984. En España se estrenó el 27 de agosto.

Carlos Díaz Maroto

y Luis Alboreca

(Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra

 

[1] Esto se veía en la película anterior.

[2] Titulado “The Decoy”. Con anterioridad, Nimoy había dirigido ya dos episodios de sendas series, el primero en Galería nocturna (Night Gallery; 1970-1973), y después en Los poderes de Matthew Starr (The Powers of Matthew Starr; 1982-1983). Entre ambos también dirigió, co-escribió y protagonizó un telefilm sobre Van Gogh, Vincent (1981), encarnando a Theo.

[3] Para más información sobre el tema, véase: GARCÍA TEJEDOR, Raúl y RODRIGUES, Nicolau: El imperio klingon – tlhngan wo. Málaga: Asociación Ql’tomer, Centro de Ediciones de la Diputación de Málaga, 2009.

[4] El nombre de la nave es un homenaje al astronauta del Apolo I Gus Grissom, que murió en 1967 a causa de la destrucción de la nave.

[5] Creador de efectos visuales para las sagas de Star Wars y Star Trek, no debe ser confundido con David Carson, director de cine y televisión, que también ha dirigido cuatro episodios de TNG, otros cuatro de DS9 y la película Star Trek: la próxima generación.