A finales de la década de 1880, el doctor Jekyll vive en Londres. Cuando no está atendiendo a los pobres trabaja en el laboratorio privado de su casa. Al intentar desarrollar una fórmula química que separe las dos naturalezas básicas del hombre, el bien y el mal, ingiere el resultado y se convertirá en el horrendo Mr. Hyde.
Dirección: John S. Robertson. Producción: Famous Players-Lasky/Artcraft Pictures para Paramount Pictures. Productor: Adolph Zukor. Guion: Clara Beranger, a partir de la novela de Robert Louis Stevenson y la versión teatral de la misma obra de Thomas Russell Sullivan. Fotografía: Roy F. Overbaugh. Montaje: Karl Malkames (cortador del negativo). Dirección artística: William Cameron Menzies, Clark Robinson. Intérpretes: John Barrymore (Dr. Henry Jekyll / Mr. Edward Hyde), Brandon Hurst (Sir George Carewe), Martha Mansfield (Millicent Carewe), Charles Lane (Dr. Lanyon), Cecil Clovelly (Edward Enfield), Nita Naldi (Miss Gina), Louis Wolheim (propietario del music hall), J. Malcolm Dunn (John Utterson), George Stevens (Poole, mayordomo de Jekyll), Alma Aiken, Ferdinand Gottschalk, Julia Hurley, Jack McHugh, Georgie Drew Mendum, Blanche Ring, May Robson, Edgard Varèse… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1920. Duración y datos técnicos: 82/79/73/69/67 min. B/N 1.33:1.
Después de un sinfín de adaptaciones mudas, algunas paródicas, muchas de ellas perdidas, entre las cuales figura la célebre Horror, o el extraño caso del doctor Jekyll (Der Januskopf, 1920), obra de Friedrich Wilhelm Murnau, ese mismo año se realizó otra versión en Estados Unidos de la aclamada novela de Robert Louis Stevenson con El hombre y la bestia (Dr. Jekyll and Mr. Hyde), de John Stuart Robertson (1878-1964). El realizador nació en London (Ontario, Canadá), arrancó su carrera cinematográfica en 1915 con la Vitagraph y rodó cincuenta y siete largometrajes en totalidad, acabando en 1935, cuando la ascensión del cine sonoro, como a tantos otros, lo fue dejando de lado. Su film más aclamado es el presente, y también podríamos citar, entre los estrenados en España, Tess en el país de las tempestades (Tess of the Storm Country, 1922), El cadete más valiente (Classmates, 1924) o El caballero pirata (The Road to Romance, 1927), y ya en la época del sonoro se hizo cargo de The Phantom of Paris (1931), adaptación de la novela Chéri-Bibi de Gaston Leroux.
En esa ocasión fue John Barrymore quien corrió con el rol primordial. En aquel entonces, el actor era un galán, y como tal fue retratado en el personaje del galeno; para potenciar el contraste, cuando se convertía en Hyde se trataba de un ser deforme, de cabeza picuda, cabellos greñudos, dedos interminables y largas uñas corroídas. Se trataba de una adaptación sin acreditar de la obra teatral de 1887, escrita por Thomas Russell Sullivan, y protagonizada en aquel entonces por el famoso Richard Mansfield, donde el doctor Jekyll era presentado como un hombre atractivo, sí, pero también como un cínico que se hallaba situado en lo más alto de la escala social de la época, y que aplacaba su conciencia con la labor que desempeñaba en ocasiones con los pacientes pobres.
El señor Carew, padre de la muchacha a la cual Jekyll está cortejando, le plantea que en el ser humano se alberga tanto el Bien como el Mal, y decide hacerle conocer la tentación («La única forma de vencerla es cayendo en ella», refiere el hombre, parafraseando a Oscar Wilde[1]), llevándole a un local de baja estofa, donde conocerá a la señorita Gina, una bailarina que despertará los apetitos más bajos del doctor. La liberación de Mr. Hyde, por tanto, no derivaría tanto de la droga como de la lujuria que se despierta en el doctor al conocer algo que hasta entonces tenía vedado, tanto en el aspecto social como en el moral. Sucumbe con facilidad, pues, a la tentación de convertirse, literalmente, en “otro”, aunque sea él mismo, con el fin de no asumir los remordimientos de transgredir las normas establecidas, como él mismo confesará.
Esta dualidad quedará muy bien representada de forma figurada por medio de la escena en la cual Jekyll, en la cama, sufre la alucinación de cómo, por el cuarto, repta una gigantesca araña translúcida con el rostro de Hyde, y que, tras encaramarse al lecho, se arrastrará sobre él para acabar por fusionarse con el doctor, en una clara alegoría de la doble moral del personaje. La película, por tanto, plantea esas tesituras emocionales con bastante habilidad, suponiendo un precedente a la aún mejor El hombre y el monstruo (Dr. Jekyll and Mr. Hyde, 1931), de Rouben Mamoulian, que explora más a fondo las implicaciones éticas de la trama.
Anécdotas
- Título en España, en alguna edición en vídeo: Dr. Jekyll y Mr. Hyde.
- Título en México: El doctor y el monstruo.
- El papel de Millicent fue ofrecido inicialmente a Tallullah Bankhead.
- George Stevens, el actor que interpreta a Poole, el mayordomo de Jekyll, no es el famoso director de cine.
- Actualmente la película está de dominio público, aunque existen diversas ediciones en DVD y/o BD que le aplican una partitura musical, o en ocasiones tintados, para registrarlos con copyright.
- En 2018 se rodó The Passion of Jekyll & Hyde, de H. Paul Moon, una filmación de una representación musical, con composición de Daron Hagen e imágenes de la película, mezcladas con tomas del concierto.
- Estrenada en Estados Unidos el 18 de marzo de 1920, en Nueva York, y el 12 de abril en Los Ángeles. En España se estrenó el 9 de enero de 1923, en Bilbao, y el 26 de febrero de 1925, en Madrid, en el Cinema X.
Bibliografía
El extraño caso del Dr. Jekyll y Mr. Hyde; por Robert Louis Stevenson; edición, estudio inicial y traducción de Carmen García Trevijano. Madrid: Cátedra, 2011. Colección: Base; nº 34. T.O.: Strange Case of Dr. Jekyll and Mr. Hyde (1886).
Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)
CALIFICACIÓN: ****
- bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra
[1] Frase proveniente de El retrato de Dorian Gray (The Picture of Dorian Gray and Other Works, 1891).