El trono del califa es usurpado, y este resulta muerto, así como la princesa, pero antes ella logra hacer huir al hijo de ambos, un bebé, en una alfombra mágica, que le conducirá a casa de su tío, donde él es criado sin conocimiento de sus orígenes. Años después, el nuevo califa tiene oprimido al pueblo. Ramoth, el heredero desconocedor de su trono, y que ahora trabaja de boticario con quien cree es su padre, se rebelará contra la tiranía del califa y se convertirá en El Halcón Escarlata, un héroe que luchará con su ejército contra las huestes del malvado usurpador.

Dirección: Lew Landers. Producción: Sam Katzman Productions para Columbia Pictures. Productor: Sam Katzman. Guion: David Mathews. Fotografía: Ellis W. Carter. Música: Arthur Morton, sin acreditar, más música de stock de George Antheil, Mischa Bakaleinikoff, George Duning, Ben Oakland, Gregory Stone, Clifford Vaughan, con dirección musical de M. Bakaleinikoff. Montaje: Edwin H. Bryant. Dirección artística: Paul Palmentola. FX: Jack Erickson (efectos especiales). Intérpretes: Lucille Ball (princesa Narah), John Agar (Abdullah al Husan / Dr. Ramoth / El Halcón Escarlata), Patricia Medina (Lida), George Tobias (Razi), Raymond Burr (Boreg), Gregory Gaye (califa Ali), Rick Vallin (Abdul), Jo Gilbert (Maras), William Fawcett (Ahkmid), Eileen Howe (Vernah), Rodolfo Hoyos Jr. (sargento), Doretta Johnson (reina Yashima), Leonard Penn (padre de Ramoth, el califa), Perry Sheehan (Copah), Winona Smith (Ziela), Linda Williams (Estar), Minka Zorka (Nedda), Gary Klein, Edward Colmans, Jimmy Dime, Terry Frost, John George, Aram Katcher, Suzanne Ridgway… Nacionalidad y año: Estados Unidos 1951. Duración y datos técnicos: 83 min. – Supercinecolor – 1.37:1 – 35 mm.

 

La alfombra mágica (The Magic Carpet, 1951) es una típica película de aventuras de la época, sin las más mínimas ínfulas, desde luego, realizada para entretener a un público que solo buscaba pasar el rato, con escenas de luchas para contentar a la chiquillería, muchas bellezas de harén con escasas vestimentas para alegrar la vista a los espectadores masculinos, y una historia de amor para satisfacer al público femenino. Así de simples eran los planteamientos de estas cintas, y así de efectivos.

El bosquejo argumental es el clásico del presente estilo de cintas: un usurpador elimina al califa y ocupa su lugar, expoliando al pueblo a base de impuestos. Un justiciero se erigirá en defensor de los oprimidos para luchar contra el malvado; además, es el legítimo heredero, pero no será consciente de ello al principio para que no se crea que le mueven motivos egoístas, sino la honradez de luchar por los que menos tienen. Pocas lecturas se pueden extraer de estos esbozos, ambientados en una época remota y, además, fantástica, por lo cual la censura no planteaba ningún reparo a estas producciones que mostraban a malvados dictadores y el pueblo alzándose en armas contra ellos.

Dentro de determinadas lecturas, al menos una feminista se puede extraer del film. El personaje de Patricia Medina es la hermana del segundo de El Halcón Escarlata, y pretende unirse a las tropas rebeldes para ayudar. Ramoth, el Halcón, se la toma a guasa, y solicita a su hermano que la devuelva a casa, le busque un marido y se quede en la cocina. Muy posiblemente, en la irreal época en que transcurre la película, los hombres puede que pensaran así; sin lugar a dudas, así seguían pensando cuando se rodó. La chica, con todo, hace oídos sordos y se une en batalla, y en la primera incursión cae del caballo, es atacada por un soldado y el intrépido Halcón Escarlata la ha de rescatar. Sin embargo, hay que reconocer que, a lo largo de la cinta, la mujer será resolutiva, planteará planes audaces y efectivos y, en definitiva, será una pieza clave para solventarlo todo.

El «guion original», que así es descrito en los créditos, es obra de David Mathews, quien solo escribiría para siete películas y un documental, siendo esta su última obra. Muy original, en todo caso, no es. Es evidente que toma prestadas muchas ideas, no solo del clásico literario Las mil y una noches, sino también de las películas derivadas de él, tanto fieles como infieles, creando un pastiche sencillo y efectivo. Personalmente, me agrada sobremanera la inclusión del Halcón Escarlata, una especie de héroe enmascarado (pero sin máscara) que podría ser algo así como un Zorro de las mil y una noches.

Decepcionantes suelen ser las películas que, metidas en estos ambientes, carecen luego de elementos fantásticos. Aquí contamos con la susodicha alfombra voladora, único elemento en este sentido, aunque es más aprovechada de lo que cabía temer en un principio. Por lo demás, dispone de un reparto bastante peculiar. Encabeza el reparto Lucille Ball, que interpreta a la hermana del califa usurpador, es decir, está en el grupo de los malos; su papel fue un castigo por parte de Harry Cohn, dueño de la Columbia, por su permanente exigencia de trabajar en mejores cintas. También tenemos a John Agar, próximo a convertirse en estrella del cine de ciencia ficción de serie B de la época; aquí interpreta a un entusiasta y vitalista héroe, que sonríe felizmente mientras combate y mata a sus enemigos. Y destaquemos al excelente Raymond Burr, eterno secundario malvado en cine de aventuras y policial hasta que logró la suerte de ser descubierto por la televisión, gracias primero a Perry Mason y luego a Ironside.

Como director aparece Lew Landers (1901-1962), uno de los más prolíficos realizadores de Hollywood, responsable de 135 películas, tanto con este nombre como con el de nacimiento, Louis Friedlander, y que trabajaría entre 1934 y 1963. Su obra más reconocida, sin duda, es la estupenda El cuervo (The Raven, 1935), con Boris Karloff y Bela Lugosi, y después dirigiría sobre todo wésterns y filmes de aventuras, amén de policiales. Aquí aplica su oficio para dispensar una película sencilla y, sobre todo, muy entretenida, vigorosa y divertida (aunque no cabe calificarla como comedia, pese a su ligereza) y engrandecida por una fotografía en color esplendorosa. Nada más, pero a veces es suficiente.

 

Anécdotas

  • El sistema de color con el que se rodó tenía el rimbombante nombre de Supercinecolor.
  • Leonard Penn, quien interpreta al califa originario, después fue un hábil director televisivo, que por ejemplo se hizo cargo de algunos buenos episodios de la serie clásica de Star Trek, y también es padre del actor Sean Penn.
  • Lucille Ball estaba embarazada durante el rodaje.
  • Lew Landers después dirigiría Aladdin and his Lamp (1952), donde igualmente aparecía Patricia Medina.
  • Estrenada en Estados Unidos el 18 de octubre de 1951, en Los Ángeles. En España se estrenó el 31 de mayo de 1954, en Madrid en el cine Rex, y el 4 de junio, en Barcelona en el Galería Condal cinema.

Carlos Díaz Maroto (Madrid. España)

 

CALIFICACIÓN: **½

  • bodrio * mediocre ** interesante *** buena **** muy buena ***** obra maestra